Publicidad
Justo Pastor Mellado, crítico, criticado: «La cultura la utilizan como una herramienta de control de poblaciones vulnerables» Entrevista

Justo Pastor Mellado, crítico, criticado: «La cultura la utilizan como una herramienta de control de poblaciones vulnerables»

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
Ver Más

Apareció en escena a mediados de los ochenta. Gusta de los chistes trotskistas para destacar su anti-izquierdismo, su antibacheletismo cultural. Su crítica ha sido tan dura e intransigente, como la visión que tienen de él sus detractores en el mundo de las artes. Lo consideran un traidor y un destemplado. Un busca cargos. Él se defiende devolviendo los dardos con igual veneno. «La concertación ( y la Nueva mayoría), hacen un uso de un autoritarismo blando y usan la cultura como un mecanismo de control social».


Justo Pastor Mellado, crítico de arte, curador independiente, polemista, opositor encarnizado de lo que llama el autoritarismo de izquierda, ex asesor del Consejo de la Cultura de Piñera, ex director del Parque Cultural Cerro Cárcel, ex director de la Escuela de Arte de la Universidad Católica y ex simpatizante Mapu, se ha caracterizado por disparar dardos «envenenados».

Situado en la trinchera de la crítica de arte que entiende como la natural sustitución de la crítica política, pero por otros medios, Mellado, focaliza, apunta y lanza. ¿El blanco? La institucionalidad cultural de la izquierda concertacionista, la Nueva Mayoría, Enrique Correa, el bacheletismo cultural de Ernesto Ottone (hijo) y el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos, entre otros. «La cultura para la Concertación y la Nueva Mayoría siempre ha sido una herramienta de control social. Como una Oficina, como un Marcelo Schilling soft, donde se vive permanentemente con la amenaza del desborde, entonces para manejar la tensión, nacen los subsidios, los hoyos negros del Fondart, donde se produce falsa ilusión de ciudadanía».

Las últimas críticas a la función del recinto de artes visuales inaugurado recientemente en el edificio del ex aeródromo de Cerrillos, en que -como el mismo afirma- ha desplegado fuertes dosis de «crueldad» que tienen como objetivo desmantelar la improvisación de un proyecto donde, a su juicio, lo más claro es lo que «no es», le han valido, sin embargo, ataques igual de vehementes, siendo tildado de «gran traidor», anticipando su fin tal como el que le esperan a las «polillas» que terminan quemándose cuando se acercan al fuego y revelando su verdadero interés político de obtener algún cargo en un eventual segundo gobierno de Piñera, tal como lo afirma el artista visual Arturo Duclos en una implacable columna en The Clinic.

«Como mal político que es, midió mal su tiro y como en toda su errática trayectoria, está fallando al dejar en evidencia su precandidatura en el momento en que nadie se interesa en ello. Ha utilizado como excusa la creación del Centro Nacional de Arte contemporáneo Cerrillos para atacar directamente y con sus secuaces improvisados al ministro (Ernesto Otonne) y a su equipo de trabajo a través de un artero y despiadado vapuleo, con sus típicas prácticas de matonaje discursivo como ha venido haciendo en el medio del arte desde los años ochenta cuando apareció en escena».

-¿Te sientes desenmascarado? 

-Trato de imaginar que eso que piensan es un tontera. Finalmente es desconocer a sabiendas – y puede sonar poco modesto- la coherencia de mi trabajo, mi trabajo de escritura. No es mucha la experiencia que tengo en cargos. No es lo mío. Los pocos cargos que he desempeñado han sido producto de situaciones absolutamente accidentales y, además, han durado muy poco. Fui, por ejemplo director de la Católica por un equívoco, por un cambio en la correlación de la fuerza entre los profes.

– ¿Pero Ministro de Culturas suena seductor no ?

-Hay cosas que por estética, no se hacen. Por ejemplo, cuando Bachelet iba a ser elegida Presidenta por segunda vez, yo vi cómo las distintas sectas de la Nueva Mayoría, se masacraban entre sí durante la campaña. A mi siempre me fascinó ver eso porque era a expresión de máximo conflicto, como el síntoma de una voracidad incontenible. Siempre he hecho la diferencia de la lógica de una campaña, y la lógica de la formación del gabinete. Una campaña es una locura, y en ella se deja ver lo mejor y lo peor del hombre, porque se supone que hay una ilusión de cercanía con el poder, en corto tiempo, y eso te produce cierto delirio analítico.

