PAÍS
La muerte de la izquierda
En la campaña presidencial la izquierda no ofreció un programa capaz de superar los graves defectos estructurales que minan nuestro sistema político, con la crisis del Poder Judicial, la corrupción en el Estado y la ingobernabilidad de la administración pública.
En diversas columnas he analizado el debilitamiento electoral del PDC y su desplome organizativo. No me he referido con similar dedicación respecto de la izquierda, la del gobierno del Presidente Gabriel Boric, Frente Amplio (FA), PC y “socialismo democrático”. Es un gobierno monocolor, con la antigua (PC y PS) y la “nueva” izquierda agrupada en el FA.
El gobierno de izquierda de Gabriel Boric, sus partidos (Frente Amplio, PC y “socialismo democrático”) y los analistas que les simpatizan, han mantenido silencio ante el pésimo resultado de su candidata en la primera vuelta presidencial del 16 de noviembre, Jeannette Jara (PC), exministra del Trabajo.
Si bien ella obtuvo la primera mayoría relativa, un 26,8%, se trata de una votación muy por debajo de la que lograron los partidos oficialistas (más el PDC) en la elección parlamentaria, un 37%, e incluso inferior a la popularidad del mandatario, en torno al 30%.
La posibilidad de la candidata oficialista de ganar en segunda vuelta es prácticamente nula. Aunque superó a Jose Antonio Kast, líder del Partido Republicano, de derecha radical, que alcanzó el 23,9%, este cuenta con el apoyo para el balotaje de los otros candidatos de derecha: Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario (PNL), también de derecha radical, que logró un 13,9%, y Evelyn Matthei (12,5%), de Chile Vamos (RN, UDI y Evópoli), los partidos tradicionales del sector.
Kaiser y Matthei se apresuraron a brindar su apoyo sin condiciones a Kast para el balotaje. Este dispone de una votación mínima del 51%, lo que le permitiría ganar cómodamente la segunda vuelta.
Por primera vez en la historia de Chile desde la Constitución de 1925 y la de 1980, la derecha cuenta con el apoyo de la mayoría del electorado.
En vez de ahondar en las causas de la baja votación de Jara, los partidarios del oficialismo prefieren destacar la “sorprendente” votación de Franco Parisi, del Partido de la Gente (PDG), que llegó en tercer lugar con el 19,7%.
Ricardo Solari, figura histórica del PS -exministro, exsubsecretario, expresidente de TVN, miembro del Comité Central del PS durante décadas, presidente del Instituto Igualdad, el think tank del partido-, argumentó en el Primer Café de Cooperativa el lunes 17 de noviembre que “la irrupción del PDG cambió el panorama total”.
Solari no previó la alta votación de Parisi y argumentó que “probablemente una parte del electorado tomó la decisión en los últimos días porque Parisi propuso una serie de cosas que le hicieron sentido, cosas concretas”.
Sin embargo, después de las elecciones municipales y de gobernadores de octubre de 2024, Solari no perdía las esperanzas de que el oficialismo se impondría en las presidenciales del 2025. Escribió en El Mercurio (28.10.2024) que “el péndulo se mueve, pero poco”, y que “la única predicción presidencial que nace es que el país se mueve en la dirección del cambio”.
Efectivamente habrá un cambio, pero hacia la derecha radical.
La ideología del populismo autoritario
Eugenio Tironi, exdirigente del Mapu y exmilitante del PPD, que se desplaza con comodidad entre la actividad empresarial, la asesoría a gobiernos y el análisis sociopolítico en columnas de opinión, entrevistas y libros, también resaltó la votación de Parisi.
En su columna en El Mercurio (02.12.2025), “El planeta Parisi”, planteó que este irrumpió en la política nacional como un “planeta” y remeció el sistema político. Situó al PDG y su líder en una perspectiva histórica pues sigue un “curso parecido al del Partido Radical (PR) en el segundo tercio del siglo XX” y “ha hecho su aparición uno más antiguo, que al establishment le cuesta reconocer: el “parisino”.
Tironi adelanta una tesis que explicaría el surgimiento y alcances del “planeta Parisi”: “su voto es el fruto de una modernización inconclusa -que ha producido una clase media semiindependiente que subió varios peldaños, pero no logra subir el siguiente y vive con el temor permanente de caer”.
Atribuye su votación a las transformaciones económicas realizadas en los años de la Concertación, lo que sería una demostración de su debilidad, pero que también proviene de la frustración con el gobierno de Boric.
Solari, Tironi y otros analistas, como Alfredo Joignant en El País de España, eluden referirse a la naturaleza del discurso político de Parisi, que corresponde a un populismo autoritario.
Según Cass Mude, el populismo es una ideología que divide a la sociedad en dos grupos homogéneos y antagónicos: “el pueblo” y “la élite corrupta” (Mude, 2004: 543).
Esta ideología se apoya en una doble “alineación”. Por un lado, la creciente distancia entre el ideal del autogobierno colectivo y la práctica democrática pues importantes decisiones no son legitimadas mediante elecciones, sino por instituciones autónomas, no elegidas por el pueblo.
Por otra, la aversión de una parte de la población con las instituciones de la democracia y sus élites, que la lleva a no sentirse representada por aquellas.
Esta doble alineación conduce a que la democracia pierda fuerza y se apoyen propuestas contrarias a esta, lo que favorece un populismo autoritario (Schäffer y Zürn, 2021: 11).
El discurso ideológico de Parisi
Parisi utiliza esta ideología, con una crítica radical a las instituciones políticas y a las élites.
