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Uber prueba de su propia medicina en Singapur: Gadfly

Uber prueba de su propia medicina en Singapur: Gadfly

La experiencia de la app es un recordatorio oportuno para aquellas startups que están revolucionando industrias tradicionales. Puede que ellas también se conviertan en víctimas demasiado pronto.


Uno de los conceptos microeconómicos fundamentales de las empresas que operan en ambientes con márgenes jugosos y competencia monopolística es que al poco tiempo entran otros y se quedan con esas grandes ganancias. Uber se está transformando rápidamente en un caso de manual, y su experiencia en Singapur es un buen ejemplo.

Esta semana, la aplicación de transporte particular bajó sus precios cerca de 15 por ciento en la ciudad estado debido a la competencia feroz de Grab, una startup local, y a estrategias más enérgicas de las empresas de taxis. A partir del 13 de abril, el servicio de autos privados de Uber, UberX, cobrará una tarifa básica de 3 dólares de Singapur (US$2,20), por debajo de la bajada de bandera más barata de los taxis locales, de 3,20 dólares de Singapur. También se revisaron y disminuyeron las tasas por kilómetro posteriores. Uber podría verse obligada a hacer lo mismo en otras partes del mundo, donde compañías como Lyft y Gett le están pisando los talones.

La situación que enfrenta Uber es bastante parecida a la de muchas startups de Internet que prosperan por penetrar en industrias dominadas por un puñado de empresas gracias a una regulación afianzada o a la infraestructura legada. En marzo, el máximo responsable ejecutivo de Uber, Travis Kalanick, dijo que la empresa con sede en San Francisco estaba generando cerca de US$1.000 millones en ingresos anuales en sus treinta ciudades más grandes, lo que le permite invertir en mercados como China.

Si Uber desea mantener ese nivel de rentabilidad, puede que tenga que cambiar de táctica.

En la economía abierta de Singapur, Uber no enfrentó el mismo tipo de rechazo regulatorio que, por ejemplo, en Yakarta. Los incentivos para inscribir a conductores y los descuentos por recomendaciones y pasajeros frecuentes fueron reduciéndose gradualmente a medida que la empresa se consolidó como opción para los singapurenses.

Pero en enero de 2013, dieciséis meses después del lanzamiento de Uber, GrabTaxi, con sede en Singapur, presentó un servicio similar, GrabCar. GrabTaxi, que ahora opera como Grab, viene redoblando los incentivos para pasajeros y conductores y ganando terreno frente a Uber. Su máximo responsable ejecutivo, Anthony Tan, dijo en enero que espera que la empresa, presente en treinta ciudades del sudeste asiático, recupere los gastos este año.

Como Airbnb, Uber y otros en la nueva economía compartida pueden ganar mucho dinero al principio, pero con frecuencia esto no dura mucho. A diferencia de sus antecesores, que tenían que realizar inversiones grandes y caras para construir hoteles o comprar y mantener flotas de vehículos, los creadores de aplicaciones sólo necesitan tecnología. Esto significa que sus costos pueden ser muy bajos y sus ganancias, altas. También significa que prácticamente cualquier otra persona puede hacer lo mismo.

La experiencia de Uber en Singapur es un recordatorio oportuno para aquellas startups que están revolucionando industrias tradicionales. Puede que ellas también se conviertan en víctimas demasiado pronto.

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