-Y el Museo de Bellas Artes, muchos lo desean

-El cargo de director del museo es muy deseado, cierto, pero no puedes hacer gran cosa. Para mi propio diseño personal,  y el modo en cómo yo concibo mi trabajo en la crítica, y en el trabajo institucional, ser director me sería enormemente perturbador. Eso por un lado. Y por otro, no creo tener el apoyo político necesario, porque estos apoyos son muy sutiles, son muy curiosos. Yo sé que puedo aparecer como candidato a algún museo, he estado en ternas, eso es lo normal, tu sabes que tienes elementos para estar en algunos lugares, pero eso no significa que eso sea parte de mis objetivos.

-Arturo Duclos cree que sí

– Te voy a contar que cuando estuve trabajando con Luciano (Cruz-Coke), me llamaron de un head hunter para postularme a director del Bellas Artes y yo les dije:»Por ningún motivo, no creo corresponder a los criterios que está empleando Magdalena Krebs para el cargo de director, no creo entrar en ese diseño, así que no voy a participar».

Y no lo hice y ahí supe que muchos habían participado porque entendían el museo como una vitrina para sus propias carreras de arte contemporáneo. Y curiosamente adivina quiénes se presentaron: Arturo Duclos y Camilo Yáñez, y ambos perdieron ante Roberto Farriol, que fue escogido. Le elección de Farriol era una movida política que los dejó fuera de carrera, y yo les advertí, no se presentaran porque no era un Museo de Arte Contemporáneo. Quedaron muy picados incluso uno me pidió que escribiera contra Farriol y lo primero que hice fue llamar a Farriol y contarle lo que se estaba tramando.

– ¿Por qué dices no tener apoyo político?

-Porque son muy heterodoxo para pensar y para actuar. Para pensar yo tengo la libertad del asesor, es decir pensar muchas posibilidades, todas en contra, porque tu sabes que no eres la cabeza política que resuelve.

-Eso si te gustaría...

-Un asesor es un estudioso, es un tipo que tiene un compromiso con una persona en particular y con la política que esa persona en particular representa. Y es muy acotado. Una asesoría es útil cuando por ejemplo llevas la función de pensar los contras. Yo no me puedo molestar si el ministro no siguió mi consejo. Muchas veces en el gabinete de Cruz-Coke, hacían una broma, que esto había que «desmelladizarlo». Yo di un montón de asesorías que no fueron tomadas en consideración, no es que no me hayan dado pelota, sino que formaban parte de una reflexión pero la decisión política fue otra.

Pero ¿ser ministro? Ser ministro de Cultura, es trabajar en una máquina de moler carne, y hay que tener habilidades inter e intrainstitucional que yo no tengo. No las tengo, porque políticamente nunca las cultivé, y dos, porque, mi inventiva está en otro lado.

Hay quienes dicen que como director del Parque cultural Ex cárcel, en Valparaíso, no diste el ancho

-Yo valoro las críticas dependiendo de donde vengan. Si vienen de los operadores políticos de las Intendencia de Ricardo Bravo, obviamente no les atribuyo ninguna importancia. Más bien, puedeo decir que esa gente ni siquiera imagina el tipo de complejidades que tuve que enfrentar y ni imagina la rudeza con que yo mismo puedo abordar este tipo de complejidades. .

Salí de centro ex Cárcel, por que no se renovó, por razones obviamente políticas. Incluso querían que yo me fuera antes. Lagos Weber, lo primero que hizo es decirle a (Claudia) Barattini que me sacaran inmediatamente, porque ya tenía reservado mi cargo para otro. Son cosas muy rascas.

Antes de irte pusiste sendas querellas ¿Qué pasó con ellas?

-Las acciones legales las emprendí porque me maltrataron. Yo les dije que si querían que me fuera por contrato me tenían que despedir, entonces como no pudieron hacerlo, empezaron a hacer cosas, que me permitieron fundamentar, dos querellas por defensa de derechos fundamentales. Imagínate que un directorio que te contrata propone funas en tu contra, un empledor no puede humillar públicamente a un empleado. punto.  Y gané. y me llevé 15 millones.

 Crítica a la izquierda

Claramente las críticas que se te hacen no responden a hechos recientes, sino a rencillas de antigua data

-Esto tiene que ver con el Mapu, que yo dejo de ser de izquierda cuando cae la UP. Yo me sigo juntando con mis amigos de la célula del Mapu, desde que éramos estudiantes…

-Ah sí, y ¿dónde?

-En el Divertimento, obviamente. Y yo no pago. El otro día, justamente, estábamos hablando de los años 67 y 68, y uno de estos amigos me dice: que feroz esa época, y me dice, «a mi todavía me queda en el estómago en una tripa, una tripa izquierdista». Yo, en mi caso, la tengo seca, le dije.

