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Crecer en medio de la nada
Aun cuando el debate parece abandonar las temáticas ambientales, enfrentar el cambio climático, la escasez hídrica y resguardar nuestra biodiversidad siguen siendo dimensiones cruciales para el desarrollo.
El título de esta columna podría ser una más de las tantas frases –por cierto, meritocráticas– que oímos por estos días. Sin embargo, al menos en esta ocasión, parece ser también la visión económica que nos ofrecen las candidaturas de cara a la próxima elección presidencial: la idea de que se puede crecer “en medio de la nada”, sin considerar el entorno ambiental que lo hace posible. Reducidos a la óptica de los permisos para la tramitación de proyectos, la urgencia del crecimiento económico ha desplazado la discusión de fondo sobre los desafíos ambientales del país.
Podríamos preguntarnos si ante la ausencia de ideas lo que tenemos es un consenso y, de hecho, ambas candidaturas coinciden en el tono, concentrándose en la necesidad de reformar los permisos ambientales para dinamizar la tramitación de proyectos de inversión. Igualmente, sus programas concurren en torno al interés por fomentar la minería, el hidrógeno verde y las energías renovables, demostrando un interés compartido en sectores estratégicos para la transición energética global.
Aun así –al ampliar el análisis–, también debemos reconocer que las propuestas exhiben diferencias de énfasis respecto al medio ambiente: mientras Jara presenta una agenda más amplia, que integra gestión ambiental, justicia climática y desarrollo sostenible, Kast, en cambio, pone un acento exclusivo y excluyente en la desregulación y en la reforma institucional.
Desde el entorno del candidato, incluso, se ha llegado a cuestionar el factor humano que moviliza el cambio climático. Frente a lo que hemos visto en países como Argentina y Bolivia, el riesgo de debilitamiento institucional no puede ser tomado a la ligera y toda candidatura debe dar cuenta de su respeto a las más de tres décadas de trayectoria nacional en la materia.
Tengamos presente que durante los últimos años nuestra normativa ambiental ha marcado hitos muy significativos, como la ratificación del Acuerdo de Escazú y el impulso a la Iniciativa de Transparencia para Industrias Extractivas, así como también la creación de la Red de Salares y del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Estos instrumentos, entre otros, son relevantes, en tanto apuntan a equilibrar el desarrollo de los sectores económicos mencionados y sus desafíos son, más bien, la necesidad de robustecimiento técnico y financiero para su implementación. Además, son precisamente los aspectos que menos se han visibilizado durante el período de campaña.
Aun cuando el debate parece abandonar las temáticas ambientales, enfrentar el cambio climático, la escasez hídrica y resguardar nuestra biodiversidad siguen siendo dimensiones cruciales para el desarrollo. Por lo mismo, es parte del rol público promover una mirada integral capaz de aprovechar las oportunidades que se abren. Después de todo, el crecimiento económico no ocurre en medio de la nada y, muy por el contrario, depende del medio ambiente que lo sustenta.
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