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Sexo explícito, liberación y marketing: Los factores que explican el boom de consumo de la literatura erótica en las chilenas Apuntan tanto a una mayor liberalidad como a un fenómeno de marketing

Sexo explícito, liberación y marketing: Los factores que explican el boom de consumo de la literatura erótica en las chilenas

El bestseller “50 sombras de Grey” ha vendido 30 millones de copias en el mundo, y Chile no ha sido inmune al fenómeno, que ha arrastrado a otros libros del mismo estilo, mayormente consumido por mujeres. Aquí las escritoras chilenas Pía Barros, Natalia Berbelagua y Romina Reyes, junto a la colombiana Pilar Quintana, así como la poetisa local Soledad Fariña y la sexóloga Raffaela di Girólamo, intentan desentrañar el misterio.


Cuando la británica E.L.James publicó “50 sombras de Grey” en Gran Bretaña en 2011, seguramente jamás se imaginó que el primer libro de 514 páginas de una trilogía seguida por “50 sombras más oscuras” y “50 sombras liberadas” vendería como serie más de 30 millones de ejemplares en 37 países de todo el mundo.

literatura-eroticaEl libro, que cuenta la relación sadomasoquista entre una joven universitaria y un rico empresario, se destaca por contener sexo explícito. Su éxito ha sido tal que actualmente en Hollywood trabajan para llevarla al cine.

¿Pero cómo se explica este boom? ¿Tiene que ver con el contexto de la época? ¿con pobres experiencias sexuales personales? ¿con el alto índice de consumo de pornografía en los hombres que impulsa a las mujeres a buscar sus propios fetiches en la literatura erótica ¿O tal vez por efecto de un buen marketing o derechamente porque son obras literarias de alto vuelo?

Misterio

Para escritoras como la joven Romina Reyes (“Reinos”), el éxito de libros como “50 sombras de Grey” efectivamente es un verdadero misterio.

“No sé si lo que influye sea la categoría ‘erótico’ o el que sea un best seller”, dice Reyes (1990). “Quizá sea algo así como la respuesta de las mujeres a la pornografía, que siempre ha tenido una sombra más de basura y se da de manera más complicada entre las mujeres, es decir, no la ven. Pero quiero creer que es por la curiosidad ante un fenómeno. Además, si lo que se busca es excitación, la pornografía me parece más barata y efectiva”.

Una de las editoriales con experiencia en el tema es la multinacional Planeta. Allí señalan que hay un boom de la literatura erótica desde hace más o menos tres años, con la aparición de la trilogía de las “50 sombras de Grey”. En su catálogo destacan las obras de Sylvain Reynard (“El infierno de Gabriel”), Megan Maxwel (“Pídeme lo que quieras”) y Jodi Elen Malpas (“Mi hombre”).

Además aseguran que quienes compran más literatura erótica son mujeres. Algo con lo que coincide la escritora Natalia Berbelagua (1985), que en 2011 causó bastante revuelo con su libro de cuentos “Valporno”.

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“Son mujeres más que nada, pero de distintas edades, desde universitarias a las más maduras”, señala. “De hecho, el libro fue calificado como ‘Porno para dueñas de casa’. Las compradoras de ‘50 sombras de Grey’ perfectamente pueden leer a Danielle Steel, Barbara Wood o libros de autoyuda a lo Pilar Sordo. Lo que hay detrás es la entretención, leer para pasar el rato, la creación pasa a segundo plano. Es que te cuenten una historia lo más simple posible y da lo mismo que los recursos sean básicos, se apela a la experiencia más que a la reflexión o la belleza”.

La sexóloga Raffaela di Girolamo explica que la opción de las mujeres por los libros es porque frente a la pornografía “a veces es difícil lidiar con las imágenes porque tienden a compararse” con lo que ven en la pantalla. En los libros, en cambio, “la fantasía es personal”.

“¿Qué pasó con las ‘50 sombras de Grey’? Sea bueno o malo, validó la posibilidad de que la mujer lea literatura erótica sin tener que esconderse. Fue como un permiso que se dio con esta moda, y este libro en particular”, señala la especialista.

¿Contexto o marketing?

El origen del fenómeno divide a los encuestados. Algunos lo atribuyen al contexto de la época, ya sea de “liberación” o por el contrario un “puritanismo”, mientras otros estiman que se trata de un fenómeno meramente comercial, y otros creen que es una mezcla de todo.

Entre los primeros está la poetisa Soledad Fariña (1943), autora de connotados versos eróticos (“Ábreme le pido ábreme/impulsa con tus labios mi saliva/abre canales a mis aguas abre mi piel/ensancha las zanjas de mi boca” señala su poema “Ábreme”).

“Creo que las chilenas están más liberadas, en todo sentido, pero se topan con una barrera inmensa por parte del espíritu conservador del hombre chileno”, opina Fariña. “Entre las generaciones de hombres jóvenes, encontramos algunas mentes más abiertas”.

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La escritora colombiana Pilar Quintana (1972), en cambio, pone en duda que estemos en una época de liberación. “A mí me parece, más bien, que hay una tendencia al puritanismo”, afirma la autora de “Coleccionistas de polvos raros”. “Creo que en un contexto como este, donde la gente se tapa la boca y se ríe ante la mención de la palabra ‘sexo’, un libro donde hay sexo explícito puede resultar muy atractivo, casi un placer prohibido o morboso”.

