Cada cierto tiempo, un libro de éstos –una aportación colectiva- aparece en el mercado. Lo triste es que frecuentemente van a parar a las estanterías, junto a sus primos hermanos, sin que se los haya aprovechado en la contingencia. Por décadas, la CPU se especializó en entregas de esta naturaleza y revisarlas hoy es muy útil para conocer los últimos 50 años de nuestra historia universitaria. Pero ésa es justamente la pena: que suelen ser libros para historiadores más que para la discusión especializada o general del momento.
Estamos en presencia de una magnífica aportación a la polémica sobre educación superior. Elaborado a partir de 15 entrevistas a rectores, profesores, políticos e investigadores, el libro coloca al lector frente a todos los problemas de actualidad en las Universidades: admisión, financiamiento, propiedad, servicio, calidad, participación, identidad, competencia, lucro, y todo lo demás.
Cada cierto tiempo, un libro de éstos –una aportación colectiva- aparece en el mercado. Lo triste es que frecuentemente van a parar a las estanterías, junto a sus primos hermanos, sin que se los haya aprovechado en la contingencia. Por décadas, la CPU se especializó en entregas de esta naturaleza y revisarlas hoy es muy útil para conocer los últimos 50 años de nuestra historia universitaria. Pero ésa es justamente la pena: que suelen ser libros para historiadores más que para la discusión especializada o general del momento.
Y es necesario que este texto rompa con esa tendencia, porque su valor es alto. Ojalá lo veamos debatido, citado y discutido en clases. Se lo merece.
A pesar de que las preguntas están formuladas en un lenguaje que con frecuencia resulta inaudito (leí varias, tres y cuatro veces, sin lograr entender qué diantres se preguntaba) los entrevistados se las arreglan -casi siempre- para decir cosas interesantes, muy interesantes.
Obviamente que hay gran disparidad entre ellos (Jaime Bellolio es muy superior a Camila Vallejo en conceptos; J. Joaquín Brunner es mucho mas claro que Fernando Atria; Federico Valdés es ampliamente generoso frente a un Ennio Vivaldi restrictivo) pero, más allá de la buena síntesis final que hace el compilador, el lector atento sacará sus conclusiones sobre quién es quién, sobre quién sabe y quién ideologiza, sobre quién busca el bien común y quién la ampliación del Estado.
Por cierto, en estos libros también cuentan las ausencias notorias. La carencia de una entrevista a Ignacio Sánchez, como el rector de punta en la defensa de la libertad de enseñanza, y la falta de un diálogo con Juan de Dios Vial Larraín, como el ex rector y profesor de trayectoria plena, son lamentables. Sus aportaciones le habrían dado aún mayor riqueza al texto.
Yo ya lo coloqué en el lugar que se merece en mi estantería: no entre las obras para la historia de la educación superior chilena -por ahora- sino entre los textos de consulta habitual.
Gonzalo Rojas Sánchez
Profesor universitario