Publicidad

Los plebeyos ilustrados vs Golborne, Bachelet y el #recetariodelavin

Publicidad
Patricio Segura
Por : Patricio Segura Periodista. Presidente de la Corporación para el Desarrollo de Aysén.
Ver Más


Implacable estuvo la red social este domingo. El ciudadano virtual puso el ojo en dos aspirantes a La Moneda y un ministro, convirtiéndolos en víctimas de acoso colectivo a través de Twitter y Facebook, que son las plataformas preferidas por la plebe ilustrada que no sólo busca reírse de decires y actuares de cada mujer y hombre público. También reflexionar con sentido, haciendo su aporte a esa instrucción permanente que ya no es exclusiva de escuelas y universidades.

Primer acto.

En Chilevisión las miradas se posaron en Laurence Golborne, el hombre símbolo de la meritocracia, el maipucino que logró solo con su esfuerzo llegar a vivir a Las Condes. Aunque durante 30 minutos de entrevista en Tolerancia Cero el precandidato presidencial había despertado escaso interés en ese “monstruo” malas pulgas que se esconde en internet, la mecha se encendió rápido ante su esquiva respuesta sobre la valoración que hacía del gobierno de Pinochet (“de luces y sombras”). No satisfecho con sus palabras, Matías del Río lo acorraló en búsqueda de una definición que llegó con un nervioso “balance negativo”.

En escasos minutos se prendió el micro blogging con televidentes que pronosticaron una dura reunión del ex ministro de Obras Públicas con la nomenclatura UDI. No es poca cosa que sus palabras contradijeran la visión de la derecha dura y lo que hace algunos meses expresara el presidente del partido que sustenta su campaña, Patricio Melero: Creo que la UDI nunca puede arrepentirse de haber formado parte del gobierno militar”.

Segundo acto.

La participación de Michelle Bachelet en el espacio de TVN “Frente al espejo”, también tuvo resonancia. Particularmente su elusiva respuesta a la consulta sobre la posible despenalización del cultivo y consumo de marihuana durante su eventual administración. Sus tres no lo tengo en mi programa ante la insistencia de Julián Elfenbein activaron el humor ciudadano, pero también la plausible desconfianza sobre la promesa de que realmente su programa de gobierno no será “hecho entre cuatro paredes” sino que se elaborará sobre la base de “encuentros para que tenga el sello de la ciudadanía”.  ¿Que no lo tenga en su programa quiere decir que ya está listo y es inmutable? Y si es así, ¿de qué sirven los encuentros ciudadanos? Probablemente más de alguien solicitará en estos días que tal legítima duda cívica sea esclarecida.

Tercer acto.

Pero quien definitivamente se llevó los principales troleos fue el ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín. Su idea de enseñar a comer rico, sano y baratocon dos mil pesos a familias de escasos recursos (compuestas de 4 integrantes) no pasó inadvertida. La obra, de 23 páginas y el singular nombre de “recetas para ahorrar y saborear a la chilena”, será distribuida a 10 mil familias de todo el país para orientarles en esa fundamental tarea que es parar la olla día a día.

Las críticas no se hicieron esperar. Más allá de las muestras de humor que es posible revisaren Twitter bajo el hashtag #recetariodelavin, la iniciativa muestra la desorientación de cierta elite al momento de proponer alternativas para construir una sociedad más justa e integradora.

Cuando los estudiantes piden educación pública, gratuita y de calidad, la autoridad propone becas porque le permite evitar reconocer a la educación como un derecho. Cuando los trabajadores exigen un sueldo mínimo que les permita vivir en dignidad, el gobierno se las arregla para hacer que el aumento sea el menor posible. Cuando la sociedad plantea modificar la carga impositiva para financiar iniciativas de bien público, la derecha justifica su oposición con el argumento de que aumentará el desempleo.

En esta misma senda, el #recetariodelavin se centra en cómo hacer que quienes han quedado a la vera del exitista modelo social que hemos construido se sientan felices en su precaria situación. En circunstancias que la discusión debiera ser cómo entre todos, a través de la redistribución de la riqueza (reforma tributaria) y del poder (reformas políticas), hacemos que no sea necesario explicar cómo una familia puede almorzar con dos mil pesos al día (falacia que no incluye el agua, el gas, el detergente, etc.).

No fueron pocos los que recordaron que para el cóctel de conmemoración de su tercer aniversario,el gobierno pagó cerca de $ 30 millones para un estimado de 1500 personas, es decir, $ 20.000 por comensal.

Dicen que en política las casualidades no existen. Es así que llama la atención que en julio de 2012 se informara que la encuesta Casen 2011 estableció que el 10 % más rico tenía ingresos 35 veces superiores al 10 % más pobre. Llama la atención porque el monto de $ 20.000 por persona para agasajar a los invitados de La Moneda el 11 de marzo de 2013, probablemente parte del segmento económicamente más privilegiado de Chile, es 40 veces superior al de $ 500 percápita del propuesto almuerzo ministerial.

Epílogo.

Es probable que uno de los sustentos para la generación de opinión pública crítica a partirde dichos e iniciativas de actores políticos multimediales sea el uso de las nuevas tecnologías. La posibilidad de buscar información efectiva al momento y discriminar por los temas de interés propio han permitido que exista un contingente importante de ciudadanos que ya no dependen de lo que digan los medios de comunicación dominantes, al tener herramientas propias para acceder al conocimiento. Esto se ve plasmado en la generación de corrientes de opinión que van más allá de lo que exprese o no la autoridad (o postulante a autoridad) de turno. Algo que siempre ha ocurrido, pero que hoy se ha masificado.

Nace así un plebeyo ilustrado. Aquél personaje que probablemente tiene un origen socioeconómico bajo o medio, y que está dispuesto a cambiar lo que le parece está mal en su sociedad. Mediante la movilización, pero también con el conocimiento. Porque es capaz de elaborar argumentos basados en información técnica y política, los que pone a disposición de sus pares, de quienes pretenden transitar el mismo camino.

Buen ejemplo de aquello son las respuestas de los voceros de la Confech Andrés Fielbaum (Universidad de Chile) y DiegoVela (Universidad Católica) al panel de Tolerancia Cero luego de la entrevistaa Golborne. Jóvenes que forman parte de esos ciudadanos que están dispuestos a entregar a la sociedad su esfuerzo para beneficio de las mayorías, para que obtengan una educación como la que ellos reciben, e incluso mejor. Porque entienden que acceder a ella debe ser un derecho y no un privilegio, como ocurre en la actualidad.

Buscando, en la práctica, que en las escuelas y universidades, así como en la red social, se formen los contingentes de plebeyos ilustrados de la posteridad.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

 

Publicidad