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Marco y el cobre: valor, transparencia y pacto social

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Una empresa estatal implica un directorio público de alto nivel, evitando que un grupo de interés particular -por ejemplo, una red vinculada a un partido hegemónico-, se tiente con hacer y deshacer en la empresa.


Por Esteban Valenzuela*

El candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami reafirma un Codelco cien por ciento estatal, pero llama a la crítica, la transparencia y la transformación de la empresa. Codelco ha dado mucho a Chile, pero no es la organización paradigmática en la que soñó Allende y los dirigentes sindicales como Héctor Olivares que buscaron la nacionalización desde fines de los años 50.

1.- Un directorio de alto nivel de carácter público y no botín partidista.

Una empresa estatal implica un directorio público de alto nivel, evitando que un grupo de interés particular -por ejemplo, una red vinculada a un partido hegemónico-, se tiente con hacer y deshacer en la empresa. En ese sentido se valora la ley de nuevo gobierno corporativo en su esfuerzo de profesionalizar y asegurar pluralismo, pero se rechaza la eliminación del representante de los ingenieros del cobre, expresada en los sindicatos de supervisores.

2.-  Un Codelco con más ambición en dar valor al cobre y sus negocios.

La crisis mundial muestra a los países defendiendo sus empresas y a grandes naciones, como las escandinavas, en que sus empresas públicas tienen negocios diversos y asociaciones con negocios de punta.

Es lo que debe hacer el nuevo Codelco con mucha mayor intensidad, en negocios especializados y complementarios a la extracción minera, que se deben expresar en divisiones nuevas:

a.- El negocio de refinación: hay que dar un salto en el norte donde Chile exporta concentrado a fundiciones en el lejano oriente por la falta de refinerías nacionales.

b.- La división tecnológica, energética y ambiental: Codelco no tiene excusas para no ser líder mundial en patentes de nuevas tecnologías mineras, en desarrollar proyectos asociados para poner en marcha proyectos solares en el norte, para innovar en el tratamiento de relaves, para convertirse en la red virtuosa de consorcios de investigación que requiere un Chile desarrollado. Es cierto, desde hace dos décadas se exporta «el Convertidor Teniente» y se experimenta con bacterias con centros de otros mundos. Pero es poco y hay que especializar estos negocios.

Chile no está para exportar piedras; fundir y agregar valor en el cluster minero, serán el foco de la nueva administración.

3.- Pacto Social con los contratistas y revertir la privatización laboral.

Codelco aumenta sus costos, crecen las jefaturas, pero aumentan los trabajadores contratistas. El privilegio de unos pocos ha generado la subcontratación masiva, que en algunas divisiones como El Teniente llega casi a niveles de tres contratistas por un trabajador «rol Codelco». Los especialistas demuestran que el exceso de subcontratación puede esconder malas prácticas de tráfico de influencias, de altos costos de supervisión escondidos.

Hay que transparentar costos, terminar con la hipercefalia de la administración, acercarse a una relación uno por uno entre trabajadores Codelco y contratistas, internalizando con responsabilidad y excelencia a cientos de ingenieros, técnicos y trabajadores especializados de faenas a la empresa madre. Además, de profundizar las políticas de promoción social del mundo contratistas en temas de seguridad, educación y salud.

4.-  Fondo de Capitalización de Nuevos Negocios versus gasto en armamento.

Hay que hacer lo que se ha prometido y no se materializa. El gasto en Defensa y en modernización de armamento se hace en el Congreso de la República y no expropiando el 10% de las ventas de Codelco. Lo que corresponde es crear un Fondo de Inversiones para la expansión de Codelco que permita dar sustentabilidad a sus nuevos negocios y asociaciones de largo plazo.

5.-  Mayor tributación minera pública y privada con impacto en las regiones mineras.

El cobre es parcialmente el sueldo de Chile, ya que Codelco hoy produce menos del 30% del cobre. El camino para fortalecer la reapropiación nacional de su renta, es hacer crecer Codelco como se explicó, y aumentar el royalty minero a los privados. Además es esencial dotar a las regiones mineras de algún nivel de regalías territoriales como existieron con la antigua ley de las provincias mineras. Calama, Atacama, Andina, Rancagua, no cuentan con universidades públicas vigorosas, centros tecnológicos, soportes culturales y recreativos de envergadura, ni planes de descontaminación relevantes. 

Los nuevos cien años de la Gran Minería del Cobre en Chile deben ser un tiempo de ambición y no de vergüenza; empresa líder, vanguardia tecnológica, ejemplo de buenas prácticas laborales, aportadora del desarrollo nacional pero también regional, capaz de dinamizar nuevos negocios para la patria en el mundo global. Esa es la ambición de un verdadero Codelco 100% estatal; la empresa de todos los chilenos.

 

*Esteban Valenzuela es diputado por Rancagua, Coordinador Programático Marco Enríquez-Ominami.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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