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Conflictos de interés y una relación quebrada: la trastienda de la fallida dupla de Medio Ambiente MERCADOS

Conflictos de interés y una relación quebrada: la trastienda de la fallida dupla de Medio Ambiente

Que no se entendían, que la ministra Marcela Cubillos no quería ruido en el gabinete, que se tomaron decisiones administrativas equivocadas. Una vorágine de versiones circularon los días previos y tras la salida del subsecretario Rodrigo Benítez de la cartera, especialmente sus vínculos con empresas que despiertan inquietud, por casos relacionados con el intenso lobby de compañías que manejan residuos peligrosos.


Profesor de la PUC, autor de papers, profesional de varios bufetes de peso en la escena nacional –como Jara del Favero y Becker & Mackenzie–, asesor de la ex ministra María Ignacia Benítez y abogado defensor de los intereses de Américo Vespucio Oriente (AVO). Rodrigo Benítez Ureta, este domingo renunció a la Subsecretaría del Medio Ambiente, cargo en el que estuvo solo tres meses y del cual salió de manera abrupta y en medio de una vorágine de versiones que dejan en al aire varias preguntas sobre su renuncia.

Se sabe que su relación con la ministra Marcela Cubillos, parte del círculo de hierro del hombre clave de La Moneda, Andrés Chadwick, se quebró: algunos hablan de mucho ego entre ambas figuras; otros, de una forma de conducción incompatible. Mientras Cubillos buscaba agenda que la mantuviera bien evaluada, como la de la eliminación de las bolsas plásticas, Benítez quería poner temas de fondo y participar activamente de ellos, como la reforma al Sistema de Evaluación Ambiental, diferencias que fueron tensionando la relación.

Los días previos a la salida del subsecretario, puntualmente el jueves 14, abundaron versiones sobre las álgidas peleas entre la titular de la cartera y Benítez, como también que hubo renuncias en dichas discusiones, las que no fueron aceptadas en ese momento.

Se podría decir que en Medio Ambiente imperaba una tensa calma. “El ministerio parece chico al lado de las carteras clave, pero de verdad que tiene un peso súper importante a nivel político y eso es algo que este conflicto evidenció”, apunta una fuente cercana al conflicto.

Los desencuentros entre Benítez y la ministra se hicieron evidentes a través de una seguidilla de episodios que terminaron por quebrar la relación. Cubillos tomó la decisión de despedir a varios funcionarios y fue el subsecretario el que tuvo que poner la cara.

Lo anterior, aunque la labor parece inherente al cargo, generó mayores problemas cuando removió de su puesto al jefe del Departamento de Personas del ministerio, Roberto Illanes, quien era de confianza de Benítez.  No solo eso, este último además fue mandatado a dejar cualquier conversación a un lado con la Asociación de Funcionarios del ministerio, lo que ayer, tras conocerse la noticia de su renuncia, dejó en evidencia –mediante un comunicado público– las fracturas internas que hay en Medio Ambiente.

“Manifestamos nuestra inquietud con la conducción que ha demostrado tener la ministra Marcela Cubillos que comenzó marcando distancia y generando tensión con lo/as trabajadores a través del despido arbitrario e ilegal de cerca del 10 % de los funcionario/as del Nivel Central, limitando el diálogo y cerrando unilateralmente espacios de conversación. A la vez, las renuncias de sus asesores de confianza y el subsecretario demuestran una falta de capacidad de trabajo en equipo y marca un liderazgo jerárquico que se aleja de los esfuerzos por democratizar el trabajo en la función pública”, reza el comunicado. La declaración tomó por sorpresa a Cubillos.

[cita tipo=»destaque»]Benítez tenía vínculos, como abogado, con empresas del rubro hasta antes de asumir la subsecretaría, un tema que ambientalmente despierta inquietud, por casos relacionados con el intenso lobby de compañías que manejan esos residuos peligrosos. El abogado, quien también se inhabilitó de casos relacionados con AVO, tenía el estigma de haber participado como lobbista de varias firmas en el pasado, además de la autopista, como la minera El Toqui. Trabajó académicamente como abogado y como asesor con Edesio Carrasco, de la misma profesión, quien ha representado a varias empresas del mundo privado en asuntos medioambientales.[/cita]

La declaración añade que la política de la ministra «parece disonante con las modificaciones destinadas a jibarizar la institucionalidad ambiental. En particular, esta situación queda de manifiesto en los cambios que se pretende realizar al SEIA y al SEA, pretendiendo eliminar las direcciones regionales y reducir la participación ciudadana, entre otros, en un momento histórico en que buscamos democratizar el país, a través de un proceso de efectiva descentralización, y donde la ciudadanía exige más y mejor participación ciudadana. Mientras tanto, la institucionalidad ambiental, con la conducción de Marcela Cubillos, va en el sentido opuesto”.

