“Como un abuso de confianza” califican en la interna la decisión del Gobierno de marginar al PL del gabinete. Más que dolidos o ninguneados, en el partido aseguran sentir algo muy parecido a la traición. Por ese motivo, adelantan que las relaciones con el Gobierno darán un giro. Los cambios no se apreciaran en lo ideológico, pero sí en lo identitario, donde las lealtades ya no estarán “ciegamente con el Presidente” sino con la centroizquierda, del tipo bacheletista.
“Qué mejor que partir este sábado con un disco imprescindible de Soda Stereo, Nada personal. Un disco con joyas como Danza Rota y Cuando pase el Temblor”, así de directa fue la indirecta que posteó en Twitter el exministro de Obras Públicas, Juan Carlos García, el día después de su salida del gabinete del Presidente Boric. Una salida que significó que el Partido Liberal (PL) perdiera su único sitial en el gabinete.
Pero el temblor lejos de pasar, estaba comenzando. Ese mismo día se citó a consejo ampliado de emergencia, donde se le pidió la renuncia al, hasta entonces, presidente de la tienda, Patricio Morales. Fuentes internas comentan que su permanencia se hizo insostenible, dado este episodio, debido a su amistad con el Presidente Boric.
En la misma reunión asumió la presidencia, de forma interina, Juan Carlos Urzúa, quien de inmediato criticó a su antecesor: “Representa una tesis de ser incondicionales que nos significó tener como premio quedar fuera”. Y aunque el PL obtuvo las subsecretarias de Energía y Turismo, el sentimiento de humillación va a cobrarse con un cheque a fecha.
“Un abuso de confianza, consumidos por la lealtad. Una estrategia irracional, al final nos liquidaron por ser cercanos”, sostiene un militante. Y de esa manera interpreta a cientos de partidarios que se sienten “ninguneados” solo por ser leales y considerados “seguros” dentro de la coalición.
La salida del Gabinete comentan tendrá consecuencias en la relación con el Gobierno. Hasta antes del ajuste ministerial, la identidad partidaria estaba muy marcada por la lealtad que tenía el partido con el Presidente de la República. Ahora esa identidad dará un giro, volcando sus lealtades hacia la centro izquierda.
Juan Carlos Urzúa Pettinelli, el nuevo presidente del PL dice en su Twitter: “Somos todos parte del mismo planeta, respiranos el mismo aire, tomamos la misma agua y nos calentamos con el mismo sol”. Una declaración que suena algo naif ante sus últimas declaraciones advirtiendo a los cuatro vientos que el PL va a revisar la relación con el Gobierno y que desde el viernes pasado: ya nada será igual.
Urzúa Pettinelli ya como adolescente se involucró en política, a través de la campaña por el No cuando era estudiante en el Colegio Alemán de Temuco. Estudió periodismo en la Universidad Andrés Bello y luego un Magister en Administración de Empresas en la Universidad Adolfo Ibáñez. Aunque en su LinkedIn se declara “emprendedor”, ha trabajado en la empresa privada como alto ejecutivo de Atento en Chile, Perú, Uruguay y Argentina. Hoy es administrador de la Municipalidad de Arica y ha ejercido como alcalde (s) de esa entidad.
Ingresó al Partido Liberal en 2015. Es descrito como “militante de base con profundo sentido de identidad liberal”. Se declara de centroizquierda y defiende la idea de que el PL no debe abandonar al electorado de centro. Como militante impulsó la salida del Partido Liberal del Frente Amplio debido a la tibia condena —por parte de algunos partidos del bloque— a la violación de los derechos humanos en Venezuela, y por el acercamiento del conglomerado al Partido Comunista.
Formó parte de la Campaña de Gabriel Boric y la campaña del Apruebo en Arica.
Como vicepresidente del PL estaba en oposición a la idea de ir en una única lista del oficialismo para la elección de Consejeros Constitucionales, y por tanto contrario a la idea de un pacto electoral con Apruebo Dignidad. Su posición fue derrotada en el Consejo General del partido, que finalmente decidió sumarse al llamado de unidad del Gobierno.
