
La economía de Jara
La experiencia histórica de Chile y de Latinoamérica es muy clara en que los desbordes salariales y fiscales los termina pagando proporcionalmente la población más vulnerable y con menos capacidad de resarcirse de erróneas políticas económicas.
Ciertamente, el programa económico de la candidata Jeannette Jara debe expandirse hacia miradas más amplias para atraer votantes más allá de la coalición de izquierda.
Debe contener un plan concreto para enfrentar el desempleo, el cual debe ser vigorizado por un fuerte énfasis en el crecimiento económico. Debe considerar el impacto de nuevas habilidades en la fuerza laboral y comprender cómo la inteligencia artificial está transformando el mercado del trabajo.
Del mismo modo, seguir consolidando y profundizando la apertura comercial podría ser crucial para mitigar las frecuentes alzas arancelarias de Trump. También, todo el espectro de empresas debe ser considerado en este plan de gobierno, desde microfirmas, cooperativas hasta corporaciones. Los encadenamientos productivos son múltiples entre empresas de diferente tamaño y se requiere una visión país para destrabar inversiones y desconfianzas.
Asimismo, el espacio fiscal para generar nuevas políticas públicas es casi inexistente (comenzar mejor por perfeccionar las actuales). Debe hacer más eficiente el Estado, lo que también forma parte de la desafección política de la ciudadanía. También debería existir un gran foco respecto a la seguridad en los barrios, porque esto tiene un costo en comercio local y minorista y afecta la actividad económica sobre todo en las clases media y baja. Y cualquier reforma tributaria debe ser prudente y sopesando la composición del Parlamento y sus efectos en la actividad, especialmente en una economía que apenas crece en línea con su potencial (aprox. 2%).
¿Será capaz Jeannette Jara de dar un giro significativo, real, a los planes que esbozó en su campaña inicial? ¿Podrá salirse de una mirada de economía cerrada, con potenciamiento de la demanda interna vía alzas salariales desmedidas de salarios mínimos (vitales) sin dañar justamente a los que se señala desear proteger?
La experiencia histórica de Chile y de Latinoamérica es muy clara en que los desbordes salariales y fiscales los termina pagando proporcionalmente la población más vulnerable y con menos capacidad de resarcirse de erróneas políticas económicas, las que muchas veces pecan de voluntaristas. El desempleo ya bordea el 9% y podría seguir creciendo.
Sus razones ciertamente son múltiples, y hay cambios estructurales en el mercado del trabajo, así como políticas sectoriales que no han destrabado la inversión, con un grado de permisología en algunos casos más allá del óptimo social, lo cual podría potenciar más las capacidades de inversión sin descuidar el capital medioambiental para las futuras generaciones.
Tener un plan país y evidenciar la capacidad de visión estratégica y de gestión de sus equipos será clave en esta etapa posprimaria.
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