Uno de los conflictos entre Benítez y Cubillos vino precisamente por dicho frente, como se ha reconocido internamente en el ministerio, donde aseguran que los fallos judiciales que obligaron a la cartera a reintegrar a algunos funcionarios despedidos crisparon más los ánimos en su interior.

El estilo de Cubillos tampoco le gustó a Benítez. La Tercera PM evidenció que “el subsecretario días antes a presentar su renuncia se enteró que la ministra junto a su jefa de gabinete, Camila Chadwick, había elaborado el decreto de suplencia ante la posible partida. No obstante, desde el Ministerio de Medio Ambiente desmienten esto”.

Y tú, ¿de qué lado estás?

Cuando se oficializó la iniciativa gubernamental de cero bolsas plásticas, el Presidente Sebastián Piñera destacó lo bien que Cubillos ha realizado su gestión en Medio Ambiente. Una frase que refleja no solo la buena evaluación de la que goza la ministra en el Gobierno, sino que también el lugar privilegiado de la secretaria de Estado en el seno de Palacio, no únicamente por su cercanía con Chadwick, sino además con el propio Mandatario, con quien, y junto a su marido, el senador RN Andrés Allamand, pasó el fin de semana en Cerro Castillo.

Cubillos, sin mayor experiencia en el área, ha querido posicionar su figura, pero también blindarse, y esta habría sido una de las razones de fondo para «operarse» de su subsecretario, por sus conflictos de intereses que salpicarían su gestión y a su cartera.

Benítez trabajó en políticas sectoriales de medio ambiente y, con un perfil bastante técnico y conocimiento del aparato administrativo que soporta la estructura ambiental, había analizado –a través de publicaciones académicas– asuntos como los criterios para determinar la compatibilidad entre la potestad invalidatoria y los recursos administrativos y la naturaleza jurídica del Comité de Ministros. De allí la molestia por haberlo restado de la reforma al SEA.

Pero tras su salida se sacaron otros trapitos al sol, entre ellos, eventuales conflictos que habría tenido por un memo enviado por el propio Benítez a la ministra Cubillos, de inicios de abril, en el que trataba un asunto puntual: la tramitación del reglamento que regula el movimiento transfronterizo de residuos. Sin detallar las razones, al parecer evidentes –según lo escueto del oficio al que tuvo acceso El Mostrador–, el entonces subsecretario solicitaba su inhabilitación en la tramitación del mismo, lo que fue aceptado el 4 de abril por la ministra.

Benítez tenía fuertes vínculos con empresas del rubro hasta antes de asumir la subsecretaría, un tema que ambientalmente despierta inquietud, por casos relacionados al intenso lobby de compañías que manejan esos residuos peligrosos.

El abogado, quien también se inhabilitó de casos relacionados con AVO, tenía el estigma de haber participado como lobbista de varias firmas en el pasado, además de la autopista, como la minera El Toqui. Trabajó académicamente como abogado y como asesor con Edesio Carrasco, de la misma profesión, quien ha representado a varias empresas del mundo privado en asuntos medioambientales.

Carrasco, quien compartió labores en el bufete de Schultz y Carrasco, ha actuado como lobbista –según consta en varias audiencias a partir del año 2015– de la compañía de baterías peruana ETNA. La relevancia es que esta industria, de las baterías, está relacionada con el manejo de residuos de plomo, un tema que saca chispas en el país y que Chile reguló a través del Compromiso de Basilea, que prohíbe el movimiento transfronterizo de baterías de plomo, desarrollándose, además, un fuerte lobby para modificar el acuerdo.

Junto a Carrasco, Benítez escribió el artículo “Naturaleza jurídica y potestades del Comité de Ministros en conformidad a la Ley N° 19.300”, tema central en el debate de las reformas al SEIA, precisamente el asunto del que el abogado fue marginado.

El proyecto de reforma al SEIA plantea como eje clave el debate en torno a la permanencia del Comité de Ministros, proponiendo su eliminación, algo que no habría sido del gusto de Benítez. Asimismo, mientras el ahora ex subsecretario era partidario de firmar y liberar proyectos, la ministra era partidaria de estudiar las consecuencias de cada movimiento del ministerio. La tensión llegó a tal punto que testigos aseguran que hasta se quitaron el saludo.

Si bien la cercanía entre ambos no puede evidenciar un conflicto de intereses, inhabilitación mediante de Benítez, lo cierto es que las versiones de lado y lado sacaron a flote estos aspectos de su currículo.

Allegados a la ministra Cubillos afirmaron que esos cuestionamientos también pasaron la cuenta a Benítez y que esto habría sido preocupación constante de la ministra y esta le habría solicitado ciertas inhabilitaciones. Mientras que cercanos al ex subsecretario dicen que su rol en el mundo privado no lo restó antes de participar en instancias en otros gobiernos, incluso el de Michelle Bachelet, período en el cual fue parte de la Comisión Asesora Presidencial encargada de la revisión del Sistema de Evaluación Ambiental, y de allí su molestia por no ser incluido en el debate actual. Como sea, el que salió trasquilado fue Benítez.

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