 

“El libro viene acompañado de un cambio cultural muy grande”, asegura di Girolamo. “Libros eróticos hay millones, pero este tuvo la suerte de caer en un momento cultural donde se le dio el espacio para ponerse de moda. Hace diez años no se hablaba de sexo de forma tan explícita como ahora. Las mujeres y los hombres tienen ganas de aprender, de descubrir, de gozar, y eso sólo se puede a través de la lectura, de la fantasía, de la experiencia. La gente tiene muchas ganas de gozar”, en un cambio cultural progresivo que en su opinión viene desde la pastilla anticonceptiva.

En su consulta “hablan de este y de muchos libros, el que más se adecúe a cada persona”, especialmente “una generación que creció con Disney, y para la cual este libro es como Disney a los 40, con un príncipe azul de este siglo, que es un gran empresario, que tiene mucha plata y para el cual tú pasas a ser la prioridad en su vida. No sé si la parte sexual de este libro es lo que realmente llama la atención, creo que llama mucho más la atención este hombre”.

“Creo que es un libro para mujeres heterosexuales de entre 30 y 40 años, una generación que creció con el ideal del príncipe azul. Éste es un príncipe azul moderno”, sentencia la sexóloga.

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Marketing

Para Berbelagua, en cambio, son ambas cosas: marketing y liberación, aunque antes que todo es una moda que incluye a las sagas y los best sellers, en estos tiempos donde todo lo que se hace es fotografiado, tener una imagen leyendo un libro del que la prensa y las redes sociales hablan es lo que supuestamente se tiene que hacer”.

“Sin duda es un fenómeno comercial, efecto del marketing y la masificación de las redes sociales”, señala. “La historia surgió como la historia b de los protagonistas de otra saga (“Crepúsculo”), que ya dice mucho, aunque eso indiscutidamente se da en un contexto. Dentro de los valores de los que hace ostentación la nueva mujer chilena está la apertura mental y la liberación sexual”, explica.

“Es más común hablar de deseos y posturas, de a poco se ha ido haciendo la separación del sexo y el amor, que aunque a veces se da junto es normal y legítimo que esos dos conceptos no se encuentren”, afirma Berbelagua. “Aquí la pérdida de poder de la iglesia ha sido decisivo, vamos en camino a una sociedad más laica y por ende más liberal”.

“Creo que más que un interés mayor por la erótica hay unos medios de comunicación que se dedican a vender un producto que puede tener ribetes eróticos, o se busca vender una literatura a través del erotismo”, afirma por su parte la escritora Pía Barros (1956).

“Yo pienso que es un fenómeno comercial más que nada”, señala Reyes. “De todas formas creo que las mujeres, al menos las más jóvenes, tenemos menos ataduras respecto a la sexualidad, pero eso no tiene que ver con la lectura de un libro sino con la manera en que se vive esa sexualidad y en la que nos relacionamos con nuestros pares”.

mi hombre

Aunque en un contexto de mayor “empoderamiento», un libro como “50 sombras de Grey” podría venir a llenar la necesidad o el deseo de las mujeres de reconocerse como seres sexualizados, para Reyes “una relación sadomasoquista, como la del libro, no necesariamente implica una liberación, más allá del fetiche, claro. Tiene el gancho de que habla de algo ‘prohibido’, pero sin ser conocedora del tema, me parece que ese libro es muy softcore y es bastante conservador en su planteamiento”.

¿Calidad literaria?

En todo caso, la calidad literaria del boom está puesta en duda desde ya. “No entiendo por qué a alguien le puede gustar Cincuenta sombras de Grey”, señala sin aspavientos Quintana.

valporno-Natalia Berbelagua“Hace un tiempo, antes de que lo sacaran en español, me leí el primer capítulo”, cuenta luea colombiana. “Estaba escribiendo sobre bestsellers y este era el libro más vendido del momento, así que no podía falta en mi artículo. Me pareció muy malo. Ella es un ratoncito de biblioteca y es virgen y él es un multimillonario joven y buenmozo que cita a Carnegie. Parecen sacados de una novelita de Corín Tellado, esas que aparecen en la revista Vanidades. Todo es obvio y está lleno de clichés. La prosa es plana, no tiene nada de chispa o sarcasmo, los diálogos son insustanciales y explicativos y las metáforas no pueden ser más cutres. Aquí un ejemplo: ‘Su voz es cálida y ronca como el caramelo dulce de chocolate negro derretido’».

Barros tampoco lo pudo terminar de leer. “Lo encontré muy mal escrito o a lo mejor la traducción era muy mala”, señala. “La escritura es bastante mediocre. Encuentro que son fantasías más masculinas que femeninas, que se imponen a través de un mercado, de lo que supuestamente le debe gustar a las mujeres, pero no me parece que esté exactamente a lo que las mujeres aspiran. Hay una idea de fantasía femenina de sadomasoquismo que no es real. Lo encuentro un poco rasca, para serte honesta”.

Para Berbelegua, “50 sombras de Grey” funcionó porque maneja todos los clichés del género. “Los personajes se relacionan en base a la sumisión, al concepto del amo/esclava del bondage, fantasía recurrente en el imaginario erótico; tiene un lenguaje sencillo, tiene morbo pero tratado de una manera liviana, rosa. Es un neo Corín Tellado, pero con más páginas, en tomos y escrito por una señora”.

Las consultadas realizan sus propias recomendaciones literarias a las lectoras. Di Girolamo señala la colección literaria “La sonrisa vertical”, con autores como Georges Bataille y el Marqués de Sade; Pía Barros, la novela “El carnicero”, de la francesa Alina Reyes; Berbelagua, a autores como Anais Nin y Henry Miller; Quintana, el “Satiricón” de Petronio; mientras Fariña señala entre otros a la española Ana Rossetti, a la mexicana Rosario y la costarricense Ana Istarú, entre otros.

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