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La dolorosa evasión diabética Opinión

La dolorosa evasión diabética

Antonio Eblen-Zajjur
Por : Antonio Eblen-Zajjur Laboratorio de Neurociencia Traslacional, Facultad de Medicina, Universidad Diego Portales
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El 19 de noviembre de 1965, el psicólogo Ronald Melzack y el médico Patrick Wall cambiaron la historia de la medicina y de la humanidad al publicar su teoría de la Compuerta. Desde el inicio de nuestra historia ocurrió, sigue ocurriendo y esperamos que así siga siendo por siempre, un fenómeno simple pero efectivo, proporcional y duradero, mediante el cual, luego de recibir un golpe o lesión, el simple masaje del área o de la zona cercana genera un alivio notable del dolor. La eficiencia de este fenómeno es tal, que ha generado en todos nosotros un reflejo adquirido y, como tal, automático, de masajearnos inmediatamente tras un golpe o lesión.  

Melzack y Wall, con su teoría, generaron uno de los mayores incrementos de estudios científicos sobre el dolor de la historia. Basados en resultados experimentales, explicaron la existencia de un circuito de neuronas en la médula espinal dentro de nuestra columna vertebral que, recibiendo información de nuestro cuerpo, actúa como una compuerta a las señales de dolor transmitidas por los nervios. 

Al observar un nervio a simple vista, parece un cable de transmisión, pero bajo el ojo del microscopio se ve formado por miles de pequeñas fibras llamadas axones, arreglados al igual que los pequeños alambres que forman un cable telefónico. Los axones se clasifican por su grosor, los hay delgados, medianos y gruesos, y cada grupo conduce un tipo de sensación a velocidad específica. Los axones gruesos (grupo Aβ) transmiten el tacto a gran velocidad, mientras que los medianos (grupo Aδ) y delgados (grupo C) transmiten el dolor y temperatura de forma rápida o lenta, respectivamente.

Estas sensaciones, recogidas por los nervios desde la piel, músculos, huesos y órganos, entran a nuestra médula espinal, donde son recibidas por el circuito neuronal o “Compuerta”. Las fibras delgadas (C), que traen dolor, se conectan directamente con la neurona que transmitirá esta sensación hasta el cerebro, haciendo consciente el dolor. Sin embargo, al masajear el área lesionada, se activan las fibras gruesas del tacto (Aβ) que al ingresar al circuito en la médula excitan a una neurona que, usando una sustancia similar al opio, reduce o detiene la actividad de la neurona transmisora del dolor al cerebro, causando el alivio. 

Este perfecto mecanismo, se ve alterado en la diabetes de larga evolución, en la que, en la médula espinal, se liberan anormalmente sustancias como el factor de crecimiento neuronal (NGF), factor de necrosis tumoral (TNFα), prostaglandinas, entre otras, las cuales inducen anormalmente a las fibras A a evadir a la neurona opioide y a conectarse directamente con la neurona de transmisión del dolor hacia el cerebro excitándola. Esta evasión, invierte el efecto natural, ya que, lo que antes aliviaba, ahora aumenta el dolor (hiperestesia), convirtiendo en doloroso cualquier estímulo que normalmente no lo es (Alodinia) y generando incluso dolor espontáneo.

Esta patología de la Compuerta Medular afecta a millones de personas en el mundo y da cuenta de lo relevante del trabajo de Melzack y Wall, padres de la investigación moderna del dolor y cuyo trabajo ha beneficiado a millones de personas en todo el mundo, no solo para entender la causa de este dolor, sino además para establecer el tratamiento más adecuado. 

 

Antonio Eblen-Zajjur, MD., PhD.

Laboratorio de Neurociencia Traslacional

Facultad de Medicina

Universidad Diego Portales        

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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