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Otero reitera que dictadura fue una «necesidad»

El saliente representante de la legación chilena en Argentina afirma que el éxito de la gestión económica y administrativa del gobierno de Pinochet “no lo puede negar nadie”, porque sentó las bases de la política económica que adoptaron las administraciones de la Concertación. Sin embargo, defiende su postura de condenar las violaciones a los derechos humanos, asegurando que estas sólo fueron reconocidas en “su verdadera magnitud” durante Patricio Aylwin y Eduardo Frei.


El ex embajador en Argentina Miguel Otero, que esta semana renunció tras defender la dictadura militar en una entrevista a un diario de ese país, reiteró que el golpe de Estado perpetrado por Augusto Pinochet fue «una necesidad».

«Creo que el pronunciamiento militar fue una necesidad, sentida por la gran mayoría de los chilenos frente a la situación que existía en 1973», dijo Otero en una entrevista que publica este domingo el diario El Mercurio.

Para el ex embajador, el «éxito de la gestión económica y administrativa del Gobierno militar no lo puede negar nadie», y sentó las bases de la política económica que adoptaron las administraciones democráticas de la Concertación.

«Otra cosa totalmente distinta» son las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura (1973-1990), situación que, según Otero, «sólo vino a ser conocida en su verdadera magnitud» en los Gobiernos de Patricio Aylwin (1990-1994) y Eduardo Frei (1994-2000).

El ex senador de Renovación Nacional (RN) condenó estos hechos y aseguró que la justicia chilena está determinando las responsabilidades correspondientes.

Otero presentó su renuncia indeclinable al cargo diplomático en Argentina el martes pasado, debido a la polémica que generó una entrevista concedida al diario Clarín en la que sostuvo que «la mayor parte de Chile no sintió la dictadura».

Parlamentarios oficialistas y de oposición y los familiares de las víctimas de las violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar pidieron la remoción del ahora ex diplomático.

Aseguró que el episodio le sirvió para aprender que «la buena fe y la sinceridad no son políticamente correctas cuando uno es embajador», y agregó que si ocupara un cargo diplomático nuevamente «jamás daría una entrevista de prensa».

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