En la acción “Arteria”, Máximo Corvalán-Pincheira derramó su propia sangre en una serie de canaletas. “Durante la performance hubo diversas reacciones, de muchas personas que viven en el lugar, algunos se mostraron asombrados e incluso algunos hicieron la relación entre la sangre y Kissinger cuando se les decía que el artista es de nacionalidad chilena”, contó el artista.
Una singular acción de arte, en el marco de la conmemoración de los 50 años del derrocamiento del gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende, tuvo lugar en septiembre pasado en Nueva York.
Se trató de una performance realizada frente al domicilio del ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, por el artista Máximo Corvalán-Pincheira.
En septiembre de 1973, el domingo después del golpe de Estado liderado por el general Augusto Pinochet, Kissinger, en ese momento asesor en seguridad nacional, comentó el tema con el entonces presidente Ricardo Nixon.
“Lo de Chile se está consolidando”, le informó Kissinger, desestimando las críticas de algunos medios al derrocamiento de un gobierno democráticamente electo en ese país. “En la época de Eisenhower seríamos héroes”, comentó, según un artículo de la BBC
“Nuestra mano no se nota en este caso sin embargo”, observó Nixon. “Nosotros no lo hicimos. Es decir, los ayudamos”, estableció Kissinger, según documentos desclasificados.
Kissinger, que cumplió 100 años este año, recibió el Premio Nobel de La Paz en diciembre de 1973 por ayudar a negociar el fin de la guerra de Vietnam. Sin embargo, en América Latina apoyó la dictadura de Jorge Rafael Videla en Argentina (1976-1983) y también bombardeos contra Cuba, entre otras intervenciones.
Corvalán Pincheira (Santiago de Chile, 1973) es licenciado en Artes Universidad Arcis 2000, y Master en Artes Visuales Universidad de Chile 2002.
Su familia sale al exilio en 1973, residiendo temporalmente en Bogotá, Berlín y La Habana, para radicarse finalmente en México D.F. hasta 1990, fecha del retorno definitivo a Chile.
A lo largo de su carrera, ha explorado constantemente la relación entre violencia de Estado, memoria, fractura del sistema político, resiliencia como persistencia y crisis medioambiental.
Ha participado en diversas bienales, tales como Saco, Antofagasta; Bienal SUR, Lima-Santiago; Bienal del Sur, Caracas; SIART, La Paz; La Habana; Bienal de Arte Joven MNBA, Santiago; Shanghai; entre otras.
Además ha realizado exposiciones individuales en MAC, Santiago, Chile; Centro Cultural La Moneda, Santiago, Chile; Göteborgs Konstmuseum, Suecia; Project Room Hjärne, Helsingborg, Suecia; Galería Artespacio, Santiago, Chile; Centro Cultural Matta, Embajada de Chile en Argentina; Centro Nacional de Arte Contemporáneo, Santiago, Chile; Espai 10, Barcelona, España; Proyectos Impala, Ciudad Juárez, México; Centex, Valparaíso, Chile, entre otras.
Este año participó con una obra en el Centro Cultural La Moneda, “Hacer agua”, una instalación site-specific que reflexiona sobre la memoria traumática, la justicia irresuelta y el flujo del tiempo.
El artista cuenta que la idea de la acción frente al domicilio de Kissinger se comenzó a gestar a partir de la invitación realizada por Hawapi, una organización independiente de artes peruana que tiene encuentros anuales para artistas y otros investigadores en territorios acosados por luchas ecosociales y políticas.
Desde la creación de Hawapi hace más de 10 años, estos sitios han incluido un glaciar tropical desaparecido en los Andes, una comunidad informal de extracción de oro en la Amazonía, un asentamiento de reincorporación para excombatientes de las FARC en el norte de Colombia y el triángulo en disputa entre Chile y Perú, entre otros.
En esta ocasión, la invitación era a pensar en una obra que se desarrolle en Nueva York, quedando expuesto el resultado en la Galería PS122 de la misma ciudad.
