Tal parece que al igual como «en el amor y en la guerra, todo vale» en los negocios y la política también. Eso, porque cada vez es menos raro encontrarse con que quienes pueden parecer enemigos acérrimos en el mundo de la política se encuentran y pueden trabajar juntos en los negocios.
Tal parece que al igual como «en el amor y en la guerra, todo vale» en los negocios y la política también. Eso, porque cada vez es menos raro encontrarse con que quienes pueden parecer enemigos acérrimos en el mundo de la política se encuentran y pueden trabajar juntos en los negocios.
Ese es el caso, por ejemplo, del cambio laboral que enfrenta por estos días el tesorero de la UDI, Joaquín Brahm. Después de 15 años de estar en la gerencia general de Inmobiliaria Manquehue, como hombre de confianza de la familia Rabat, el dirigente gremialista decidió dar un salto y cambiar radicalmente de aire, pues asumirá la gerencia general, según publicó La Tercera este viernes, de la Inmobiliaria Pérez Yoma.
Su nuevo destino laboral pertenece al empresario Francisco Pérez Yoma, hermano del recientemente transplantado ministro del Interior.
Nada tan raro si se piensa que políticos de todos los colores comparten en los directorios de empresas de los más diversos ramos.
