CULTURA
«Yo tengo una convicción profunda de la importancia de que el museo continúe, asegurando la trascendencia de la obra de Violeta Parra para las próximas generaciones. El Estado invirtió muchos recursos en construirlo y mantenerlo y ya es parte del acervo patrimonial de Chile. Me tocó gestionar donaciones y adquirir obras desconocidas y otras que estaban perdidas, así como documentos, fotografías y libros que incrementan el conocimiento sobre la artista», expresa Cecilia García-Huidobro.
Fue a fines de septiembre que la Fundación Museo Violeta Parra anunció la convocatoria para elegir a un nuevo director ejecutivo de la entidad.
Específicamente, mediante un comunicado en su sitio web del 23 de septiembre, la Fundación agradeció el «aporte realizado por Cecilia García Huidobro», y le deseó «éxito en las futuras tareas que emprenda». García-Huidobro estuvo seis años al frente del museo.
«Los nuevos desafíos institucionales como el proceso de reconstrucción del museo, su vinculación territorial, y el rol activo que debe jugar en el fortalecimiento de la participación cultural de la comunidad, abren una nueva etapa para su desarrollo», señaló el museo, junto con anunciar la convocatoria de un concurso público para elegir a su reemplazante.
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Al ser consultada sobre la razón de su salida, García Huidobro manifestó que fue la decisión de un directorio, «con quien nunca me reuní, por lo que cualquier respuesta sería mera especulación».
Sin embargo, la ex directora del museo lamentó la forma en que ocurrió su salida, que le fue informada por escrito por Roberto Guerra, presidente del directorio.
«Considero que si no se quieren inscribir las relaciones laborales dentro de una visión de buen vivir, esperaría que, por lo menos, se ajusten a las normativas vigentes».
Una fuente del museo manifestó que su salida ocurrió debido a que no compartía la línea política de las nuevas autoridades. García-Huidobro además tuvo diferencias con Isabel Parra, quien es figura clave como hija de Violeta.
García Huidobro debió enfrentar múltiples desafíos durante su mandato, como el estallido social, en el marco del cual el museo ubicado en la Plaza Baquedano –también conocida como Italia o de la Dignidad-, sufrió un incendio y la evacuación de sus obras. Además debió lidiar con un conflicto laboral entre Guerra y los trabajadores, quienes acusaron al presidente del directorio de maltrato laboral.
«Me tocó poner la línea editorial y curatorial, delineando un museo vivo, inserto en la comunidad e instalándolo, rápidamente, dentro de la institucionalidad cultural, colaborando con diversas entidades. Relevamos el valor de los legados femeninos, la importancia del cuidado del medioambiente, a través del Museo Verde, ciclos como el de cuecas, pupila de águila; documentales chilenos, teatro de títeres, concursos como Me gustan los estudiantes y tesis Violeta Parra, proyectos de inclusión como la capacitación en braille, encuentros como el de prácticas curatoriales, conciertos de artistas de todo el país, conferencias, talleres, exposiciones, mediaciones educativas, publicaciones, actividades virtuales… ¡tantas cosas!», comenta García-Huidobro.
«Pero, sobre todo, nos desplegamos por el territorio llevando la vida y obra de Violeta Parra y su imaginario, con una emocionante respuesta del público que nos siguió y agradeció en los cientos de miles. Hogares de menores, hospitales, centros penitenciarios, hogares de ancianos, escuelas rurales conocieron más de una de las más grandes artistas de América. Finalmente, formamos un equipo humano cohesionado, empático y profesional, muy difícil de lograr», destacó.
«Recuerde que estuvimos en el centro del estallido social, vivimos tres incendios, mudanzas, pandemia e incertidumbre por los anuncios de cierre, con mucha resiliencia, sin dejar de cumplir nuestros compromisos», celebró.
En cuanto a la continuidad del museo, García-Huidobro dijo que tenía «una convicción profunda de la importancia de que el museo continúe, asegurando la trascendencia de la obra de Violeta Parra para las próximas generaciones».
«El Estado invirtió muchos recursos en construirlo y mantenerlo y ya es parte del acervo patrimonial de Chile. Me tocó gestionar donaciones y adquirir obras desconocidas y otras que estaban perdidas, así como documentos, fotografías y libros que incrementan el conocimiento sobre la artista. De Ruth Valentini, se recibió el archivo de Ángel Parra lo que muestra que las colecciones se amplían y determinan la necesidad de continuidad», resaltó.
Finalmente, respecto al alejamiento de Isabel Parra del directorio de la Fundación, García-Huidobro fue clara:
«Desde el estallido, Isabel Parra manifestó públicamente su decisión de cerrar el museo y recuperar la obra que se había entregado en dominio a la Fundación Museo Violeta Parra. Es sabido que tuvimos visiones distintas, por lo que le acabo de decir, pero siempre la respetaré, así como a Ángel, por el fundamental lugar que les corresponde en la historia del museo», concluyó.
