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Maridaje de estación: vinos y sabores para disfrutar durante la época de frío Gastronomía

Maridaje de estación: vinos y sabores para disfrutar durante la época de frío

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Para esta temporada, los tintos de cuerpo medio a alto no solo ofrecen calidez, sino que también logran realzar los sabores de cada preparación. Pero también se pueden disfrutar otras opciones y hasta burbujas, según las cepas y comida.


Cuando bajan las temperaturas y el cuerpo pide platos más sabrosos y reconfortantes, el vino se convierte en un excelente aliado para elevar la experiencia gastronómica. En otoño e invierno, los maridajes adquieren un protagonismo especial, con vinos que equilibran la untuosidad de las comidas típicas de la temporada, y también con alternativas perfectas para acompañar postres y picoteos.

Durante los meses fríos, la cocina chilena se llena de preparaciones intensas: carnes al horno, guisos, legumbres y sopas. Para acompañarlas, los vinos tintos de cuerpo medio a alto son perfectos aliados, ya que sus taninos firmes y acidez equilibrada ayudan a contrarrestar la untuosidad (sensación oleosa de las grasas) y potenciar los sabores.

Desde Casillero del Diablo y su línea Reserva Especial recomiendan:

Cabernet Sauvignon: Un tinto robusto, ideal para carnes grasas como plateada al horno, cordero al palo o carne mechada. Su estructura y notas a frutas negras y madera hacen que cada bocado sea más intenso y balanceado.

Merlot: Más delicado y sedoso, este Merlot combina muy bien con preparaciones suaves como pollo al coñac o una clásica cazuela de ave. Aporta calidez y elegancia sin saturar el paladar.

Carmenere: Con taninos redondos y un perfil especiado, este vino se luce con platos como costillar de cerdo con puré de manzana, lentejas con zapallo o incluso una cazuela. Las notas tostadas de la barrica armonizan con sabores ahumados y condimentados.

También la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos Enólogos de Chile (ANIAE). propone distintos estilos de esta variedad para maridar según la ocasión y la intensidad del plato:

Carménère rosado o espumante: frescura y ligereza ideal para abrir una comida otoñal o acompañar aperitivos. La frescura del tomate y los toques verdes combinan con los aromas herbales del Carménère como:

  • Ceviche de champiñones
  • Ensalada de burrata con tomate y rúcula.

Carménère joven (1–2 años): tradición y frutosidad. Acompaña a la perfección los platos caseros y cremosos. La frutosidad del vino resalta los sabores del zapallo y las verduras cocidas como:

  • Charquicán
  • Cazuela
  • Carbonada.

Carménère reserva: dulzura y profundidad perfecta para cerrar una comida o acompañar un picoteo con carácter.

  • Quesos maduros y de sabor fuerte: gouda ahumado, cheddar añejo, queso azul.
  • Chocolate entre 35% y 45% de cacao, que resalta las notas frutales y especiadas del vino.

Postres y vino: sí se puede

Muchas veces se duda sobre cómo maridar el vino con postres, pero la clave está en elegir sabores complementarios y respetar una regla de oro: el vino debe ser más dulce que el postre, o de lo contrario, puede resultar amargo.

Combinar sabores similares: si el vino tiene notas de manzana, acompáñalo con una tarta de manzana; si tiene notas de vainilla o cacao, irá bien con postres con chocolate. Postres como como Creme Brulee, flan de vainilla, tarta de manzana, entre otros, pueden combinar con Chardonnay. Para postres que contienen frutas y especias como cardamomo y canela un Riesling es una excelente opción ya que es un vino con mucha acidez que atraviesa la dulzura y la fruta del postre.

Intensidad equivalente: un postre oscuro necesita un vino intenso; los tintos son grandes aliados del chocolate. Cabernet Sauvignon entre otros tintos pueden maridar postres más audaces y pesados con chocolate. Al tener toques a cerezas negras y nueces, aquellos postres que cuenten con esos ingredientes también será una gran opción.

Vinos de postre: opciones como el Oporto, que va de lo semidulce a lo dulce, son clásicos para acompañar repostería fina, frutas secas o chocolate.

Con estos maridajes, el otoño y el invierno se convierten en la excusa perfecta para redescubrir los sabores más intensos de la cocina chilena, acompañados por vinos que no solo armonizan, sino que realzan cada ingrediente.

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