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Cumbre Presidencial de la CELAC: ¿Sirven de algo estos encuentros ? Opinión Créditos: Agencia Uno.

Cumbre Presidencial de la CELAC: ¿Sirven de algo estos encuentros ?

Boris Yopo H.
Por : Boris Yopo H. Sociólogo y Analista Internacional
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Este foro intergubernamental reúne a todos los países del hemisferio con excepción de Estados Unidos y Canadá, y forma parte del largo proceso de diálogo y concertación política que se inició en la década de los ochenta del siglo pasado, a partir de la consolidación de la democracia en nuestro continente.  Sin embargo, con frecuencia los medios de prensa y la opinión pública se preguntan por la utilidad práctica que tienen estos foros, en el avance y resolución de aquellas materias que más preocupan cotidianamente a la gente. Y si bien se trata de una preocupación legítima, es necesario poner en perspectiva que puede esperarse de estos foros y reuniones de líderes, y que aportes pueden hacer países como el nuestro para mejorar la eficacia de mecanismos como la CELAC.


Este martes 24, convocados por el Presidente pro tempore, se reúnen en Buenos Aires los mandatarios de la región, miembros de la CELAC. La presencia además, del Presidente Lula de Brasil, le dará un realce especial a esta reunión. Hoy varios países, entre ellos Argentina, Chile y México, y ahora Brasil, ante la crisis o irrelevancia que enfrentan otros mecanismos de concertación política regional, han vuelto a relevar el papel que puede jugar  la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) en la resolución de los problemas más acuciantes que enfrenta nuestra región .

Este foro intergubernamental reúne a todos los países del hemisferio con excepción de Estados Unidos y Canadá, y forma parte del largo proceso de diálogo y concertación política que se inició en la década de los ochenta del siglo pasado, a partir de la consolidación de la democracia en nuestro continente.  Sin embargo, con frecuencia los medios de prensa y la opinión pública se preguntan por la utilidad práctica que tienen estos foros, en el avance y resolución de aquellas materias que más preocupan cotidianamente a la gente. Y si bien se trata de una preocupación legítima, es necesario poner en perspectiva que puede esperarse de estos foros y reuniones de líderes, y que aportes pueden hacer países como el nuestro para mejorar la eficacia de mecanismos como la CELAC.

Un activo importante de estos encuentros son las reuniones colectivas y bilaterales entre presidentes, pues es a menudo en citas como éstas donde se destraban asuntos de interés común ; estos encuentros permiten también concordar posiciones que la región llevará después a otros foros internacionales ; y también organismos como la CELAC permiten una interlocución con otros bloques regionales, y así han habido encuentros en el pasado, con la Unión Europea y con China. También mecanismos como la CELAC pueden ser “facilitadores” para ayudar a la resolución de un conflicto, cuando así lo solicite uno o más gobiernos, y hace unos años por ejemplo, el Consejo de Seguridad de la ONU solicitó la participación de la CELAC con observadores en el proceso de verificación de la paz en Colombia.

Ahora, un problema que presentan todos los mecanismos de integración y concertación regionales, es que a mayor representatividad (cantidad de participantes)  más difícil es consensuar agendas y definir planes específicos de acción que permitan resultados tangibles frente a la opiniones públicas de los diversos países. Esto se ve agudizado además, por las divergencias ideológicas existentes a nivel regional. En este contexto, cobra creciente vigencia la política de “convergencia en la diversidad” que en su momento planteó el  gobierno de la Presidenta Bachelet, y que constituye una formulación actualizada de una larga tradición en nuestra política exterior, de entender el rol de nuestro país como un “articulador y constructor de puentes”  en la búsqueda de posiciones comunes, frente a una realidad regional políticamente fragmentada, donde antiguas disputas ideológicas sólo dañan las perspectivas de integración y desarrollo democráticos.

Nuestra región no debe permitir la reedición de antiguas disputas y conflictos que sólo nos distraen de los grandes desafíos que enfrenta América Latina en este convulsionado siglo XXI. Por otra parte, sin embargo, si se puede demandar una acción más eficaz de organizaciones regionales como la CELAC, y es importante que nuestro país insista en estos foros,  sobre  la necesidad de planes de acción viables y realistas en el tiempo, con objetivos acotados que permitan evaluar el impacto real de ciertos acuerdos alcanzados, en la vida cotidiana de la gente. Y el desafío ahora es aún mayor, considerando el complejo escenario económico y de inestabilidad política que se visualiza para el próximo tiempo.

Temas como el combate al hambre y la pobreza, las pandemias, el narcotráfico, necesidad de un manejo concertado de los desafíos que trae la inmigración irregular, el crimen organizado, o la interlocución con los grandes polos de poder a nivel global, son algunas de las materias prioritarias donde la CELAC debiese concentrar sus esfuerzos hoy. Porque no hay que engañarse, los problemas multidimensionales y transfronterizos  requieren de la cooperación entre países para poder ser abordados efectivamente, y tener una voz y ser escuchados en el mundo hoy, cuando no se es una superpotencia, también. Es de esperar entonces, que más allá de las declaraciones de buena intención, se avance en un diseño que facilite acuerdos posteriores entre los países, en las materias ya señaladas. Sería lo mínimo, considerando el difícil momento que vive nuestra región.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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