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Bacterias gigantes halladas en Chile podrían producir abonos o explosivos

Los investigadores cuentan con la colaboración del Instituto J. Craig Venter (Maryland, EEUU), que realizará por primera vez en el mundo un análisis para decodificar los genomas de una selección de estas bacterias, y del Laboratorio de Biología Marina de Woods Hole (Massachussetts), que estudiará la biodiversidad de esa comunidad.


Investigadores chilenos estiman que bacterias gigantes de hasta siete centímetros de longitud halladas en las costas del país y que transforman nitrato en amonio podrían ser empleadas en la elaboración de fertilizantes, en la fabricación de explosivos o en la purificación de aguas residuales.



El profesor Víctor Gallardo, quien impulsa esta investigación junto con otros tres biólogos de la Universidad de Concepción explicó que el análisis del genoma de megabacterias y macrobacterias presentes en aguas chilenas «puede ser un cofre lleno de sorpresas».



Los científicos, con el apoyo de la Comisión Nacional de Investigación en Ciencia y Tecnología de Chile, exploran las potenciales aplicaciones de estas bacterias gigantes que habitan en zonas con muy poco oxígeno y con sedimentos fangosos cargados de materia orgánica entre 20 y 200 metros de profundidad.



Este equipo de investigadores descubrió en 1962 frente a las costas del norte de Chile unas megabacterias multicelulares que pueden alcanzar hasta siete centímetros de longitud, se alimentan de ácido sulfhídrico (sulfuro de hidrógeno en el agua) y «respiran» nitrato en lugar de oxígeno.



Según explica Gallardo, estas megabacterias ascienden a la superficie para llenar las bolsas que tienen en sus células con nitrato, que después transforman en amonio, una sustancia con caros costes de producción que sin embargo esos organismos generan de forma natural, a poca profundidad y a una temperatura del mar templada.



Una vez han «tomado aliento», las megabacterias se sumergen después para alimentarse de ácido sulfhídrico, un gas tóxico para quienes consumen oxígeno, por lo que podrían emplearse para purificar el ambiente en plantas de celulosa, bodegas de barcos pesqueros o granjas de animales.



EFE

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