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Feminismo: ¡Energía sanadora planetaria! Yo opino Crédito: Agencia Uno

Feminismo: ¡Energía sanadora planetaria!

León Pascal
Por : León Pascal periodista y escritor
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Todos y todas somos concebidos por un vientre materno. Las mujeres son las dueñas biológicas irrestrictas de la perpetuación de la raza humana, en el presente y en el futuro. Hay que decirlo fuerte y claro, con todas sus letras: “Las mujeres y los movimientos feministas se han transformado en protagonistas e impulsoras de los cambios sociales, contemporáneos”.

Maravillados hasta las lágrimas, hemos sido testigos como el estridente cántico e himno feminista reivindicativo “Un violador en tu camino”, creado por cuatro iluminadas jóvenes porteñas, traspasó las fronteras con el potente contenido de su letra y simbólica coreografía colectiva. Mujeres de todas las edades, en diferentes latitudes del planeta, han unido los ombligos, congregándose, masivamente, portando vendas negras sobre los ojos y pañoletas verdes amarradas en las muñecas de las manos. El feminismo planetario ha logrado, finalmente,  unir voces y úteros comunes, clamando y exigiendo respeto hacia las mujeres y sus derechos, en abierto rechazo contra la opresión del Estado Machista reinante.

Las feministas chilenas, junto a las gloriosas y valientes “estudiantas”, sin duda, fueron las iniciadoras de los cambios sociales actuales. Las feministas luchadoras se atrevieron a irrumpir en las calles, marchando, como protesta, con los pechos desnudos, cubriendo con pasamontañas de colores sus rostros en homenaje a las Pussy Riot (agrupación musical de jóvenes rusas punkis: condenadas a varios años de cárcel por hacer una performance anti sistema en el altar de una iglesia en Moscú). Mujeres feministas a lo largo de todo el mundo criticaron la represión machistoide, movilizándose, para  exigir la liberación de las  revolucionarias Pussy Riot.

[cita tipo=»destaque»]Las mujeres y los movimientos feministas se han transformado en protagonistas e impulsoras de los cambios sociales, contemporáneos. [/cita]

En Chile y el mundo, somos testigos del inicio y la germinación, del crepúsculo de la “Revolución del Matriarcado”. Las mujeres con el himno “un violador en tu camino” (made in Chile) han marcado un nuevo paradigma mundial: la igualdad de género; el respeto y el amor incondicional por la vida, el planeta, los animales y su gente. Las mujeres de forma ejemplar, sin actos de violencia y destrucción extrema, nos han estampado un ejemplar y sabio tapa boca a los hombres y nuestro retrógrado machismo, que llevamos a cuestas, incrustado en el ADN milenario termocéfalo, termo-fálico.

Las mujeres (con plena razón) están hartas que los hombres y el Estado machista, continúen, ciega y tercamente, predicando con el marrueco abierto,  opinando, juzgando y legislando, retrógrada y conservadoramente en temas de ellas como: la paridad de género, el aborto, el matrimonio igualitario, etcétera, etcétera. Ellas exigen -hoy y ahora-, una “nueva y necesaria dignidad” en sintonía con los tiempos de cambios radicales y efervescentes luchas sociales. El vocalista Jorge Gonzáles y Los Prisioneros fueron visionarios al escribir la canción “Corazones Rojos” en la década de los 80 y 90 en plena dictadura: “Corazones rojos, corazones fuertes, espaldas débiles de mujer; mil insultos como mil latigazos, mil latigazos dame de comer; de comer cordura, de comer comida, yo sabré como traicionar; traicionar y jamás pagar, porque yo soy un hombre y no te puedo mirar; eres ciudadana de segunda clase, sin privilegios y sin honor; porque yo doy la plata estás forzada a rendirme honores y seguir mi humor…”.

El Feminismo contemporáneo es una necesaria energía planetaria que debemos abrazar y potenciar. Siempre he pensado que si gobernaran las mujeres: el mundo sería otro. Las guerras mundiales y los crímenes de la humanidad han sido conducidos enfermizamente por hombres sedientos de muerte, odio y poder. Son tiempos de sacarnos la venda negra de los ojos, evolucionar y salir del pantano “machistoide”, mal oliente. Para que reine la paz, la justicia y la armonía social debemos aceptar, para bien, los necesarios cambios post modernos, como el rayado rupturista en la  calle cerca del GAM que proclama: “Dios es gay”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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