Publicidad

Banco Central sin rendimiento de cuentas

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
Ver Más

Lo que interesa destacar aquí es que el BC frente a situaciones críticas como las que recién comentamos, tiene tendencias a sobre reaccionar o reaccionar con lentitud cuando la evolución de la coyuntura económica exige mas agilidad.


Por Alexis Guardia B.*

Lo que el informe de política monetaria, recientemente presentado por el Banco Central a la Comisión de Hacienda del Senado, no dice es por qué mantuvo tan empecinadamente y durante tantos meses una elevada tasa de política monetaria contractiva (8,25%) cuando las expectativas de inflación a 11 meses (medidas por el Banco Central) habían ya alcanzado un máximo en septiembre (6%) y a partir de allí comienza a descender sistemáticamente.

 La historia es simple pues a partir de julio del 2007 comienza un ciclo de alzas persistentes en la tasa de interés del BC y que dura hasta comienzos de enero del 2009, cuando se produce una moderada inflexión, y sólo en  febrero hay una toma de conciencia mayor de la crisis internacional que determino una reducción fuerte de la tasa de interés cuando ya el shock de la inflación importada había desaparecido y el problema central en el mundo y Chile era el espectro de la recesión. En esta historia es importante destacar tres hechos. Primero es que  dado el rezago que existe entre el movimiento de la tasa de interés del BC y su impacto en el ritmo de la actividad económica (estimado entre 9 y 12 meses) se supuso que esta política golpearía recesivamente a la economía a partir del segundo semestre del 2008. Sin embargo, si uno observa la evolución de la actividad económica según la variación mensual anualizada  del Imacec de tendencia se podrá constatar que dicha actividad ya estaba fuertemente castigada durante el primer semestre y con mayor fuerza en el segundo (tasas negativas de crecimiento) del año indicado. Segundo, las expectativas de inflación medidas por el BC ya muestran una clara trayectoria descendente a partir del mes de septiembre. Por último, el BC al persistir en aumentar y mantener elevadas tasas de interés se desacopla respecto a las políticas monetarias  de los países más desarrollados pues ellos inician un ciclo contrario de baja de tasa de interés.

Sin embargo, lo curioso es la sobre  reacción o falta de anticipación del BC frente al movimiento recesivo de la economía global y la desaceleración de la inflación importada, castigando inútilmente actividad y empleo de la economía chilena, al sostener en forma prolongada una tasa de interés contractiva. En efecto, a partir del segundo semestre del 2008 se revierte rápidamente el movimiento de aumento de los precios de los alimentos y del petróleo, estalla la crisis financiera y bursátil en Estados Unidos y le sigue  una contracción en la actividad de los países desarrollados.

Todo ello crea un entorno aún más recesivo para la economía chilena que obliga a la política fiscal a salir con un plan de reactivación a comienzo del 2009, como en muchas otras economías. Se da así la paradoja que en un entorno internacional claramente recesivo de comienzos del 2009 se tiene una política fiscal expansiva acompañada de una política monetaria restrictiva, además fuertemente desalineada con las políticas monetarias del resto del mundo, incluso en un momento en que las expectativas de inflación futuras comenzaban a mostrar una inflexión clara a la baja y cuando la crisis golpeaba fuertemente el acceso al crédito.

El BC sólo pone las agujas del reloj a la hora a mediados de febrero cuando baja su tasa en 250 puntos base, dejándola en 4,75% anual. Por eso no deja de dar cierta vergüenza ajena cuando se dice que nuestro BC tiene la política monetaria mas agresiva del mundo pues ha reducido en pocos meses fuertemente su tasa de interés; dado el atraso que tenía parece algo obvio.

 Lo que interesa destacar aquí es que el BC frente a situaciones críticas como las que recién comentamos, tiene tendencias a sobre reaccionar o reaccionar con lentitud cuando la evolución de la coyuntura económica exige mas agilidad. Además no es primera vez que esto sucede, con la crisis asiática cuando el BC subió la tasa de interés «real» al 14% dejó debilitada a las pequeñas y medianas empresas durante años, todo lo cual se reflejo en tasas de desempleo que se mantuvieron por un largo período en torno al 9%. Obviamente, las consecuencia que se pagan por esta conducta en términos de menor  producción y empleo  son considerables.

 Sin embargo aquí nos tocamos con un problema de fondo, pues después de todo ¿a quién rinde cuenta el Consejo del Banco Central? Lo que hace este organismo es informar trimestralmente al Senado y al público de sus decisiones con un informe técnico muy valioso, pero sin siquiera una sanción moral de aprobación o rechazo del cuerpo político, en este caso el Senado.

En el fondo el Consejo del Baco Central  tiene el comportamiento de un déspota ilustrado que esta fuera de todo rendimiento de cuenta.  ¿Ante quien responde un BC autónomo?, En esta circunstancia, una autonomía del BC, que es necesaria por cierto,  sus autoridades debieran exponerse a la evaluación periódica y a la sanción si fuera necesario sin que por ello se viera afectada su permanencia  a la cabeza del banco, de parte del Senado u otra instancia de representación política.

Junto a ello una manera de equilibrar sus reacciones en períodos de turbulencias, es conducir con dos ojos la política monetaria, es decir, incorporar como un segundo objetivo  de su política la consideración del  empleo o nivel de actividad, dado que el instrumento que utiliza, la tasa de interés afecta simultáneamente precios y empleo. Todo ello sin olvidar que el principal objetivo es la estabilidad de precios, incluido el precio de los activos y la creación de burbujas especulativas. En consecuencia de lo que se trata es de una independencia del BC no a cualquier costo y mucho menos cuando dicho costo se debe a la falta de realismo de las autoridades monetarias.

 

*Alexis Guardia es economista, doctor en Ciencias Económicas Universidad de Paris IX Dauphine.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias