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Del Liguria a Casa Piedra: Marcelo Cicali les habla sin censura a los empresarios en Icare

Del Liguria a Casa Piedra: Marcelo Cicali les habla sin censura a los empresarios en Icare

Ante el clima de desconfianza e incertidumbre, Cicali –parafraseando a Darwin– dijo que «la empresa que sobrevive no es la más fuerte, sino la que mejor se adapta al cambio, y el cambio está ahí, a la vuelta de la esquina».


Un nuevo encuentro empresarial en Icare se tomó la agenda, pero esta vez con un invitado lejano a la elite del sector privado.

Y es que entre la ya habituales críticas al programa de Gobierno por parte del empresariado, e incluso a los movimientos sociales –como las que hizo el siquiatra Ricardo Capponi, quien señaló que «la calle» representa una edad de entre 5 a 10 años–, la voz de un outsider salió de lo común.

Marcelo Cicali, el empresario gastronómico dueño del reconocido bar Liguria y parte del bacheletismo duro, fue la voz disonante que llamó a la autocrítica, en parte responsabilizando al gremio por no haber anticipado los problemas que hoy la población reclama, junto con un crudo análisis del Chile paralelo en que viven los empresarios, parte esencial de por qué existe el descrédito de ellos ante la sociedad.

En su presentación –que cerró el segundo y último panel del día–, Cicali dijo que «estoy un poco viejo para que me digan emprendedor, pero me da lata que por malas prácticas de unos pocos no me sienta cómodo cuando me apuntan con el dedo o me dicen empresario»

Ante eso, continuó con sus críticas a la avaricia y el culto al lucro que impera entre la elite, lo que podría resumirse en una anécdota que compartió con los asistentes.

Explicó que la calidad del pan en sus locales comenzó a disminuir, ante un proveedor que privilegió su expansión antes de mantener la «marraqueta crujiente». En la búsqueda del mejor pan de Santiago, Cicali llegó hasta Quilín, en Macul, donde solo el olor le permitió viajar hasta cuando tenía 10 años. Ahí se encontró con el dueño de la panadería, totalmente cubierto en Harina, quien es hoy su proveedor, un empresario que está metido en el corazón de su empresa.

En ese sentido, Cicali llamó a los empresarios a no olvidar los orígenes, «de salir de la mano a la calle», y a recordar que no tan solo las ganancias importan.

Apuntó al rol social de la empresa, que debe ser una obligación. Al respecto, destacó que «la inclusión es un paso para la humanización de la empresa».

Ante el clima de desconfianza e incertidumbre, Cicali –parafraseando a Darwin– dijo que «la empresa que sobrevive no es la más fuerte, sino la que mejor se adapta al cambio, y el cambio está ahí, a la vuelta de la esquina».

Añadió, asimismo, que «quien busca ganar sin respetar las reglas no es un verdadero empresario ni es un comerciante, es simplemente un aprovechador», al tiempo que pidió mayor regulación ante los inescrupulosos.

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