-¿Cuándo se secó?

-Yo, a partir de mis lecturas, me eduqué en la crítica antiautoritaria izquierdista, marxista, en el seno mismo de la izquierda. Cuando llegue a Francia el 74 entré en contacto con la liga comunista revolucionaria, porque eran unos fanáticos historicistas del movimiento comunista internacional, yo nunca fui trotskista, pero me gustaba juntarme con ellos porque tenían esa especie de sabiduría libresca ambulante… Pero cuando llego a Chile, no tengo ninguna inserción política ni siquiera en el Mapu, no tengo destino tampoco, y lo que pienso ya al interior de eso, tampoco tiene destino, un tipo pensamiento político heterodoxo no calza con lo dominante.

Mi pensamiento es heterodoxo porque estoy siempre en una posición en conflicto con los cánon, en un momento fue el eurocomunismo, en otro el del gramscismo, como solución al fracaso interpretativo. Entonces me di cuenta que una de las maneras heterodoxas de pensar era no ajustarme a las necesidades de una política de alianzas, y que ser heterodoxo significaba seguir una política de principios en la teoría en no aceptar todo como dado, en el sentido común izquierdista.

-Arturo Duclos te ha acusado de traidor

-No sé a que se refiere con eso. Si soy traidor al autoritarismo de izquierda, eso no es traición, eso se llama consecuencia.  La historia intelectual de «nuestros compañeros», es reacomodarse, conceptualmente primero en el eurocomunismo y luego en un gramscismo pasado por agua, corriendo el riesgo de hacerlo incluso durante la dictadura.

¿Traición de qué? Siempre he dicho lo que pensaba. Es muy importante haber entrado en la transición interminable con un gobierno totalmente autoritario como el de Aylwin que no quería ninguna reforma porque así podía tener en jaque a los movimientos sociales..y por lo tanto debía mantener baja la vara de la conflictividad social. La democracia en la medida de los posible o como decía Enrique Correa en la medida de lo tolerable, definiendo él qué era tolerable.

Y para eso había que inventar una amenaza. En ese marco surgió la necesidad de un autoritarismo blando te permite reconstruir un estado concertacionista, cuya base es el pacto, de la constitución de Pinochet. Y me vienen a mi, a mi hablar, de traición, por favor. Sobre todo cuando los tipos aplican estructuralmente la misma política económica de la dictadura durante 30 años… como mis amigos trotskistas me decían: los socialistas son los mejores administradores del capitalismo en crisis -es un chiste trotskista, antiguo- no me vengan joder.

-Y es ahí donde donde generas tu visión de la cultura de la Concertación

-Claro, ahí aparece la cuestión cultural, en esa coyuntura del inicio de la transición interminable como un espacio de control de poblaciones vulnerables.

La cultura, control y propagada

-Según tu idea la cultura es un mecanismo de desactivación de conflictos

-Mira. Te voy a decir otro chiste trotskista. Según las lógicas, por ejemplo, del bacheletismo cultural, el Ministerio de la Cultura debía ser una subsecretaría, que debiera depender del Ministerio del Interior porque para la izquierda la cultura debiera ser usada como prevención de situaciones de riesgo social.

-Fome y pesado el chiste…

-Para ellos la cultura tiene que ver con cuestiones de seguridad interior. Esto es una nueva Oficina, como un Marcelo Schilling soft, en donde vive con la amenaza del desborde y para desactivarlo -como tú dices- está el subsidio, los hoyos negros del Fondart, en los que producen ilusión de ciudadanía.

Y los programas culturales solo están destinados a los que antiguamente se llamaba propaganda. Un ministerio no debería programar, un ministerio fija políticas.

-En la dureza de tu análisis parece haber algo también personal

– Es que es de no creerlo. Yo no les he dado tregua, porque en el caso del CNCA tienen adptitudes matonescas. Tu te puedes creer las pataletas de Ottone en el quinto piso de Valparaíso, preparando su cuenta pública, como reyezuelo. Esto es de no creer, en términos de patologías personales. Son matones, por mis críticas han llamado hasta a mis amigas amenazándolas, es tan precaria la habilidad política que tienen que llega a ser proverbial.

-¿Y serías tan «cruel» en un nuevo gobierno de derecha? ¿Con Piñera por ejemplo?

(silencio)

-Claro, porque no…pero la gente que podría asumir cargos en cultura no cometería los mismos errores…

-¿Seguro?

-(….)

