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Final de temporada presidencial: el país se prepara para el próximo ciclo

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Bienvenidos a una nueva edición de +Política, en la antesala de la segunda vuelta presidencial, que sin duda inaugurará un nuevo ciclo en nuestro país.

Para quienes seguimos a diario los movimientos en el Estado y sus instituciones, lo de este domingo vendría a ser como el final de temporada de nuestra serie favorita o el último partido del torneo nacional que define al campeón.

  • Mientras sacamos el popcorn para esperar el conteo de votos y saber qué estrategia electoral fue más efectiva, es interesante recordar cómo hemos votado los chilenos desde la vuelta a la democracia y las posteriores elecciones para los ocho mandatos hasta la fecha. Las cifras muestran que han predominado victorias ajustadas. Sin embargo, esta elección podría marcar un cambio radical y producirse un triunfo aplastante, sumado además otro elemento: el número de electores, el mayor en la historia de Chile.
  • Mientras tanto, en La Moneda no solo están preocupados por el conteo de votos. Desde hace un mes, el Gobierno ya trabaja en la recopilación de información para el traspaso de mando, proceso que esperan concluir durante enero de 2026.
  • Finalmente, la elección del nuevo presidente de la Corte Suprema entró en la recta final. La elección del sucesor o sucesora de Ricardo Blanco se da en medio de quizás la peor crisis institucional del Poder Judicial, mientras, en paralelo, se discute la reforma al sistema de nombramiento de jueces, una de las razones de la crisis.

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Final de temporada presidencial

Foto: AGENCIAUNO

“Quien gana el centro, gana la elección”. Esa es una de las máximas que se ha asentado en las definiciones de segundas vueltas presidenciales en Chile. Sin embargo, la elección de este domingo está rompiendo con esa lógica, principalmente porque ambas candidaturas están ubicadas en los polos opuestos del espectro político, dejando huérfano al centro.

  • Si bien en los discursos de cierre de campaña del jueves tanto Jara como Kast apelaron a la unidad nacional y a convertirse en Presidenta o Presidente de todos los chilenos, el tono de la campaña estuvo lejos de abandonar la trinchera. De hecho, el mensaje al núcleo duro fue lo que predominó durante el segundo semestre de este año.
  • Más allá del estilo frontal y los emplazamientos cruzados de las últimas dos semanas, lo cierto es que ambas candidaturas se movieron en frecuencias distintas, apelando a tocar las fibras emocionales de su propio electorado.
  • Por una parte, José Antonio Kast apuntó principalmente a la ineficiencia del Gobierno de Gabriel Boric y de la candidata oficialista –“su continuidad”– para resolver temas como la inmigración irregular, la inseguridad y el desempleo. La tecla elegida por el candidato opositor es clara: orden y seguridad, apalancados además en el progreso económico. Por cierto, el cuestionamiento a la militancia comunista de su adversaria no hizo más que fidelizar al voto duro de derecha.
  • En tanto, Jeannette Jara ha apostado en términos generales por lo que denominó “sueldo vital”, el levantamiento del secreto bancario– dos mensajes indirectos al mundo empresarial–, ordenar el flujo migratorio y combatir al narco. Eso sí, tomó propuestas como la devolución del IVA a los medicamentos y el pie cero para la vivienda. Todo lo anterior, sin abandonar la alusión constante al respeto de los derechos humanos, elemento con el que buscó cuestionar permanentemente las credenciales democráticas de su contendor y, de paso, asegurar su base de apoyo en la izquierda.

Este domingo veremos qué estrategia fue más efectiva y, de paso, evaluar si el nuevo clivaje “Apruebo-Rechazo” termina de consolidarse como el eje sobre el cual se están moviendo los votantes en Chile.

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Victoria aplastante o ajustada: cómo ha sido el comportamiento electoral en Chile desde los 90

Foto: Agencia UNO

El margen de votos de quien resulte vencedor es quizás la principal incógnita de la segunda vuelta presidencial.