En una entrevista en el Diario Financiero (16.08.2025), preguntado por su “verdadero contendor”, identificó “el establishment. Yo soy anti-establishment porque le quita las oportunidades a la gente. El establishment robó la educación pública, robó la bohemia, me robó el jugar pichanga, un partido de fútbol en la calle”.
Sus principales contrincantes pertenecen a la misma “élite política”. Los acusa de estar “pegados a la mamadera del Estado” y aprovechar recursos públicos para sus campañas.
En ese sentido, remarcó: “Estoy compitiendo con puros millonarios: Kast, Kaiser, Matthei, Tohá… todos”. (Punto prensa, 11 de abril de 2025).
Difunde mentiras, como los motivos de su residencia en EE.UU., en circunstancias que tenía un juicio por deuda de alimentos con sus hijos: “Yo quiero estar en Chile. Pero acá hay persecución política, matonaje político, económico. Me inventaron juicios, no solo a mí, sino a muchos otros”. (The Clinic, 06.07.2025).
Parisi moviliza a los votantes descontentos con el gobierno actual, el sistema político y el económico, y discriminados por el orden establecido. “Somos los outsiders, los ninguneados… Mi electorado es el que está cansado de que el sistema político y económico abuse de él. Son los ninguneados y mirados de menos. Mi votante es el que tiene que ser promovido a un cargo importante en una empresa, pero llega el apitutado a quitarle el puesto.”. (La Vanguardia, 27.11.2025).
Aclara Parisi que “a mí no me regalaron nada por mi apellido, por el contrario, me lo tuve que ganar. Versus los Allende, que les querían comprar una casa para después volver a entregársela. O Matthei, que ni siquiera es capaz de hacer una primaria, porque es una niñita privilegiada de la dictadura”. (Diario Financiero, 16.08.2025).
Su lenguaje confrontacional contra políticos de izquierda y y de derecha tiene bastante similitud con el de Donald Trump en EE.UU. y al de Milei en Argentina, que descalifican a la oposición.
El desplome de la izquierda
Las visiones de los analistas de centroizquierda insisten en la muerte del centro político pero guardan silencio sobre la debilidad de la izquierda que controla el gobierno Boric, el socialismo democrático (PS, PPD y PR), el Frente Amplio y el PC.
El PR vio terminada su historia de un siglo y medio por no haber obtenido el número mínimo de parlamentarios.
El PPD consiguió representación parlamentaria, pero la aplastante derrota de Carolina Tohá, ex presidenta del partido, en la primaria presidencial de junio dejó al partido extremadamente debilitado. Antes fue golpeado por el PS cuando el 2017 rechazó la candidatura presidencial de Ricardo Lagos, que fue proclamado por el PPD.
El PC tiene un bajo apoyo electoral, 5%, una pequeña representación parlamentaria – 11 diputados y tres senadores-, y una débil organización estudiantil en la educación pública y universidades con capacidad disruptiva que daña la gobernabilidad y sin propuestas programáticas para una país complejo como es Chile hoy.
El FA llegó a La Moneda antes de tiempo, por el desplome de los partidos de la Concertación y Chile Vamos, desde el movimiento estudiantil, con una opaca experiencia parlamentaria y sin experiencia de gobierno.
El PS es el partido histórico del socialismo democrática, con los tres presidentes de la república de izquierda: Salvador Allende, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, ella en dos oportunidades.
Es un partido muy débil electoralmente, con apenas 5,46% en la elección de diputados del 16 de noviembre; también lo es su organización. Sus militantes y activistas son o fueron funcionarios públicos, del gobierno central o de las municipalidades.
Ya no tiene el anclaje en el movimiento estudiantil y sindical que detentó hasta los años noventa del siglo pasado y carece de vinculaciones relevantes con el mundo intelectual y académico. No ha renovado su élite dirigente.
Peor aún, se observan en el PS ciertos rasgos endogámicos propios de un partido tradicional. Una expresidenta de la colectividad, que fue senadora y presidenta del Senado y de la Cámara de Diputados, es hija del presidente Salvador Allende y una de sus nietas fue ministra de Defensa del gobierno de Boric (2022-2025).
La presidenta del partido es hija de un socialista histórico, exsenador y exministro del Tribunal Constitucional; el secretario general de la colectividad tiene una carrera política de más de medio siglo pues fue candidato de la UP a la presidencia de la Federación de Estudiantes Secundarios (Feses) en 1971.
Los ministros del PS en el gobierno Boric han participado en los cuatro gobiernos de la Concertación y en el de la Nueva Mayoría. Uno de los embajadores socialistas inició su carrera política durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) y el otro fue subsecretario de Justicia en el gobierno de Allende (1970-1973).
La asignatura pendiente
Medio siglo después del golpe de Estado, los chilenos han optado por una alternativa de gobierno que implica un retroceso democrático de vastas dimensiones y daña al país. Es la derecha radical con Kast y Kaiser, con un Chile Vamos muy debilitado, mientras el populismo autoritario de Parisi anticipa su estrategia opositora a la futura administración con su decisión de votar nulo o blanco en el balotaje, en la que también estará la izquierda derrotada.
El gobierno del presidente Boric no fue capaz de enfrentar los retos que tenía el país al llegar a La Moneda en 2022.
En las primarias y en la campaña presidencial la izquierda no ofreció un programa capaz de superar los graves defectos estructurales que minan nuestro sistema político, con la crisis del Poder Judicial, la corrupción en el Estado, la ingobernabilidad en la administración pública, que ejemplifican en forma dramática las miles de licencias médicas que configuran un fraude social de dimensiones todavía no precisadas del todo, la baja confianza en las instituciones y en las élites políticas, etc.
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