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El rol actual de los museos: espacios de reflexión y conversación CULTURA|OPINIÓN

El rol actual de los museos: espacios de reflexión y conversación

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Valeria Vera Galleguillos
Por : Valeria Vera Galleguillos Es Licenciada en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile y Diplomada en Estética y Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Está a cargo de la Dirección de Educación del MIM.
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Incluso hay quienes, por ahí, han llegado a recetar una visita al museo para bajar el nivel de estrés y esto porque seducen con sus propuestas, objetos, mediadores o estrategias que buscan trasladar a otras épocas, a entender la electricidad, a maravillar con la astronomía, a extasiar con una obra de arte, a empatizar con la historia de otros seres humanos o a entender que compartimos este mundo con millones de otros seres vivos, pero sobre todo a conectar con aquello que hace sentido, aquello que es íntimo y social a la vez.


El 18 de mayo se celebra el Día Internacional de los Museos (DIM) una conmemoración que surge en 1977 impulsada por el Consejo Internacional de Museos ICOM. Esta efeméride busca volver a mirar a estos espacios y reflexionar sobre ellos, su rol en la sociedad y sus posibilidades, para seguir desprendiéndose de ese estigma de que son inertes e inocuos. Los museos hoy no hablan desde arriba y mirando hacia abajo, no son espacios donde solo se expone la historia de un país o se da cuenta del arte de una época, son en realidad plataformas que tienden a la horizontalidad y desde donde también se invita a pensar, repensar, conversar y también activar.

Cada año en esta fecha miles de museos en el mundo se unen en una celebración que los hace ser protagonistas, buscando ser vistos y conocidos, así como concientizar sobre la relevancia que tienen para el intercambio cultural y el desafío que tienen de no solo atraer a sus visitantes con programaciones interesantes y únicas, sino de propiciar ser visibilizados como espacios de encuentro, de pertenencia, de inclusión y de diversidad. Ser parte del territorio, pero también ser parte de todos los territorios.

Hoy los museos están buscando ser sustentables y ser considerados como lugares que fomentan el buen vivir, que apunten a mejorar la calidad de vida de las personas, por su maravillosa propensión a generar conversación, debate y reflexión, en los grandes y pequeños temas (que también son grandes) que preocupan a las personas y haciendo énfasis en aquellos que quizás no son notados.

Incluso hay quienes, por ahí, han llegado a recetar una visita al museo para bajar el nivel de estrés y esto porque seducen con sus propuestas, objetos, mediadores o estrategias que buscan trasladar a otras épocas, a entender la electricidad, a maravillar con la astronomía, a extasiar con una obra de arte, a empatizar con la historia de otros seres humanos o a entender que compartimos este mundo con millones de otros seres vivos, pero sobre todo a conectar con aquello que hace sentido, aquello que es íntimo y social a la vez.

¿Dónde más puede suceder eso si no es en un museo? Si bien existen otros excelentes lugares de encuentro, como recitales, plazas, o incluso malls, es en los museos donde ese estar juntos y juntas tiene un sentido educativo, social y reflexivo. Es decir, son espacios donde no solo importan las respuestas, sino que son claves las preguntas, pues eso quiere decir que algo se activó, que algo se despertó internamente y permiten poner la mirada en los temas urgentes, como la crisis climática, la presencia de la inteligencia artificial en nuestras vidas o el control de la información a través de las redes sociales.

Todo esto a la luz de la actualizada definición de museos (Praga 2022) la cual trasunta a estos espacios no solo en lugares de goce y aprendizaje, sino que esencialmente inclusivos, integradores, reflejo de sus contextos y sociedades, críticos y de coconstrucción de nuevos conocimientos; y que de manera muy especial se alzan como espacios para compartir.

En este marco los museos han ido renovándose, actualizando sus miradas y entendiendo necesidades que deben suplir. Una de ellas nos habla sobre su rol educativo y social. No ajeno a ello, el Museo Interactivo Mirador ha iniciado desde mediados del año pasado una transformación que lo pone en otra dimensión: la del museo también como escuela. En septiembre de 2022 surge la Escuela de Mediación MIM, la cual se propone formar en el oficio de mediación, a profesionales de distintas especialidades del mundo del arte, pedagogía o ciencia, en estrategias de mediación entre el público y los módulos interactivos; y a la vez enriquecer la experiencia de estudiantes y familias, incorporando este conocimiento y práctica a sus proyectos profesionales, devolviendo de esta forma a la comunidad, el acervo acumulado.

Durante un año estos jóvenes se preparan y generan aprendizaje guiado desde el trabajo con públicos, enfrentando distintos requerimientos, comprendiendo comportamientos y siendo el puente de las diversas comunidades de visitantes con la ciencia, el arte, la tecnología y la naturaleza visibilizados en sus colecciones.

Este trabajo es bastante arduo y no es posible hacerlo desde una receta, es imperioso que sea desde la práctica, en la exposición a los públicos y a partir de esa experiencia generar reflexión y conocimiento. Y esto porque la mediación es entendida en el MIM como aquella instancia que permite conectar, focalizar, y fomentar la curiosidad y el pensamiento crítico, desde la intervención humana.

La instauración de esta escuela-taller ha implicado también un nuevo modelo de relación con las y los visitantes, donde una de las herramientas claves es la conversación entre el museo (representado por el mediador o mediadora) y el visitante, que permita el intercambio de conocimientos a la vez que la coconstrucción del mismo. La conversación es la actividad humana por naturaleza, sin necesidad de contar con conocimientos o experiencias previas se puede invitar a la imaginación e incentivar a la curiosidad mediante preguntas gatillantes desde la experimentación, que construyen el diálogo diverso y la participación desde el escenario museo.

Desde esa óptica, el museo no solo es un agente de traspaso del conocimiento, sino que también en un generador de contenidos y estrategias, en torno a la mediación con los públicos, para así seguir impactando en una sociedad que cambia día a día, donde los museos se adaptan, pero no pierden su esencia, la de ser un faro que ilumina y señala un camino que permite encontrarnos con las preguntas y desafíos actuales de la humanidad, del medioambiente y de nuestra vida en común.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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