Esta sola frase constituye la mayor arma que tiene en su poder el magistrado. También es un elemento que deberá considerar el Servicio de Impuestos Internos (SII) para presentar, al menos, una denuncia ante la justicia o una querella. Esto, porque la convicción del organismo es que a Pinochet no le cuadran, tomando como referencia sus ingresos, cerca de $4 mil millones.
Pese a los alegatos de la defensa de Pinochet ayer por la mañana ante el Pleno de la Corte Suprema en la vista del desafuero por la Operación Cóndor, en cuanto a que su cliente ni siquiera podía hilar frases cuerdas, lo cierto es que ante el ministro Sergio Muñoz -que indaga sus cuentas secretas en el Riggs Bank, las que ascienden a casi ocho millones de dólares y cuyo origen aún es un misterio- la situación fue muy distinta: Pinochet habló y lo hizo de un modo bastante coherente.
La diligencia como tal, que se realizó hace tres semanas aproximadamente en su casa de La Dehesa -y que alcanzó estado público a través de un artículo publicado por el semanario Siete + 7-, fue un verdadero logro de Muñoz, quien evitó recurrir a los tradicionales trámites legales y demostró, por así decirlo, una gran pericia negociadora, tanto con la familia del ex militar, como también con sus abogados.
De hecho, Pinochet, al testimoniar ante el juez Sergio Muñoz y firmar su declaración en calidad de inculpado, la que obra en el abultado expediente, reconoció que las cuentas del Riggs le pertenecían, pese a que durante su detención en Londres a fines de los 90, su círculo de hierro negó de plano la sola posibilidad de esta hipótesis.
La estrategia procesal de Muñoz es la que usan muchos magistrados y consiste en dejar que sus interrogados hablen. Y en este caso, parece haberse cumplido a cabalidad este precepto, sobre todo con la frase más decidora de su declaración, conocida en exclusiva por El Mostrador.cl, y que salió de sus labios cuando el magistrado le consultó sobre el origen de los fondos depositados en el banco estadounidense.
"Son los ahorros de toda una vida de trabajo", declaró el ex senador vitalicio. Esta sola frase constituirá, sin duda, la mayor arma que tiene en su poder el ministro.
También es un elemento que deberá considerar el Departamento de Investigación de Delitos Tributarios (Didet) del Servicio de Impuestos Internos (SII) y su división jurídica para presentar, al menos, una denuncia ante la justicia o una querella. Esto, porque la convicción del organismo tributario es que al ex jefe de Estado de facto no le cuadran cerca de cuatro mil millones de pesos, tomando como referencia su declaración de renta, como lo dijo uno de sus analistas al ministro Sergio Muñoz.
Una diferencia que, según las estimaciones de la Brilac (Brigada de Lavado de Activos), se estira a cinco mil millones de pesos.
De hecho, los abogados del SII han estado leyendo durante la semana el expediente del Riggs, como ha podido comprobar este diario, lo que indica que existe, al menos, una preocupación respecto de cómo enfrentarán jurídicamente el problema.
Pero incluso más allá de las palabras de Pinochet, Muñoz está centrando sus esfuerzos en determinar los alcances financieros de la empresa Belview de las Islas Vírgenes, conformada por el abogado y ex militar Oscar Aitken, a principios de los ’90.
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