Violencia vicaria y su impacto psicoemocional
Señor Director:
Frente a la carta publicada el 10 de junio sobre violencia vicaria, resulta indispensable ampliar la reflexión. Si bien la Ley 21.675 reconoce esta forma de violencia contra la mujer, la Ley 21.430 sobre niñez aún no visibiliza de manera suficiente el impacto directo que este tipo de agresión genera sobre niños y niñas. La desconexión legal e institucional entre ambas normativas perpetúa vacíos en protección, diagnóstico y acción oportuna.
Desde el trabajo clínico, vemos diariamente cómo síntomas conductuales graves, incluidas conductas suicidas en adolescentes, responden a entornos donde uno de los progenitores (usualmente el padre) ejerce control y daño emocional a través del niño o niña. Esto afecta la capacidad de cuidado materno, instala temor en la crianza, y desregula profundamente el desarrollo psicoemocional.
La violencia vicaria no es un conflicto parental: es una forma de violencia de género con consecuencias severas en la infancia. Su invisibilización clínica y jurídica es una deuda estructural.
Urge una ley específica, protocolos de detección temprana y sistemas de protección familiar que evalúen la violencia con perspectiva de niñez y género. No podemos seguir esperando que los niños y las niñas “hablen” a los 14 años: muchos no llegan.
Josefina Larraín Valenzuela
Investigadora Facultad de Educación UDD