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Si tenemos un año lluvioso, ¿se nos acaban los problemas? Opinión

Si tenemos un año lluvioso, ¿se nos acaban los problemas?

Antonia Rivera
Por : Antonia Rivera Directora ejecutiva Fundación Amulén.
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Respecto de las últimas informaciones acerca de que este invierno podría ser lluvioso, es pertinente preguntarnos, ¿estamos preparados como país para no desaprovechar este pronóstico? Sabemos que hay muchas regiones, sobre todo en el sur, en las cuales la escasez hídrica responde a problemas de administración del recurso, más que a verdadera falta de agua. Dado esto, sería bueno anticiparnos para sacar partido a las lluvias que vendrán, en beneficio de las comunas rurales que viven sin abastecimiento seguro de agua potable.

Ya estamos viendo cómo comienzan las primeras precipitaciones y, con ello, la recuperación de los embalses y reservas. Esto nos hace pensar que lo más urgente es estar preparados para aprovechar de buena forma esta coyuntura y capitalizar el recurso. Llevamos más de 12 años de sequía, donde la principal preocupación ha sido la escasez, pero hoy nos enfrentaremos a un escenario aún más complejo: los problemas de infraestructura y mal manejo del recurso a nivel rural.

Hoy, no sólo existen más de 300.000 hogares en las zonas no urbanas que no cuentan con agua potable, sino que también más de 1.300 establecimientos educacionales que se ven afectados por esto y deben limitar sus funcionamientos. De hecho, son más de 27.000 alumnos y alumnas los que enfrentan esta situación cada día. Si a esto le sumamos los desafíos en gestión y operación a los que se enfrentan los SSR (Servicios Sanitarios Rurales), el tema es crítico. Vamos a tener agua, pero no vamos a ser capaces de distribuirla o utilizarla como corresponde.

En Fundación Amulén llevamos años trabajando con las comunidades rurales, implementando innovación en lugares más remotos, que no requieren grandes recursos, son de fácil instalación y administración por parte de las mismas comunidades. Existen soluciones basadas en la naturaleza, como sistemas de captación de agua lluvia, que se instalan en los techos de las casas y escuelas de comunidades vulnerables. Su fin es brindar una fuente alternativa de agua potable en forma eficiente y sostenible.

Debemos actuar con mayor rapidez. Hoy existen las tecnologías y debieran proliferar las sinergias y voluntades, tanto para entregar soluciones como para hacer mejoras en los SSR de nuestro país, pues son la única fuente de agua potable de las zonas rurales.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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