Gastronomía
Segunda Competencia Nacional de Tea Blend: renovando la cultura del té en Chile
Históricamente Chile es un gran consumidor de té. Pero ahora, una nueva generación de emprendedoras está llevando el té chileno hacia territorios creativos, sensoriales y de autor, consolidando al tea blending como la tendencia gastronómica que hoy marca agenda.
Chile se está tomando en serio el té y no es casual que nuestro país figure entre los mayores consumidores de té per cápita del mundo. El interés por esta bebida ha empezado a migrar desde la costumbre cotidiana hacia un terreno creativo que hoy tiene nombre propio: tea blending. Así quedó demostrado en la Segunda Competencia Nacional organizada por la Academia Chilena de Tea Blend, institución fundada por la emprendedora Carla Silva, que se ha convertido en epicentro de una escena emergente liderada —principalmente— por mujeres.
Celebrado en Fundación MOA, el encuentro reunió a proyectos que, lejos de reproducir fórmulas tradicionales, están diseñando mezclas donde el té convive con frutas, especias y flores, ampliando la propuesta gastronómica en torno a la milenaria infusión. Una pista clara de que el té dejó de ser simplemente “el de todos los días” para convertirse en un producto de autor.

Mixología sin alcohol y exploración sensorial
La recepción fue una demostración de tendencias: mocktails elaborados a base de té, ice teas estilo cold brew y maridajes ligeros planteados desde la pastelería. Creaciones como Pomelo Amatista, Botanical Dry Tonic o Green Jasmine Tropical Fizz evidenciaron una inquietud que hoy atraviesa a la coctelería —la búsqueda de experiencias sin alcohol, pero igualmente complejas— y que encuentra en el té un ingrediente versátil para nuevos lenguajes culinarios.
La apuesta apunta a posicionar a Chile como referente regional en blends de autor. Si bien el país no es productor de té, sí ha logrado desarrollar una identidad propia a partir de ingredientes locales y narrativas territoriales: memoria, paisaje y tradición puestos en diálogo con técnicas contemporáneas.

Ganadoras que proponen y arriesgan
El jurado distinguió tres propuestas que marcaron tendencia:
- 1º lugar: Andrea Pinaud (Mysticum Tea Tempore) por Krampus, mezcla donde el Shu Pu-erh dialoga con cítricos y especias.
- 2º lugar: Katherine Arancibia (Agüita Perra) con Sureño, un blend que rescata manzana deshidratada “cabeza de niño” y canela.
- 3º lugar: Sandra Toledo (Tiempo de Té) con Pampino II, té negro con cedrón aromatizado, limón de pica y mango.
Más allá de la técnica, cada blend resaltó por su relato cultural que incorporaba ingredientes locales, estacionalidad y lectura territorial, tres conceptos cada vez más presentes en la gastronomía actual latinoamericana.
La competencia entregó reconocimientos especiales y contó con el apoyo de marcas del rubro, consolidando un ecosistema en pleno crecimiento. Pero quizá el dato más relevante es la fuerza femenina que impulsa este movimiento: el tea blending se transformó en espacio de emprendimiento, profesionalización y expresión.
La irrupción del tea blending ha abierto una puerta para un público que hoy demanda desde experiencias sensoriales, productos de autor, hasta una mayor identidad local.
En otras palabras, un consumo más informado y orientado a la exploración, especialmente entre nuevas generaciones interesadas en bienestar, origen y creatividad gastronómica.
La escena apenas comienza, pero ya plantea que la cultura del té en Chile vive un giro histórico, y está siendo escrita por una generación que entiende esta bebida como territorio creativo. Una reinvención que, desde la mezcla, vuelve a poner a Chile en el mapa gastronómico de las tendencias que vienen.