La no elección de Chicago como ciudad organizadora de las Olimpiadas de 2016, donde se impuso Río de Janeiro, representa la primera gran derrota en la arena internacional y un duro golpe en casa para el mandatario estadounidense. Obama, que intentó poner al buen tiempo buena cara, indicó que había transmitido personalmente sus felicitaciones a su colega brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
En un viaje relámpago, Obama acudió personalmente a la reunión del Comité Olímpico Internacional (COI) en Copenhague para defender su ciudad adoptiva, la primera vez en que un mandatario estadounidense se implica de esta manera en favor de una candidatura.
A su regreso a Washington, en declaraciones desde la Rosaleda de la Casa Blanca, Obama expresó sus felicitaciones a Río de Janeiro, cuyo triunfo consideró «un acontecimiento verdaderamente histórico» y una «señal de progreso», pues serán los primeros Juegos Olímpicos en Suramérica.
Un Obama que intentó poner al buen tiempo buena cara indicó que había transmitido personalmente sus felicitaciones a su colega brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, por teléfono desde el avión presidencial en el viaje de regreso a Washington.
Pero también expresó su pesar por la derrota de la candidatura de Chicago, que consideró que era «la más fuerte posible».
«No podría estar más orgulloso», subrayó, antes de insistir en que, pese a todo, está «contento» de haber defendido la opción de la ciudad estadounidense.
Chicago fue la primera ciudad eliminada en la votación del Comité Olímpico Internacional celebrada hoy en la capital danesa y en la que competían también Tokio y Madrid.
La eliminación en la primera ronda de votos supuso una fuerte sorpresa en la Casa Blanca, donde la reacción inmediata fue de un silencio atónito.
Los estrategas de la Casa Blanca habían calculado que la presencia de Obama en Copenhague podría tener el mismo efecto que la del primer ministro británico, Tony Blair, cuando el COI otorgó los Juegos de 2012 a Londres hace cuatro años.
Para Obama representa su primer gran revés internacional, tras haber sido acogido con gran entusiasmo en las cumbres en las que ha participado tras su llegada a la Casa Blanca.
Y completa lo que ha sido un mal día para el gobernante estadounidense, quien hoy también tuvo que responder a un aumento del desempleo hasta el 9,8 por ciento.
Obama había dedicado buena parte de su tiempo en las últimas dos semanas a telefonear a miembros del COI y a otros jefes de Estado y de Gobierno para tratar de recabar apoyos para Chicago, la ciudad que le vio crecer políticamente.
Los comentaristas políticos conservadores ya han comenzado a arremeter contra el presidente. Así, el presentador de radio Rush Limbaugh opinó que Obama «ha derrochado el tiempo de su país y su prestigio».
La Casa Blanca rechazó hoy que la derrota de Chicago represente un rechazo al mandatario.
El portavoz presidencial, Robert Gibbs, afirmó: «Desde cualquier punto de vista, nuestro prestigio en el mundo es diferente de cómo estaba a estas alturas el año pasado».
El asesor político de Obama David Axelrod señaló, por su parte. que el esfuerzo «mereció la pena» y atribuyó el rechazo a Chicago a la «política» interna del COI.
En su intervención hoy ante los miembros del COI, el mandatario había prometido emplear «toda la fuerza de la Casa Blanca» para que «los visitantes de todo el mundo se sintieran bienvenidos y percibieran la increíble diversidad del pueblo estadounidense».
El presidente estadounidense permaneció apenas cinco horas en Copenhague, en un viaje relámpago y anunciado a última hora, al frente de una delegación que incluyó también a su esposa, Michelle -quien llegó ya el miércoles-, a pesos pesados de la Casa Blanca e incluso a famosos del mundo del espectáculo, como la presentadora de televisión Oprah Winfrey.
Gibbs insistió hoy en que la decisión de viajar fue la adecuada. «Si no hubiera ido, seguro que habría habido gente que le habría reprochado el no promover la candidatura estadounidense y le hubiera culpado de la eliminación en la primera ronda», declaró.
EFE