  • La pregunta es relevante, porque la holgura o estrechez del resultado será un elemento central no solo para calibrar el margen de maniobra que podrá tener la nueva administración en la implementación de sus primeras medidas al llegar a La Moneda, sino que además el caudal de votos incidirá en la capacidad de negociación del Ejecutivo en el Congreso.
  • Lo mismo ocurre para la coalición que resulte derrotada. Perder por un margen estrecho entrega, de cierta forma, capital político para articular una férrea oposición, sobre todo teniendo en cuenta que el Congreso está en una suerte de equilibrio de fuerzas. Por el contrario, una derrota abultada podría debilitar severamente a la oposición y ceder espacios a nuevas fuerzas políticas, por ejemplo, los 14 diputados electos del Partido de la Gente.

Aun cuando esta elección tiene como particularidad el factor inscripción automática-voto obligatorio, un antecedente que permite proyectar –al menos parcialmente– el resultado de este domingo lo entrega el comportamiento electoral de nuestra historia reciente.

  • La tendencia del Sí y el No. El plebiscito de 1988, que posibilitó la vuelta a la democracia, registró una diferencia de 11,98 puntos porcentuales entre la opción No (55,99%) y la opción Sí (44,01%). Esta tendencia se ha replicado en la mayoría de las ocho elecciones presidenciales posteriores. Por ejemplo, en la última elección de 2021, Gabriel Boric fue elegido Presidente con un 55,87% de los sufragios versus el 44,13% que obtuvo José Antonio Kast, es decir, 11,74 puntos porcentuales más que su adversario.
  • En tanto, en las elecciones sucesivas que llevaron a Michelle Bachelet y Sebastián Piñera a la Presidencia, las cifras muestran que en 2005 Bachelet (53,50%) superó a Piñera (46,50%) por siete puntos porcentuales. Luego, en 2010, Piñera (51,61%) llegó por primera vez a La Moneda derrotando a Eduardo Frei (48,39%) por 3,22 puntos porcentuales. En su segunda incursión presidencial, Piñera (54,57%) superó a Alejandro Guillier (45,43%) por 9,14 puntos porcentuales.
  • Pero, sin duda, la elección más estrecha de los últimos 36 años se produjo en 1999, entre Ricardo Lagos y Joaquín Lavín. En la segunda vuelta, Lagos ganó la Presidencia con el 51,31% de los sufragios, mientras que Lavín alcanzó el 48,68%. La brecha de 2,62 puntos porcentuales fue equivalente a un voto por mesa.

Las excepciones a esta tendencia de victorias estrechas se produjeron en las dos primeras elecciones presidenciales posdictadura. En 1989, Patricio Aylwin ganó la elección con el 51,17% de los votos, superando por 25,77 puntos porcentuales al candidato oficialista y exministro de Hacienda de Pinochet, Hernán Büchi. Cuatro años más tarde, Eduardo Frei Ruiz-Tagle obtuvo el 57,98%, 33 puntos porcentuales más que el abanderado opositor, Arturo Alessandri Besa (24,41%).

  • Michelle Bachelet es la candidata que ha logrado el mayor porcentaje en una elección presidencial desde el retorno a la democracia. En 2013, la expresidenta obtuvo el 62,17% de las preferencias, superando por 24,34 puntos porcentuales a Evelyn Matthei, que alcanzó el 37,83%.

Este domingo resolveremos el misterio con el conteo de sufragios. Lo que sí es posible anticipar es que quien gane la Presidencia será la candidatura más votada de la historia electoral en Chile, salvo que el porcentaje de blancos y nulos nos dé una sorpresa mayúscula.

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Traspaso de mando: La Moneda instruye elaboración de memorias institucionales y repositorio digital

Foto: Agencia UNO.

A inicios de noviembre, la División de Coordinación Interministerial de la Subsecretaría del Interior despachó un oficio dirigido a todas las reparticiones públicas, donde daba las instrucciones generales e informaba los plazos para el traspaso de mando, de cara a la llegada de la nueva administración que asumirá el 11 de marzo de 2026.

  • Funcionarios que actualmente trabajan en el proceso señalan en privado a +Política que La Moneda ha optado por replicar, sin grandes cambios, el mecanismo que utilizó la segunda administración de Sebastián Piñera cuando salió de Palacio.
  • El mecanismo contempla la elaboración de memorias institucionales, el llenado de información en planillas Excel y, finalmente, la carga de información en formato digital. De hecho, para subir los datos, hasta el momento se utilizaría la misma plataforma que dejó operativa la administración anterior, bajo el rótulo “Plataforma Traspaso Gobierno”.
  • La metodología del proceso está diseñada en cuatro fases: coordinación de la memoria institucional (noviembre 2025), preparación de plantillas de carga (noviembre-diciembre 2025), recolección y revisión de plantillas (diciembre 2025) y validación (enero 2026).
  • Las memorias institucionales incluirán información programática y de gestión, de personal, finanzas, inventarios, aspectos legales, participación ciudadana, auditoría interna, además de otras áreas relevantes.

