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Darío Paya: «No hay ningún oráculo en la UDI que dicte los cargos»

Pese a que el diputado por San Miguel asegura que su cargo en la próxima directiva es sólo una posibilidad, ya se lo menciona en su tienda como una carta segura. Extremadamente cuidadoso, señala que la gestión UDI hasta ahora ha sido exitosa, pero que necesita los cambios propios de todo partido que crece »explosivamente».


El diputado Darío Paya (abogado, 41 años) dio de qué hablar en los últimos días por una gira que está realizando por el país junto a otros parlamentarios jóvenes como José Antonio Kast, Felipe Salaberry, Marcelo Forni y Marcela Cubillos.



En la UDI algunos señalan que su objetivo es promover la lista encabezada por Juan Antonio Coloma para presidir la próxima directiva, con quien haría dupla como secretario general. Sin embargo, él asegura que se trata de recoger el sentir de los dirigentes que no tienen la posibilidad de opinar en el proceso interno que está viviendo la UDI desde el último Consejo Directivo Ampliado.



Quienquiera que asuma la dirección de la UDI en los próximos dos años tendrá el camino perfectamente demarcado, ya que el actual timonel, Jovino Novoa, inició una etapa de autoanálisis que concluirá el 19 de mayo, fecha en que las comisiones encargadas de estudiar diversos temas -entre ellos cómo se elegirán las autoridades- entregarán un informe final.



Paya, quien fue alumno de Jaime Guzmán el año 83, es de los históricos de la tienda de calle Suecia que fundaron la UDI y luego la disolvieron para armar RN y que después se salieron para armar la UDI de nuevo. Fue presidente de la juventud de la UDI, fue electo diputado el año 93 por el distrito 28 (Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda, San Miguel) y fue jefe de bancada en el primer período parlamentario.



Sólo una posibilidad



-¿Quiere imprimirle un estilo distinto a la UDI cuando llegue a la secretaría general?
-Uno, lo de la secretaría general es una posibilidad. Dos, si la llegara a ocupar lo que no haría nunca es anticiparlo por un diario a la Concertación.



-¿Cómo se gestó su candidatura a la secretaría general? Porque en un momento se habló también de Rodrigo Álvarez.
-Como una posibilidad en función de un proyecto compartido por mucha gente. Desde luego por Rodrigo. Había un sinnúmero de personas distintas que podrían asumir exactamente la misma responsabilidad, pero había que tomar en algún minuto una decisión y el nombre era absolutamente secundario. Mucho más relevantes son las tareas que hay que asumir y los desafíos que hay que conquistar como partido.



Pequeños arreglos



-¿Siempre estuvo claro que de los diputados jóvenes tenía que salir un nombre para la secretaría general? ¿Fue un pedido que llegó desde arriba?
-No tiene porqué ser diputado, no tiene porqué ser joven y, desde luego, no llegó desde arriba. No hay ningún oráculo en la UDI que te dicte estas cosas. El nombre es secundario, lo que hubo fue una extensa conversación con mucha gente, la cual sigue hoy día a través de los talleres (comisiones que se crearon tras el Consejo Directivo Ampliado) respecto de cuáles son las cosas que hay que agregarle al funcionamiento del partido. Aquí no sobra nada. Simplemente, somos un partido mucho más grande que antes, que hemos crecido explosivamente y por eso necesitamos agregarle muchas funciones a la UDI que nos permitan escuchar más e informar más a nuestra gente y a la sociedad en general.



-¿Es un proyecto de continuidad?
-La UDI tiene una línea, tiene un estilo de hacer las cosas y es un proyecto que tiene ya 20 años y tú no puedes pretender que después de 20 años muy exitosos se siga funcionando igual que siempre. El propio éxito te va generando la necesidad de hacer algunas cosas adicionales y siempre hay cosas que se pueden hacer un poco mejor.



Institucionalización



-Entre los cambios que se pueden hacer a nivel de Alianza está el de la institucionalización ¿Cree que es necesario o que es suficiente con tener una mayor coordinación en algunos temas?
-Yo creo que la clave es que haya una convicción profunda en ambos partidos, de que juntos, actuando coordinados somos más, pero manteniendo el carácter propio de cada partido, que le aporta cosas distintas a la Alianza. Creo que es muy bueno que cada partido se potencie al máximo en aquello que lo hace un aporte original a la política chilena.



-¿No le parece que hay aspectos que sería bueno normar como, por ejemplo, cómo se enfrentan las presidenciales?
-Son conversaciones que van a tener sentido y utilidad en la medida de que en ambos partidos prime esa convicción de que el aporte que tenemos que hacer al país es mucho más potente si actuamos coordinadamente.



Aparte de esa coordinación ¿no sería bueno tener un proyecto país parecido?
-Siempre lo hemos tenido. Yo creo que una cosa que la Alianza puede hacer hacia delante es reemplazar esa sensación que da un poco lo mismo si gobierna la Alianza o la Concertación. La Alianza entiende que el desafío número uno en lo económico es abrir más espacios de libertad en lugar de seguir aumentando la burocracia, las regulaciones y los impuestos, que es lo que la izquierda naturalmente, por ADN, hace siempre. En educación, que a mi juicio es la segunda prioridad del país, hay que hacer una verdadera revolución para rescatar el control de la educación a los padres, que la Concertación tiene cada vez más sometida al Estado. Y en materia de seguridad nosotros lo transformaríamos en una prioridad. En vez de tener el 10% de la ley del cobre en las Fuerzas Armadas las tendría en las Policías.



-¿Qué es lo que le falta a la Alianza para llegar al Gobierno
-Pese a la bonanza económica y a que la Concertación es exitosa con ideas que tradicionalmente han sido nuestras ideas por segunda vez la Alianza obtuvo el 48% en la elección presidencial. Que no se haga ilusiones la gente de la Concertación: una cosa es que cuenten cuentos y que haya gente en la derecha que se los crea, que tiene que reinventarse, partir de cero, que no tienen proyecto político, etc. Es verdad que a la derecha le falta hacer cosas adicionales y otras un poco mejor, pero la verdad de las cosas es que en las pasadas elecciones la Concertación ha ganado por nariz. Y esa sensación de superioridad cultural y política que tiene la Concertación probablemente al final del día los va a hacer perder.



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