Centro de Arte Cerrillos

-En tus columnas has dicho que el centro de Arte es un fraude ¿en qué sentido lo es?

-Se comete fraude cuando se dice que una cosa es y no es. ¡Basta! Esta gente no ha producido ni un solo documento donde explique la misión de este centro. Es alucinante.

-¿Es un no es?

-Claro, un no es. En Valparaíso, por ejemplo, yo definía el Parque como un dispositivo que articula tres funciones parciales: de centro de arte, de centro comunitario y de centro cultural, y practica parte de esas tres funciones. Siguiendo esa misma lógica en Cerrillos, no hay ni uno, ni lo otro, ni lo otro, porque ni siquiera se define como centro de arte experimental. Lo que yo he sabido que tiene una pretensión experimental.

-¿Pero qué tiene de malo contar con un nuevo espacio de artes visuales?

– Pero que depende de para qué. ¿Para exponer? Pero para exponer no necesitas un centro de arte, un centro de arte según lo que uno conoce en el mundo es un lugar de producción de arte, y un centro de arte es distinto a un espacio académico, ahí no se crea, se enseña, se transmite, se reproduce.

Aquí no se trata de disponer de un espacio, lo que se requiere es disponer de una función, porque dentro de la noción contemporánea de centro de arte, un centro de arte no necesita lugar, basta con un computador, una buena cafetera y una gran mesa donde tu puedas invitar a la gente a discutir proyectos.

-¿Qué tipo de proyectos?

-Proyectos que impliquen que la definición de Obra en el Arte Contemporáneo estalló en pedazos hace tiempo porque va más allá de su exhibitividad en cubo blanco. Eso Camilo Yáñez lo sabe, cualquier persona con el A,B,C del arte contemporáneo lo sabe. Un centro de arte, por lo tanto, no se define por el espacio. Todo el mundo que va a visitar Cerrillos dice «el espacio es la raja», pero la pregunta es ¿para qué es la raja?. Eso es lo que llamo un fraude. Es decir señalas una posibilidad para la cual ni siquiera tienes el aparato administrativo que la permita.

-¿Y qué es Cerrillos entonces?

-Es una sala de exhibiciones, con pretensión de centro de arte, que se confunde con Museo, pero que tampoco lo es porque no tiene colección, y no es un Centro de Arte porque no ha sido definido. Yo no creo que esto se haya definido así por simple ineptitud de nuestros amigos, creo ha sido por una decisión voluntaria, no definir nada para que una facción se haga cargo de su administración y combine algunos negocios compensatorios que crucen a la izquierda plástica de la Nueva Mayoría con ciertos sectores de la Universidad de Chile y post Arcis.

-Pero se han planteado que en Cerrillos acojan archivos y algunas colecciones

-Se inventó algo con los archivos que me parece muy grave. Yáñez lo que hace es tratar de juntar en un galpón todos los archivos  del arte chileno, o sea ¿quiere llevarse el Cedoc para allá?, pero si el Cedoc depende del Centro Cultural Palacio de la Moneda, que es un centro privado. O sea el tipo comenzó a juntar una majamama de funciones, si hasta se quería llevar la colección privada de Pedro Montes.

Puede haber en Santiago un lugar que reúna las colecciones de todos los museos, sí, pero eso no se llama Centro de Arte, se llama depósito.

-¿Por qué tanto Camilo Yáñez? ¿Hasta qué punto deja de ser crítica para ser animadversión?

– No tengo animadversión personal contra Yáñez. Eso sería darle demasiada importancia. Lo que pasa es que Ottone, le permitió cosas que no le corresponden a una asesor.

-Él fue contratado por el CNCA para llevar a cabo una política de artes visuales

-Exactamente, para eso fue contratado, pero no lo hizo. Por eso es un fraude. Lo que él prometió es una política, pero se dedicó a Cerrillos.

-Disculpa, pero de todas maneras se aprecia una crítica personal

-Yañez es un epifenómeno de esta situación. No es central. El tipo lo que hace es cancelar su lugar en el arte, por un devenir de operador político y eso me parece grave…Ahora que él es el agente de Cerrillos, por eso tengo que darle duro. Pero ya no está más ahí, Yáñez, ya dejó de ser un problema, el problema de ahora para qué sirve el centro y quien lo dirigirá.

-Justo Pastor Mellado, por ejemplo…

– No, para nada. Por ningún motivo, no me corresponde. Mi principal interés en la vida es la escritura, la crítica institucional.

Y no es que sea crítico de las cosas que ocurren, lo que pasa es que soy cruel en el análisis objetivo de cómo ocurren las cosas.

 

Publicidad

Tendencias