No hubo variaciones en los últimos lugares, y a la Primera B bajaron Ñublense, Cobreloa y Barnechea. Para la liguilla que da cupo para la Copa Sudamericana, la sorpresa la dio San Marcos y la decepción corrió por cuenta de Unión Española.
En Chillán se vivió el infierno: ganando uno y perdiendo el otro, Ñublense y Cobreloa se fueron al descenso, mientras se salvaban Antofagasta y San Marcos. El día anterior, Cobresal ya se había coronado y terminó su actuación con un desabrido empate ante Unión, que no pudo acceder a la postemporada, mientras la UC “celebró” no ser segunda con una derrota ante Universidad de Concepción.
La última fecha no tuvo mayores sorpresas, aunque sí caras largas de muchos. Las peores fueron las de Cobreloa, que por un error administrativo ya había descendido por decreto y en Chillán ratificó su pésima campaña. En otras palabras, con o sin castigo, el equipo se fue a la Primera B, y aunque sus dirigentes había anunciado que apelarían a la sanción cualquiera fuese el resultado en el Nelson Oyarzún, ahora la lógica indica que deberán tragarse sus palabras. Y con hiel.
El equipo de un iracundo y descontrolado Marco Antonio Figueroa, quien sumó un nuevo fracaso en su currículo, perdió 3-2 y se despidió por primera vez en su historia de los pastos reservados a los “grandes”.
La única “sorpresa”, aunque pequeña, fue el descenso del mismo Ñublense, “perjudicado” especialmente por el empate de Antofagasta ante O’Higgins. A los locales no sólo les era imperioso vencer a los naranjas, sino que dependían de otros resultados.
Pero puesto en la balanza, este equipo chillanejo estaba un escalón más atrás de los que se salvaron: Antofagasta, Audax, San Marcos, Iquique y Unión La Calera, que se despidió ganándole a la “U”, que en esta pasada lamentó mucho más de lo que festejó.
Un par de frases para los caleranos: con poco, deambularon entre la angustia y los abrazos, con triunfos notables (la goleada en el Monumental) y resultados impensados (empates como locales ante Cobreloa y Audax, derrota contundente ante San Marcos). Esto los llevó
sucesivamente a mirar arriba y abajo, y tuvieron las dos opciones: probarse la corona o volver “a los potreros” (que de potreros les queda más bien nada).
Ya que estamos en la zona, lo otro que se definió en esta jornada final fue el ascenso de San Luis, que ratificó su buena campaña para llegar de nuevo a Primera. Será el decimosexto equipo en el próximo torneo, que se iniciará después de la Copa América.
Tiempo suficiente para que varios equipos mascullen las razones de sus fracasos e intenten hacer los ajustes necesarios para llegar más alto en el Apertura 2015-2016.
Aparte de lo ya reseñado para Universidad de Chile, que también se subió al vaivén de la irregularidad, en el mismo saco hay varios. Partiendo por Colo Colo y Universidad Católica. Los albos pintaban para campeones y en un abrir y cerrar de ojos se vieron mirando desde atrás cómo definían el título la UC y Cobresal.
Para los cruzados, la tarea parece más titánica, pues hastiados de ser acusados de irregulares y desequilibrados, se despidieron con una nueva derrota (¿para “zafar” del ominoso segundo lugar de la tabla?), con lo que volvieron a mostrar los mismos pecados que lo llevaron a fracasar de nuevo.
Por de pronto, en el horizonte aparece al menos un premio de consuelo para los que quedan en competencia: el último cupo para la Copa Sudamericana.
Universidad Católica, Unión La Calera, San Marcos y O’Higgins lucharán por obtener el cupo, y ya están definidas las parejas por el lugar en la tabla de posiciones del Clausura: la UC (cuarta) deberá jugar contra O’Higgins (noveno), mientras La Calera (quinto) enfrentará a los ariqueños (octavos). Los primeros definirán la primera llave como locales.
Los otros se irán de vacaciones con “tarea para la casa”, porque deberán mejorar, y mucho, para no pasar zozobras en los próximos campeonatos.
