Las provincias más afectadas han sido las de Albay y Catanduanes, unos 350 kilómetros al sureste de la capital Manila, donde decenas de carreteras están intransitables, pueblos enteros inundados y algunos puentes derrumbados, informaron los medios locales.
Al menos 18 personas están desaparecidas y 14.000 familias siguen aisladas en el este de Filipinas por las inundaciones y corrimientos de tierra que sufre desde principios de semana la región, en estado de emergencia.
Las provincias más afectadas han sido las de Albay y Catanduanes, unos 350 kilómetros al sureste de la capital Manila, donde decenas de carreteras están intransitables, pueblos enteros inundados y algunos puentes derrumbados, informaron los medios locales.
El gobernador de Catanduanes, Joseph Cua, solicitó ayuda a las Fuerzas Armadas, que enviarán a la zona un helicóptero y un buque de la Armada para llevar arroz a los miles de evacuados, hacinados en centros de refugio.
Al mismo tiempo en Albay, los equipos de rescate todavía buscan a los 18 pescadores que salieron a faenar hace tres días y que se encontraban en alta mar cuando la región de las Visayas, al sur de Luzón, fue sacudida por un terremoto de 6,9 grados de magnitud en la escala Richter.
El sismo no causó víctimas ni daños materiales directos, pero acentuó el impacto de las lluvias torrenciales que ya estaba sufriendo la zona, y las autoridades pusieron bajo estado de alerta máxima por riadas y aludes a toda la región de Bicol, propensa a estos fenómenos.
Desde el pasado lunes, la mayoría de colegios mantienen cerradas sus puertas, y algunos de ellos han sido habilitados como centros de refugio, mientras los servicios de emergencia prestan especial atención a las áreas montañosas y las colindantes al volcán Mayón.
Hace dos semanas, unas 30 personas murieron, 70.000 perdieron sus hogares y se registraron cuantiosos daños materiales tras una semana de lluvias torrenciales en varias provincias del sureste de Luzón.
