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La Inca Kola y la crisis migratoria ficticia que desataron la discordia en la frontera

La Inca Kola y la crisis migratoria ficticia que desataron la discordia en la frontera

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Ximena Astudillo Arancibia
Por : Ximena Astudillo Arancibia Periodista y editora del newsletter Aquí Arica en El Mostrador
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La falsa “estampida migratoria” en la frontera de Arica –que en ningún caso respondió a ultimátum de José Antonio Kast– y la foto del candidato republicano tomando Inka Cola, detonaron una reacción sobredimensionada en Perú. La reacción del presidente interino fue leída como oportunismo político.


Una fotografía siempre vale más que mil palabras. Y esa máxima le queda preciso al capítulo que se desató en la Línea de la Concordia con el ultimátum lanzado el 20 de noviembre por el presidenciable José Antonio Kast Rist a los migrantes, diciendo que les quedaban solo 111 días para abandonar el país. Cuatro días después vino una inesperada reacción del presidente interino del Perú, José Jerí Oré, quien llegó hasta el control fronterizo peruano y luego al Hito 1, para anunciar la militarización de esa zona, con el fin de enfrentar una eventual estampida de migrantes venezolanos ante el anuncio del candidato chileno.

Y si bien no hay rastros aún de una nueva “hégira caribeña” con destino a sus tierras, sí hubo algo que detonó esa imprevista visita dominical del mandatario peruano, quien llegó con tenida de aviador al límite. Fuentes ligadas al entorno de Jerí indicaron a Aquí Arica de El Mostrador que, más que la presencia de Kast por enésima vez en Chacalluta, lo que habría precipitado su viaje fue un informe policial reservado que daría cuenta de que los efectivos destacados en la frontera estarían cobrando 100 dólares a los migrantes por atravesar sin documentos a Perú y que era necesario dar una señal de autoridad poniendo al Ejército allí, lo que le redituaría en su popularidad.

  • Pero eso no fue todo. También una particular fotografía del candidato chileno bebiendo una Inca Kola, publicada en su Instagram, elevó la temperatura. Ese gesto de un chileno tomando la botella considerada emblema nacional, se habría considerado una provocación velada. Esto habría impulsado al Gobierno peruano a efectuar un gesto patriótico de defensa de la marca y del territorio. Claro, un gesto más que necesario para Jerí, justo en tiempos en que la estabilidad de su mandato es bastante feble por su condición de interino.

Equivocadamente en Perú se creyó que la foto de Kast había sido tomada en uno de los puestos de venta de comida donde antes funcionaba el Complejo Fronterizo Santa Rosa. “Es que fue impactante ver al posible Presidente de Chile. Él muy blanco y representativo de la clase alta chilena, tomando una bebida que es nuestra y cuyo creador resistió hasta su muerte venderla a la Coca Cola. Más encima que lo hiciera en tierras peruanas, generó cólera. Y aunque no haya sido así, a todos les quedó en la retina que se la tomó en suelo peruano como diciendo ahora es mía”, señaló una fuente periodística peruana.

La bendita Inka Cola

Y como la relación con Perú siempre ha estado llena de simbolismos, la imagen gatilló una respuesta que pocos advirtieron. El presidente Jerí, luego de visitar el Control Fronterizo Santa Rosa y verificar que no había migrantes agolpándose pidiendo entrar a Perú, se trasladó a unos 15 kilómetros hacia el mar, a un sitio controvertido: el famoso Hito 1 de la Línea de la Concordia.

Allí, junto al ministro del Interior, Vicente Tiburcio Orbezo, además de militares y policías, subieron a la cima de la torre del Puesto de Control Fronterizo “Francisco Bolognesi”. Cual coronel Francisco Bolognesi esperando las tropas de refuerzo que nunca llegaron para evitar la toma chilena del Morro en 1880, Jerí usó unos binoculares para otear hacia Chile y ver que todo estuviese en orden.

Fue en ese momento que ocurrió el gesto táctico que, sin duda, escondía un mensaje velado de profundo nacionalismo. De la nada, en ese desértico paraje costero –foco del diferendo marítimo que se resolvió el 2013–, apareció una botella de Inca Kola en las manos del mandatario peruano. Mientras observaba la quebrada de Escritos, donde aún hay minas antipersonales regadas, pacientemente comenzó a beber la “gaseosa”, al igual que su tocayo chileno José Antonio Kast.

Cinco días después, el presidente peruano firmó el decreto de emergencia para los distritos limítrofes de Tacna, Palca y Los Palos, a fin de enfrentar una eventual ola migratoria con la destinación de 100 militares del Fuerte Arica y otros 100 efectivos policiales para custodiar la frontera por los próximos 60 días.

