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Si los tontos volaran, jamás se vería el cielo

Si los tontos volaran, jamás se vería el cielo

Sister Takle
Por : Sister Takle Monja, fanática de los deportes
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Nadie se acuerda en este país que Chile tiene potencial para otros deportes (…) materia prima hay. Lo que falta es fomento. Lo que sobra es populismo y balcones en La Moneda. Y malos dirigentes en las federaciones.


En este país se dice deporte y todo el mundo piensa en fútbol. Hasta yo, no lo niego. Y eso que es la etiqueta óptima de la mediocridad. A tal punto que en el campeonato de Clausura (que se juega a principio de año, enredando todo, como si los desfalcos no bastaran) nadie quiere ser campéon. O Dios está con la Católica o simplemente todo es mentira o manipulación. Si ya está claro, por lo menos en la serie B, donde dicen que Miguel Nazur le bajó el dedo (y los fondos bajo la mesa) a Barnechea y salvó al Santiago Morning de irse a los pocos protreros que quedan en la Región Metropolitana.

Nadie se acuerda en este país que Chile tiene potencial para otros deportes. Sobre todo el tenis en el que somos muy buenos. Y no desde hace poco, con la generación del Chino Ríos, Nico Massu y el Feña González. No. Desde la época de Anita Lizana que ganó el Torneo de Forest Hill, actual abierto de Estados Unidos en un día de abril de 1937 y fue la primera mujer latinoamericana en ser N° 1 en el mundo. Alli está tambien Lucho Ayala que ganó el Master de Roma en 1959 o Patricio Cornejo y Jaime Fillol que disputaron la final de la Copa Davies en 1976 y aunque la perdieron en Santiago ante Italia, hicieron proeza.

Absolutamente todos a puro ñeque, generalmente familiar. Anita, a quien le apodaron La Ratita, vivia en la Quinta Normal, en una casa que el club de tenis de los alemanes le daba a su padre que era el entrenador alli. Ahí, junto a su padre y su abuelo, en las horas que los socios no ocupaban las canchas, ella practicaba. En 1935, la familia hizo una colecta en la que reunió 120 mil pesos, con los que costearon su viaje a Europa, luego de haber sido campeona de Chile varios años. Tenía 19 años y dos años despues era la N°1 del mundo según las revistas especializadas. Entonces, apareció como siempre el balcón de La Moneda. Era presidente el populista Arturo Alessandri Palma.

Algo similar ocurre en el patinaje o en hockey e incluso en el atletismo. Exitos sin mucha luca y con mucho esfuerzo personal. Durante años Marlene Ahrens, jabalinista, fue una de las pocas medallas olímpicas de Chile (Melbourne 1956) o Manuel Plaza, canillita y maratonista, que llegó segundo en la Maraton de Amsterdam en 1928 dándole la primera medalla olimpica a Chile. Con el no hubo balcón sino una enorme fiesta en el Estado Nacional, recién inaugurado, con el presidente Carlos Ibañez del Campo haciendo los honores, acompañado hasta por sobrevivientes de la Guerra del Pacífico. Plaza es el verdadero primer ídolo nacional del deporte. Alguna vez le dijo a la revista Ercilla en los años 60 que el verdadero adversario de los deportistas chilenos “era el hambre”. Todo dicho.

Y yo?, por qué digo todo esto? Simplemente porque me da rabia, incluso conmigo misma que sólo se hable de fútbol cuando se habla de deporte. Sobre todo a estas alturas que está convertido en una vil cocina industrial de mala calidad (excepcion hecha de los cracks casi todos en el exterior), que recibe exenciones tributarias y subsidios por todos lados y que, aupada por tontos de capirote en la prensa (me incluyo golpeándome el pecho y pidiendo perdón a Dios) nubla la inteligencia incluso de los gobernantes. Si hasta Bachelet llamó al entrenador de la selección para saber que iba a hacer con el curadito de ArturoVidal cuando salió r… (iba a decir una mala palabra) borracho de un casino en la ruta 5 Sur y chocó.

Ahora poco se ha hablado del Super Prix sudamericano, el torneo Orlando Guaita que estuvo diez años supendido y recien volvió el domingo pasado en el Stade Francais. De lo que trajo y lo que significa para los atletas nacionales. Tener condiciones de entrenamiento, poder competir y tener roce internacional.

Ojalá el país tuviera muchos Tomás González, Kristel Kobrik, Iván López, Javiera Cañas o Isidora Jimenez más. Materia prima hay. Lo que falta es fomento. Lo que sobra es populismo y balcones en La Moneda. Y malos dirigentes en las federaciones.

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