¿Pueden las mascotas contraer el coronavirus de los humanos? ¿Pueden infectar a las personas? Respuesta: Las mascotas pueden ser víctimas, nunca causa de contagio.
En España hay censados más perros (6,3 millones) que jóvenes menores de 15 años. El 62 % de la población que sobrepasa esa edad tiene uno o más canes o gatos, y hay unos 13 millones de mascotas registradas. Para cada propietario su mascota es única y es lógico que se preocupe cuando lee que perros, gatos y tigres intervienen en la transmisión del coronavirus SARS-CoV-2.
Desde 1940, centenares de microbios patógenos aparecieron en regiones donde jamás se habían visto. Más del 60 % de las infecciones emergentes de los últimos cuarenta años han sido zoonosis, es decir, enfermedades infecciosas animales que se transmiten a humanos. En estas suele haber varias especies implicadas y, aunque algunas provienen de animales domésticos, la mayoría de ellas (71,8 %) se originan en animales salvajes (por ejemplo, los virus respiratorios severos, el del sida, el ébola y el zika) y están aumentando con el tiempo.
Los coronavirus se conocen desde hace aproximadamente cincuenta años como agentes de infecciones respiratorias, entéricas o sistémicas de animales domésticos. Los coronavirus felinos y caninos están muy extendidos, lo que a veces conduce a la aparición de enfermedades fatales como la peritonitis infecciosa felina y la coronavirosis canina, a las que somos inmunes los humanos.
En los humanos, los coronavirus pueden causar enfermedades que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Medio Oriente (causado por el MERS-CoV), el síndrome respiratorio agudo severo (causado por el SARS-CoV-1) y la actual enfermedad COVID-19 (causada por el SARS-CoV-2).
Si los animales pueden contraer el virus, ¿pueden devolverlo a las personas? ¿Debo evitar el contacto con mascotas u otros animales si estoy enfermo de COVID-19?
La respuesta más sencilla es que su mascota no le transmitirá el coronavirus. Estos aparecen en prácticamente todas las especies animales, incluidos los humanos, y se asocian comúnmente con infecciones intestinales y respiratorias poco aparentes o transitorias. Tienden a ser muy específicos de cada especie y la transmisión entre especies no es común.
La respuesta más compleja es la siguiente: los coronavirus se han adaptado por mutación durante miles de años a prácticamente todas las especies de animales, incluidos los humanos. Solo causan enfermedades en las nuevas especies a las que infectan y tienden a permanecer en esa especie manteniendo la conformación genética que permita su adaptación a los nuevos huéspedes.
Aunque los coronavirus pueden pasar de un huésped a otro, es un proceso lento y requiere un cambio genético muy significativo. No hay evidencia de que los coronavirus de nuestras mascotas más comunes hayan infectado a los humanos en el pasado reciente o viceversa.
Según algunas estimaciones, las mascotas más abundantes en el mundo en 2018 eran los perros (unos 470 millones) y los gatos (370 millones). De momento se han registrado cinco casos de infección con el coronavirus (SARS-CoV-2) causante de la actual pandemia (COVID-19) en mascotas y ninguno de los animales presentaba síntomas de la enfermedad.
El 3 de marzo, los servicios sanitarios de Hong Kong realizaron pruebas a 27 perros y 15 gatos que guardaban cuarentena por haber convivido con humanos contagiados. Solamente dos perros y un gato dieron positivo a las pruebas del coronavirus.
El 27 de marzo, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Lieja informó que las muestras de vómito y heces de un gato habían dado positivo por SARS-CoV-2. El gato vivía con una mujer que había sido diagnosticada con COVID-19 después de regresar de Italia.
Ya sé que un tigre no es una mascota doméstica, pero el anuncio de un tigre malayo infectado en el zoo del Bronx de Nueva York, que apareció en la primera plana de muchos periódicos el pasado 5 de abril, desató todo tipo de especulaciones acerca de si lo que ha ocurrido con un tigre pudiera aplicarse a otros felinos como los gatos.
Empecemos por relativizar las cosas. Esta es la primera vez que un tigre se infecta con COVID-19. En Estados Unidos hay al menos 10 000 tigres en cautividad, aunque algunas estimaciones elevan la cifra a 25 000. La tasa de contagios es, pues, despreciable y los síntomas mínimos.
El informe de los técnicos del Laboratorio Nacional Veterinario del Departamento de Agricultura estadounidense (USDA) que analizaron frotis de las mucosas del animal, concluye que este tigre y otros cuatro grandes felinos del zoo enfermaron después de exponerse a un trabajador contagiado pero asintomático encargado de atenderlos. No hay evidencia de que otros animales del zoológico muestren síntomas.
En Estados Unidos, el servicio de análisis clínicos de los laboratorios IDEXX ha evaluado más de cuatro mil muestras de gatos y perros con su nuevo sistema de ensayos para el virus COVID-19 y no ha obtenido resultados positivos en ninguna de ellas. Son buenas noticias, pero con la reserva de que las pruebas se han realizado con muestras recibidas para otros análisis y, por tanto, sin saber si los animales habían tenido o no contacto con humanos contagiados.
Ese análisis masivo y los casos conocidos han llevado a la Organización Mundial para la Salud Animal (OIE) a concluir que hasta la fecha no hay indicio alguno de que ningún animal, incluidas las mascotas, el ganado doméstico o los animales salvajes, puedan ser una fuente de infección directa por COVID-19. Tampoco se espera que tal cosa ocurra. La propagación actual de la pandemia es el resultado de la transmisión de humano a humano. Por lo tanto, no hay justificación para tomar medidas contra los animales de compañía que puedan comprometer su bienestar.
Como no hay evidencia de que las mascotas puedan transmitir COVID-19 a las personas sino más bien lo contrario, la OIE ha recomendado algunas precauciones elementales destinadas a evitar el contagio, que son las mismas recomendadas para la higiene personal: lavarse las manos con agua tibia y jabón antes y después de interactuar con la mascota, limpiar con lejía diluida cualquier objeto o recipiente que use el animal; en el caso de los perros, sacarlos al exterior lo menos posible y, cuando se haga, evitar los contactos físicos con personas y con otros animales, además de lavarles con agua y jabón patas y hocico para evitar el riesgo de infección por contagio físico.
Si usted está enfermo con COVID-19 (sospechado o confirmado) use una mascarilla y restrinja el contacto con mascotas y otros animales como haría con otras personas. Cuando sea posible, haga que otro miembro de su hogar cuide a sus animales mientras esté enfermo. Evite contactos como caricias, arrumacos, besos o lamidos, y no comparta con ellos su comida.
Recuerde una cosa: las mascotas pueden ser sus víctimas, nunca la causa de su contagio.
Manuel Peinado Lorca, Catedrático de Universidad. Departamento de Ciencias de la Vida e Investigador del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos, Universidad de Alcalá
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.