De ganar la Presidencia José Antonio Kast, se espera que la avanzada del Mandatario electo se constituya rápidamente en terreno para interiorizarse del estado del traspaso y los nudos críticos que deberán resolver los equipos antes del 11 de marzo.

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Corte Suprema elige nuevo presidente con reforma al sistema de nombramientos judiciales en vilo

La elección del ministro o ministra que encabezará la Corte Suprema por los próximos dos años tiene demasiados elementos dignos de análisis: por primera vez en 200 años de historia, el máximo tribunal podría ser dirigido por una mujer; el acuerdo no escrito de que la primera antigüedad asuma la presidencia podría romperse; la elección ocurre en medio de una profunda crisis del Poder Judicial; y, finalmente, la presidencia del alto tribunal se renueva justo cuando el proyecto de reforma constitucional que modifica el sistema de nombramientos judiciales parece haber entrado en una etapa de observación en el Senado.

  • En cuanto a este último punto, el proyecto elaborado por el exministro de Justicia Luis Cordero y continuado por el actual titular de la cartera, Jaime Gajardo, surgido tras las revelaciones del caso Audios, se encuentra hoy en discusión en el Senado. Fue aprobado en general en la Comisión de Constitución de la Cámara Alta y, recientemente, quedó listo para su votación en Sala.
  • En términos generales, el proyecto contempla la creación de un Consejo de Nombramientos –labor que hoy recae en el Pleno de la Suprema– encargado de elaborar las ternas y quinas para las designaciones de jueces de instancia, Cortes de Apelaciones y Corte Suprema. La instancia estaría compuesta por siete miembros, mayoritariamente jueces.

Tal como ocurre actualmente, el proyecto elaborado por el Ejecutivo propone que, a partir de una quina, el Presidente de la República designe directamente a jueces de instancia y de Apelaciones. En el caso de los ministros de la Suprema, el Mandatario propone un nombre de una terna, el que luego debe ser ratificado por la Cámara Alta. Es decir, en el proyecto, los roles del Ejecutivo y del Senado se mantienen intactos.

  • Esta fórmula ha encontrado una férrea oposición, entre otros, en la Asociación Nacional de Magistrados del Poder Judicial, quienes promueven que el Consejo no solo elabore las nóminas de candidatos, sino que realice directamente los nombramientos, sacando de la ecuación al Presidente de la República y al Senado. Una propuesta audaz, ya que “rompe con la tradición constitucional”, señalan a +Política conocedores de la iniciativa del Ejecutivo.
  • Lo llamativo es que la Corte Suprema se mantuvo en completo silencio hasta el pasado 20 de noviembre. Recién en esa fecha, el presidente de la Suprema, Ricardo Blanco, asistió a la Comisión de Constitución del Senado para comentar el proyecto. “La Suprema parece estar entregada a lo que decida el resto de los poderes del Estado, sin ánimo de intervenir”, dice en privado a +Políticaun integrante de la magistratura.

Mientras tanto, desde la oposición no ven con malos ojos la posibilidad de que sea el próximo Gobierno el que se anote una de sus primeras victorias al reformar el sistema de nombramientos judiciales. Sobre todo, considerando que el exministro de Justicia Hernán Larraín fue el principal promotor de un texto de reforma que no contó con los votos del Congreso cuando encabezó la cartera entre 2018 y 2022, aunque sí concitó apoyo transversal en la Comisión Experta de la segunda propuesta constitucional, que tampoco prosperó.

  • Así las cosas, la figura de Manuel José Ossandón resulta clave para el avance de la iniciativa. La puesta en tabla para su revisión en Sala depende de las urgencias que determine el presidente de la Corporación.
  • En este escenario se abre nuevamente un espacio de negociación entre el Ejecutivo y el Legislativo para definir si la reforma se aprueba durante esta administración o si será retomada por quien llegue a La Moneda el 11 de marzo de 2026.

Antes de eso, conoceremos el nombre de quien encabezará la Suprema por los próximos dos años.


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