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Inteligencia Artificial y el Mercado del Trabajo Opinión

Inteligencia Artificial y el Mercado del Trabajo

Juan Pablo Arias
Por : Juan Pablo Arias Subgerente de preventas de soluciones de Adeuxs
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La inteligencia artificial (IA) es una de las tecnologías disruptivas que ha generado mayor impacto en nuestra era. Sin duda, sus aplicaciones son infinitas y los gigantes de la industria apuestan por las tecnologías cognitivas y la incorporación cada vez más profunda de herramientas inteligentes como los chatbot. Estos últimos han revolucionado la forma en que los usuarios acceden a los servicios, ya que permiten interacciones usando lenguaje natural y capacidades cognitivas, con el objetivo de resolver consultas o facilitar transacciones que son cada vez más personalizadas y que generan una experiencia más cercana a las necesidades de los usuarios.


Pero la IA no sólo está transformando los modelos de negocio y los procesos operacionales, sino que también está cambiando el mundo del trabajo. Si las máquinas tienen la capacidad de mejorar su desempeño superando los niveles humanos, entonces es natural hacerse la siguiente pregunta: ¿Pueden las máquinas inteligentes generar una ola masiva de desempleo?

Esta interrogante ha generado una gran discusión entre expertos internacionales y por supuesto, una sensación de incertidumbre en el mercado laboral. De acuerdo a un estudio realizado por McKinsey Global Institute, en 30 a 40 años más, la mitad de los trabajos efectuados por seres humanos serán ejecutados por máquinas.

En Chile ya vemos cómo una serie de tareas en el comercio han sido automatizadas: cajas de pago, máquinas consultoras de precio, reponedores de productos. Otro ejemplo lo encontramos en el transporte, como, por ejemplo, la reciente inaugurada Línea 6 del Metro que opera sin conductores ni vendedores en boleterías.

El consumidor ha integrado esta nueva forma de economía. De acuerdo a cifras de una tienda de artículos para el hogar y construcción, en 2013 sólo el 10% de quienes compraban usaban las cajas automáticas. Actualmente, la cifra llega a 30%.

A pesar de esta mirada, el informe EPyCE señala que los efectos de la automatización en el empleo permitirán un aumento en la creación de nuevos puestos y se prevé que para el 2020 existirá la demanda de 2,1 millones puestos de trabajo, con perfiles que varían desde ingenieros de automatización hasta arquitectos de realidad aumentada.

En esta misma línea, el informe de la misma consultora McKinsey Global Institute, contempla que la automatización de diversas actividades productivas llevaría a un incremento de la productividad entre 0,8 y el 1,4% anualmente. Los avances tecnológicos que la humanidad ha tenido que enfrentar siempre se han traducido en mayor grado de productividad y han incidido en las mejoras de la calidad de vida de la sociedad, en consecuencia, un menor número de horas trabajadas anualmente. Así lo demuestran países como, Alemania, Holanda, Noruega y Dinamarca quienes tienen un alto grado de automatización en sus sistemas y se encuentran entre los países de la OCDE emplean un menor número de horas trabajadas a lo largo del año.

En definitiva, los avances tecnológicos no necesariamente amenazan el empleo, más bien desafían a la fuerza laboral a reinventarse y hacer uso de las capacidades digitales para ser más productivos. En particular, la IA moviliza a los trabajadores desde roles operativos o repetitivos hacia funciones más estratégicas.

Esta revolución digital también impone un desafío a nivel educacional. Es necesario que en la etapa escolar se enseñe a los niños a pensar, analizar, innovar y diseñar estrategias porque son justamente las habilidades “humanas” las que, en conjunto con la tecnología darán origen a nuevos puestos de trabajo.

La AI está avanzando a pasos agigantados, por lo que se requerirá implementar trabajos colaborativos, alianzas, normativas y reformas que apalanquen la creación de un nuevo orden social y comercial en beneficio de las personas, las compañías y las sociedades.

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