“Resultaba difícil para mí, en este momento, a 50 años del golpe militar, no aprovechar la instancia para recordar la participación de Estados Unidos y la participación directa de Kissenger y Nixon, pero también la cadena de solidaridad que hubo en apoyo a las personas que salimos exiliados”, en su caso en Colombia, Alemania, Cuba y México.
Estudiante de Medicina de 28 años, Ricardo Pincheira Núñez está desaparecido.
Por otra parte, a través de su historia personal -hijo de Ricardo Pincheira Núñez, asesor presidencial que defiende el Palacio de la Moneda junto al presidente Salvador Allende, lugar desde donde es detenido y desaparecido-, comenzó a darle forma a un performance que llamó “Arteria”, para generar un diálogo profundo sobre acontecimientos políticos que cruzan la historia de Chile y Estados Unidos.
La obra pretendió conmemorar el pasado, como también abrir un espacio de reflexión para las generaciones futuras. “Esta acción, se realizó frente a la casa de Henry Kissinger con mi sangre, intentando que no se derrame ‘esa vez’ mi sangre”.
En ese sentido, “Arteria” fue un ejercicio colectivo que buscó, por un lado, relevar el apoyo internacional (político y cultural) que surgió como respuesta a la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet y, por otro, establecer conexiones con los problemas y desafíos contemporáneos explorando nuevas formas de solidaridad.
Curado por GALERÍA METROPOLITANA, en colaboración con PROYECTOS RAÚL ZAMUDIO, este proyecto fue auspiciado PAOCC 2022. Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
La acción se realizó el día 17 septiembre a las 14:00 horas y duró alrededor de 37 minutos.
“Durante la performance hubo diversas reacciones, de muchas personas que viven en el lugar, algunos se mostraron asombrados e incluso algunos hicieron la relación entre la sangre y Kissinger cuando se les decía que el artista es de nacionalidad chilena”, contó el artista.
Agrega que solo dos de ellos llamaron a la policía, que no pudo llegar porque a esa hora se encontraban todas esas cuadras cortadas por un evento por la crisis climática.
“De esta forma pudimos terminar la performance y luego confundirnos entre las personas que llegaban a la otra manifestación”.
Específicamente, “Arteria” se inició en la puerta de la galería PS122 en Nueva York, donde el artista se realizó un corte en la mano, para extraer su sangre, asesorado por un médico para no correr ningún riesgo.
“Luego nos trasladamos con mi sangre refrigerada, junto a un grupo de 11 personas, todos artistas latinoamericanos, cada uno con una canaleta, hacia la zona de Riverhouse Realty, en la calle 52, frente a la vivienda de Henry Kissinger”.
En el lugar, el artista depositó su sangre “en la primera canaleta, para que cada participante la vierta desde una a otra, consecutivamente, intentando no derramar la sangre del artista. Esta secuencia se repite por el medio de la calle de una esquina a otra. Este video quedo exhibiéndose en la galería junto a las canaletas y el frasco con el que se transportó la sangre”.
Al ser consultado sobre cuál fue el objetivo de la acción de arte, el artista explicó que se trató de un ejercicio colectivo que buscó, por un lado, relevar el apoyo internacional (político y cultural) que surgió como respuesta a la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet y, por otro, establecer conexiones con los problemas y desafíos contemporáneos explorando nuevas formas de solidaridad.
Fue una performance de arte contemporáneo que buscó, a través de la historia personal del artista, “generar un diálogo más profundo sobre los acontecimientos que nos separan y nos unen”.
“No solo se enfoca en la relación con la memoria, sino que también nos plantea cómo deseamos seguir conectándonos. Esta obra no solo visibiliza la responsabilidad de agentes norteamericanos en la dictadura militar en el pasado, sino que también abre un espacio para reflexionar sobre cómo la historia sigue influyendo en las generaciones futuras”, concluye.
