El Ministerio de Relaciones Exteriores israelí valoró la actitud de la Cancillería de Chile, manifestando que acogen «con satisfacción» las disculpas presentadas, tras el «desaire» producido por la cancelación de la reunión donde el embajador de Israel en Chile, Gil Artzyeli, entregaría sus credenciales al Presidente Gabriel Boric. El encuentro en La Moneda finalmente fue reagendado para el 30 de septiembre.

La subsecretaria de Relaciones Exteriores, Ximena Fuentes, se comunicó con el director general del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, Alon Ushpiz, y según informaron desde esta cartera, la autoridad chilena «se disculpó por el hecho» y destacó, además, que los lazos con Israel «son importantes para Chile, y que están interesados en preservarlos».

Ushpiz le manifestó a Fuentes que su país «acoge con satisfacción el llamado de disculpas, ya que en efecto, se trata de un incidente grave, que podría haber causado un grave daño a las relaciones entre Israel y Chile».

Finalmente, el director general sostuvo que «aquellos que desean desempeñar un rol positivo en la promoción de la paz y el diálogo, como lo destacó Chile, no pueden promover simultáneamente un boicot contra Israel», haciendo referencia al comunicado emitido desde Cancillería, quienes indicaron tener «voluntad de contribuir a la construcción de un mundo en paz, entendido esto último no solo como uno sin conflictos, sino como aquel en que reine la equidad, la justicia y el respeto a los derechos humanos».

Desaire diplomático y acusaciones de antisemitismo

«La decisión de postergar la presentación de las cartas credenciales debe ser entendida en el marco de la sensibilidad política que generó la muerte de un adolescente palestino de 17 años, en el norte de Cisjordania, durante una operación del Ejército de Israel, ocurrida el mismo día de esa presentación», señalaron desde Cancillería a través de un comunicado.

Desde el Ejecutivo indicaron que «se trató de una medida de carácter excepcional» y reiteraron su «permanente disposición» a mantener «una relación «fraterna y constructiva con el Estado de Israel y su pueblo, basada en el respeto, el diálogo y la cooperación».

La respuesta de la Cancillería se produjo tras dos días de tensión entre ambos países y con la comunidad judía que vive en Chile luego de que el presidente chileno, Gabriel Boric, rechazara el jueves recibir en La Moneda al embajador de Israel, Gil Artzyeli.

La comunidad judía en Chile acusó incluso de «antisemita» al Presidente Boric. «Cuando el problema se tiene con el único Estado judío del mundo, el doble estándar se llama antisemitismo. Con estas acciones, no se aporta a la paz, muy por el contrario, se deja a los judíos de Chile enfrentados a un clima hostil, violento y amenazante», dijo el grupo en un comunicado colgado en sus redes sociales.

Por su parte, el mismo viernes, la comunidad palestina valoró a través de un comunicado en sus redes sociales, la decisión de Boric: “Mientras el mundo siga tratando a Israel y sus diplomáticos con normalidad, a la vez que cometen crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, violaciones a los Derechos Humanos en forma sistemática y someten a la población palestina a un régimen de Apartheid la situación de los palestinos no cambiará”.

«Un incidente no muy cómodo»

El embajador israelí fue recibido horas después de lo acordado por la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Ximena Fuentes, y explicó en declaraciones a los medios que desde Cancillería le pidieron disculpas por lo sucedido «repetidas veces».

«Para mí fue un incidente no muy cómodo esta mañana, pero siendo un israelí y un judío mi pueblo ha pasado por peores cosas en los últimos cuatro mil años y vamos a superar este incidente para el bien de Chile y el bien de Israel», subrayó Artzyeli.

El Ministerio de Exteriores israelí anunció este viernes que convocó para el domingo al embajador de Chile, Jorge Carvajal, para una «conversación de reprimenda» y que lo ocurrido es «desconcertante» y «no tiene precedentes en Chile».

Chile tiene una importante comunidad judía instalada desde hace décadas, pero también es el país con la mayor comunidad palestina fuera del mundo árabe, con más de 500.000 personas.