CULTURA
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José Rodríguez Elizondo lanza libro sobre Vietnam, Israel y Trump
Será presentado este jueves en Las Condes. A su juicio, el presidente estadounidense está interviniendo activa o decisivamente en las guerras vigentes, mezclando intereses nacionales y personales.
Un libro que recoge sus experiencias en la guerra de Vietnam y su estadía como embajador de Chile en Israel, así como su reflexión sobre el mandato del presidente estadounidense Donald Trump, ha publicado el periodista, escritor y académico José Rodríguez Elizondo, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2021.
Se trata de “Vietnam, Israel y Trump” (Editorial Catalonia), que será presentado este jueves, a las 18:45 horas, en el Instituto Cultural de Las Condes (Nuestra Señora del Rosario 30), con inscripción previa.
El libro “nace de la memoria viva y, por añadidura, del peligro de olvidar lo que más importa. Como testigo presencial de la guerra de Vietnam y diplomático en Israel, veo con asombro cómo los líderes de las potencias mayores han normalizado la disuasión nuclear, ante la indolencia de los dirigentes de la periferia”, explica.
Desde la “pelea chica”, “estos actúan como si una tercera guerra mundial fuera imposible o, en el peor de los casos, como si no pudiera afectarnos. Por eso decidí recuperar mis experiencias en Vietnam y en Israel, con su proyección en el enjambre de guerras en desarrollo. El Papa León XIV me dio un impulso adicional cuando definió el cuadro como una ‘tercera guerra mundial por partes'”.

Rodríguez Elizondo con gobernante Pam Van Dong, comisionados y autoridades de Vietnam. 1967. Gentileza del autor.
Las guerras de Trump
En los años, en plena Guerra Fría, Rodríguez Elizondo estuvo dos veces en Vietnam, bajo las bombas. Luego, al filo del milenio, vivió en Israel cuando se definía el futuro de los Acuerdos de Oslo, que significaban una opción de paz para una guerra “interminable”.
En cuanto a Donald Trump, a su juicio está interviniendo activa o decisivamente en las guerras vigentes, mezclando intereses nacionales y personales.
“Dado el peso de los Estados Unidos, sus políticas ya desestabilizaron el precario orden jurídico internacional y las democracias supérstites están a medio morir saltando. Lo más notable es que, sobre esas bases, Trump aspira al Premio Nobel de la Paz”.

Milicianas de Vinh. Gentileza del autor.
Vietnam
Retrospectivamente, ¿qué es lo que más destacaría de su experiencia en Vietnam?
“A casi medio siglo veo esa guerra como el equivalente moderno de la mítica Guerra de Troya”, responde.
“La diferencia, enorme, es que en esta versión ganaron los troyanos. La minipotencia vietnamita derrotó a la superpotencia norteamericana en lo político, geopolítico, militar y diplomático. Las lecciones de tipo permanente que eso dejó ya se han olvidado… o no quieren recordarse, lamenta.

Con Arafat en Ramallah. Erekat al centro. Gentileza del autor.
¿Cuáles serían esas lecciones?
“Entre otras, el peligro del ideologismo, que bloquea la lucidez y las políticas de Estado en los niveles estratégicos. En los Estados Unidos impidió asumir que, por circunstancias históricas y geopolíticas, Vietnam no era una dependencia del ‘bloque chino-soviético’… cuya existencia era otro ideologismo”.
Como contrapartida, en función del “realismo heroico”, estuvo el liderazgo docente de Ho Chi Minh.
“Nada que ver con Mao Zedong ni con (Nikita) Jruschov, como pretendían los ideólogos integristas de los Estados Unidos. De aquello emanaba la realidad negada de un comunismo independiente y una lección global: la necesidad de coordinar el liderazgo nacional con el ethos diplomático, el ethos militar y las políticas de Estado, para enfrentar cualquier amenaza estratégica”.

Con Simon Peres. Gentileza del autor.
Israel
Para él la cuestión es cómo aplicaría eso en el caso de Israel.
“Ho Chi Minh pudo asumir un alto nivel de sufrimiento en su país, por objetivos y circunstancias terrenales: la reunificación con independencia de Vietnam. Pero, en Israel, el meollo del conflicto es más georreligioso que geopolítico. Es decir, es más intratable”, reflexiona.
“Para los fundamentalistas, que son muchos, depende de si Yahvé fijó para siempre los límites de su pueblo elegido o de si Alá delegó en Mahoma la tarea de expulsar a los judíos de Palestina y a los infieles del mundo islámico. Por eso fue decisivo el debate entre Shimon Peres y Benjamin Netanyahu sobre los Acuerdos de Oslo de 1993, que debían culminar con la creación laica de un Estado palestino”, dice.
“Era la razón humana para instalar la seguridad de la paz en la tierra sagrada y yo llegué justo en ese momento. Tuve acceso a Peres y a Yasser Arafat y por eso hoy puedo entender que los designios de los dioses son inescrutables. Ambos fueron derrotados por el negacionismo armado de Netanyahu y por la fuerza espiritual de los religiosos y colonos. Un cuarto de siglo después, la lección amarga de esa coyuntura es la horrenda guerra de Gaza”.
A la luz de su experiencia como embajador en Israel, ¿cuáles son sus expectativas sobre el conflicto palestino-israelí?
“Como agnóstico de baja intensidad alguna confianza tengo en que los dioses hagan su propia paz en los cielos y dispongan una realidad humanista en la tierra. Si no pueden, habrá que volver al ‘espíritu de Oslo'”, comenta.
“En primer lugar esto exige el relevo de Netanyahu, quien está dejando a Israel más aislado y más débil que nunca. Además, exige la intervención de un poder pacificador internacional que actúe sin sesgos comerciales ni pretensión hegemonista. Y al que le venga el sayo que se lo ponga”.
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