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El valor de la innovación no solo como una métrica de evaluación Opinión

El valor de la innovación no solo como una métrica de evaluación

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Ariela Vergara y Mario Núñez
Por : Ariela Vergara y Mario Núñez Ariela Vergara, Integrante Red de Innovación CUECH y Directora de Innovación de la Universidad de Talca. Mario Núñez, Integrante Red de Innovación CUECH y Director de Innovación de la Universidad del Bío-Bío.
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En las universidades regionales hemos asumido este desafío con decisión y compromiso. Nuestra experiencia en el actual proceso de acreditación ha sido una oportunidad para relevar avances sustantivos.


Los nuevos criterios y estándares de calidad definidos por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) para los procesos de acreditación en la educación superior, especialmente en las universidades públicas, representan tanto un desafío como una oportunidad. Este marco exige desarrollar nuevas capacidades no solo en los estudiantes, sino también al interior de las instituciones y en el entorno donde cada universidad se inserta. Así quedó demostrado en el reciente seminario organizado por la Red de Innovación del CUECH y la CNA.

La innovación es esencial para el desarrollo sostenible, especialmente en regiones donde las universidades son actores clave en los ecosistemas de innovación y emprendimiento, y contribuyen social y culturalmente. Al generar conocimiento aplicado, crear tecnologías y diseñar soluciones para desafíos locales, la innovación universitaria transforma nuestro entorno.

En las universidades regionales hemos asumido este desafío con decisión y compromiso. Nuestra experiencia en el actual proceso de acreditación ha sido una oportunidad para relevar avances sustantivos.

En la Universidad de Talca, por ejemplo, implementamos un Modelo de Gestión de la Innovación y Emprendimiento basado en I+D, fortalecimos estructuras orgánicas específicas e incorporamos la innovación de forma transversal en nuestro modelo educativo. “Innovar para transformar” es para nosotros una convicción estratégica que articula docencia, investigación, creación y compromiso público, en coherencia con nuestra misión como universidad regional al servicio del desarrollo del país.

Para la Universidad del Bío-Bío fue fundamental que los procesos de acreditación institucional reconocieran y valoraran la innovación como un componente estratégico, particularmente en la Dimensión V: Investigación, Creación y/o Innovación, y en la Dimensión IV: Vinculación con el medio, contempladas en los nuevos criterios y estándares de la CNA. Esto permite visibilizar los avances en investigación aplicada y el impacto real de nuestras universidades en la calidad de vida de las personas y la competitividad regional.

Un aspecto clave para fortalecer estas dimensiones es la sistematización y trazabilidad de la información sobre las actividades de I+D+i+e. Contar con registros estructurados facilita la evaluación externa y mejora la toma de decisiones institucionales, asegurando la alineación con los planes estratégicos de desarrollo universitario.

Sin embargo, abordar la innovación en el contexto de la acreditación plantea desafíos importantes. Los actuales marcos de evaluación, en muchos casos, aún se basan en enfoques tradicionales y métricas cuantitativas. Los procesos de innovación, por su naturaleza dinámica y progresiva, requieren tiempos más amplios y enfoques más flexibles. Esto abre una reflexión necesaria: ¿cómo avanzar hacia mecanismos de evaluación que permitan visibilizar el impacto de la innovación pública, social y tecnológica en toda su complejidad?

Desde nuestra experiencia, sostenemos que la innovación no debe verse solo como un resultado. Su valor reside en el proceso: en la capacidad de crear nuevas respuestas a problemas complejos, transformar territorios y vincularse con la ciudadanía. Por eso, es necesario avanzar hacia mecanismos de evaluación que reconozcan esta complejidad, incentiven la experimentación, la inter y transdisciplina, promuevan la innovación pública y social, y fomenten la transferencia de conocimientos con impacto real.

Para fortalecer la innovación en los procesos de acreditación universitaria, es prioritario que los proyectos de I+D+i+e respondan a las necesidades productivas y sociales de sus territorios, evaluándose con indicadores de impacto pertinentes y alineados con marcos como las Estrategias Regionales de Desarrollo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las recomendaciones internacionales. Para lograr impactos efectivos y sostenibles, resulta clave fortalecer la articulación entre las Direcciones de Innovación y de Vinculación con el Medio, ya que su coordinación mejora la capacidad de respuesta institucional y fomenta soluciones colaborativas.

Pese a ello, persiste el desafío de asegurar la sostenibilidad de las capacidades y equipos formados a través de proyectos institucionales impulsados por ANID y el Ministerio de Educación, especialmente cuando los recursos disponibles son limitados.

La innovación no es solo un eje del desarrollo institucional; es el camino para redefinir el rol de la universidad pública. En un país que demanda soluciones concretas a problemas complejos, la educación superior no puede quedarse atrás. Innovar es nuestra responsabilidad y también nuestra mayor oportunidad para contribuir de manera significativa al bienestar y progreso de Chile.

A medida que avanzamos en los procesos de mejora continua en las universidades, resulta indispensable que la innovación ocupe un lugar central en la visión institucional de calidad. Solo así construiremos universidades con una proyección sólida y de futuro, con mayor capacidad de transformación y comprometidas con el desarrollo de sus territorios.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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