La gráfica de la bebida se convirtió casi en un fetiche para Jerí. Volvió a repetir la escena con la Inca Kola en Tumbes, al visitar este sábado la frontera con Ecuador, pidiendo que el Congreso aprobara una reforma constitucional para que sea el Ejército el que custodie sus fronteras y no la policía. También anunció que impulsará el levantamiento de la restricción que impide la inversión extranjera en los 50 kilómetros próximos a sus fronteras.

Jerí en Tumbes también tomó una Inca Kola.

La foto de Kast

Contrariamente a la creencia peruana, la foto bebiendo Inca Kola fue tomada cuando Kast visitó el Super Agro Santa María, centro comercial céntrico donde hay verdulerías, carnicerías y locales de venta de abarrotes. El equipo de campaña eligió este concurrido lugar para destacar el rol y el sacrificio de los comerciantes de Arica, realizar una de las rutinas de la vida cotidiana de los ariqueños.

  • Esta parada la hizo luego de visitar la frontera con Perú y dar el ultimátum a los migrantes no regularizados. Emulando a una de las cantineras de las tropas chilenas que se tomaron el Morro de Arica, la diputada electa republicana Stephanie Jéldrez Ortiz le ofreció una Inca Kola para que se hidratara. “¿Es buena?”, le preguntó Kast. “Sí”, respondió Jéldrez. En ese diálogo intervino el gobernador regional, Diego Paco Mamani, quien le señaló: “Esta bebida es muy popular aquí en el norte, es peruana y muchos la consumen”.

Kast entonces asintió y tomó la botella hasta apagar la sed. Luego de ese descanso, abandonó el terminal de abastos para continuar su agenda, sin prever la lectura que se haría en Perú de esta pausa para hidratarse.

La estampida ficticia y el bloqueo

La visita intempestiva de Jerí a la frontera y el anuncio de la militarización fueron situaciones recogidas de inmediato por el gobernador regional Diego Paco Mamani (RN). Durante toda la semana comenzó a hacer videos y luego derechamente se apostó para los matinales santiaguinos en la Línea de la Concordia, anunciando una posible “estampida migratoria” en reversa, producto de la rigidización del control fronterizo peruano donde habitualmente, alrededor, era posible ver grupos de migrantes que, luego de negociaciones nocturnas con la policía del vecino país, lograban pasar.

Sin embargo, el flujo de venezolanos retornando por esa frontera estaría muy lejos de asimilarse a las crisis de 2019 y 2022, donde se agolparon a lo largo de la pista y hasta en el Complejo Fronterizo Chacalluta para ingresar y salir de Chile. Paco Mamani, finalmente, logró que los matinales televisivos fijaran su atención en su alerta y el viernes se produjo un incidente que dio soporte a su discurso.

Una treintena de caribeños bloqueó por una hora el paso hacia Perú, poniendo maderas y piedras en el pavimento, denunciando que la policía peruana no los estaba dejando pasar por falta de visa. Sin cámaras de por medio, también señalaban que les estaban cobrando 100 dólares a cada uno por atravesar. Junto a esa información, circulaba también que el Departamento de Asuntos Internos de la PNP estaba auditando al destacamento fronterizo, precisamente por estas prácticas y que, por esa razón, se habían acumulado migrantes en el límite, ya que los efectivos habían detenido temporalmente los cobros para evitar ser expulsados de la institución.

La protesta sirvió para el rating televisivo, pero rápidamente se esfumó, ya que los manifestantes no tuvieron la fuerza para sostener el bloqueo. Recién el sábado arribaron los subsecretarios del Interior, Víctor Ramos Muñoz, y de Seguridad Pública, Rafael Collado González, hasta Chacalluta, donde aseguraron que no había crisis y que, para evitar nuevos incidentes, las cancillerías de Chile y Perú se reunirían ayer, con el fin de acordar un mecanismo para garantizar un flujo expedito de inmigrantes. Ambos descartaron que la acumulación temporal de extranjeros en el límite, obedeciera al ultimátum de Kast.

¿Qué dicen las cifras del movimiento migratorio? Las autoridades policiales y gubernamentales se reunieron en una mesa el jueves en Arica para analizar esta contingencia. Inicialmente el gobernador regional estaba invitado, pero después le retiraron la convocatoria. Las cifras expuestas en esa instancia indican que en enero y febrero hubo un peak con egresos de 1.328 y 1.033 migrantes. Y en septiembre, octubre y noviembre se habrían producido 559, 733 y 644 salidas de migrantes, es decir, hubo una caída en el movimiento. Lo que sí estaría previsto es un aumento de salidas en diciembre por las fiestas de fin de año, tal como ocurre anualmente.

¿Cómo enfrentarán una eventual “estampida”? La eventual “estampida de migrantes” fue analizada en la misma mesa interinstitucional. Como propuestas se estarían evaluando la habilitación de un albergue y el refuerzo policial y militar en caso de que se produzca un desborde en la ciudad y la frontera.

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