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PC habla de “movilización amplia” y abre debate sobre futura oposición a José Antonio Kast PAÍS Foto: AgenciaUNO

PC habla de “movilización amplia” y abre debate sobre futura oposición a José Antonio Kast

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Entre llamados a la calle, advertencias sobre el tono y cálculos políticos, la izquierda entra al verano discutiendo algo más profundo que una consigna: cómo pararse frente al nuevo Presidente, cómo convivir con estrategias distintas y dónde poner el eje de una oposición que aún busca forma.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Mientras el PC defiende la protesta pacífica y el trabajo de masas como parte de la democracia y anuncia hitos como el 8 de marzo y el 1 de mayo, sectores del Socialismo Democrático, la DC sobre el tono y la oportunidad del mensaje, llamando a privilegiar la institucionalidad y el Congreso. Desde el Gobierno, el ministro del Interior, Álvaro Elizalde, evitó entrar en la polémica, pero recordó que el derecho a manifestarse debe ejercerse siempre de manera pacífica y subrayó la necesidad de mantener la unidad del progresismo en la etapa que se abre tras el fin del gobierno de Gabriel Boric.
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En plena cuenta regresiva para el cambio de mando, la izquierda volvió a entrar en modo debate interno. Esta vez, el detonante fue el Partido Comunista, que tras su último Comité Central dejó por escrito una definición clara: frente al gobierno entrante de José Antonio Kast, el PC quiere volver a las calles. Movilización social, trabajo de masas sostenido y fechas simbólicas —como el 8 de marzo y el 1 de mayo— aparecen como ejes de una estrategia opositora que busca recuperar protagonismo territorial y social.

El documento, conocido esta semana, habla de “articular un pueblo organizado, movilizado y consciente de sus intereses” y de impulsar hitos de “movilización amplia y unitaria” como respuesta democrática frente a eventuales retrocesos en derechos sociales. El mensaje no pasó inadvertido y rápidamente encendió reacciones tanto en la derecha como dentro del propio oficialismo, justo cuando restan 75 días para que Kast asuma en La Moneda.

Desde el Socialismo Democrático, el tono fue de cautela. El diputado socialista Raúl Leiva advirtió que, si bien la protesta es un derecho constitucional, el momento y la señal no ayudan: llamar a movilización masiva antes de que parta un nuevo gobierno puede leerse de manera negativa. En la misma línea, según consigna La Tercera, el jefe de bancada de senadores PS, Juan Luis Castro, fue directo: una cosa es defender derechos sociales y otra convertir la agitación social en método central de acción política. Para él, la izquierda enfrenta un dilema real sobre qué tipo de oposición quiere construir.

El debate también cruzó al PPD. El senador Pedro Araya puso el acento en distinguir entre movilización con demandas transversales y el uso de la protesta como reacción frente a resultados electorales que no gustan. A su juicio, la democracia se fortalece con responsabilidad política y propuestas de futuro, no con climas permanentes de confrontación.

Jaime Quintana, timonel del PPD, también bajó el volumen: no ve “llamados insurreccionales” y subrayó que esas fechas convocan a actores sociales más allá de los partidos.

En la Democracia Cristiana, el diagnóstico fue similar. El vicepresidente de la Cámara, Eric Aedo, llamó al PC a ser cuidadoso y a no usar las movilizaciones como herramienta para desestabilizar gobiernos, marcando una línea clara entre oposición y violencia.

En la derecha, las críticas fueron más duras. El diputado UDI Henry Leal acusó al PC de recurrir históricamente a la agitación social para desestabilizar gobiernos y calificó esa conducta como autoritaria. Un discurso que el propio PC salió a rebatir.

Según consigna Cooperativa, el diputado Luis Cuello defendió el llamado, asegurando que la polémica es artificial y que se intenta estigmatizar a ciudadanos organizados. Para él, una oposición con anclaje social es clave para defender avances y evitar retrocesos.

En el Frente Amplio, la directiva optó por el silencio, pero el jefe de bancada Jaime Sáez respaldó el llamado comunista, argumentando que la unidad social es clave para enfrentar un eventual giro autoritario y una regresión en derechos.

En La Moneda, el ministro del Interior, Álvaro Elizalde, evitó entrar al fondo del debate, pero recordó un principio básico: el derecho a manifestarse es legítimo, siempre que sea pacífico. Además, ante las dudas sobre el futuro del bloque tras el gobierno de Boric, insistió en la necesidad de la unidad más amplia posible de los sectores progresistas.

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