«Esta situación económica internacional adversa sobreviene cuando la tarea de eliminar la discriminación hacia las mujeres apenas da los primeros frutos», sostuvo la representante de una ONG colombiana.
La actual crisis financiera mundial es un nuevo fenómeno que se añade al conjunto de «brechas de género» y tendrá un «impacto diferenciado» en la mujer, pronosticó en Bogotá la Red Intergubernamental de los Mecanismos para el Adelanto de las Mujeres de la Región Andina (REMMA).
La coordinadora pro témpore de la REMMA, la ecuatoriana Ximena Abarca, subrayó que esta situación económica internacional adversa sobreviene cuando la tarea de eliminar la discriminación hacia las mujeres apenas da los primeros frutos.
Todavía persisten algunas «brechas de género», como las diferencias salariales, el acceso al empleo o la dedicación de las mujeres a las tareas del hogar en relación con los hombres, remarcó Abarca, que también ejerce como directora ejecutiva del Consejo Nacional de las Mujeres del Ecuador (CONAMU).
La funcionaria agregó que entre las brechas también figuran «la discriminación en los partidos políticos» y «la reciente visibilización de viejas patologías sociales», como el feminicidio.
A todo ello «se añaden nuevos fenómenos, como la migración y el impacto diferenciado en las mujeres de la recién inaugurada crisis financiera mundial», resaltó la coordinadora de la REMMA durante su intervención en un foro internacional de responsables de políticas nacionales para la población femenina.
Unas cien funcionarias de una docena de países de Iberoamérica asisten a esta conferencia, convocada por la REMMA y promovida por el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Abarca dijo que la participación de la mujer en el ámbito público ha sido fundamental «para la transformación de las estructuras económicas, políticas y sociales» en la región.
«Hemos avanzado respecto de políticas públicas tendentes a la erradicación de la violencia, la promoción y respeto de nuestros derechos, autonomía económica y reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado», prosiguió.
Sin embargo, reconoció que persisten «brechas de género» y también «desigualdades intra género», vinculadas a mujeres de minorías étnicas, campesinas, jóvenes o adultas mayores, sobre las que se debe trabajar.
EFE
