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Nubia Becker: «Krassnoff mandó a que me torturaran»

La licenciada en Literatura y ex militante del MIR calificó como “aberrante” el homenaje al ex agente de la DINA. «No se puede perdonar si no hay justicia», recalcó. En la vereda de al frente se encuentra el texto escrito por Gisela Silva: «Miguel Krassnoff. Prisionero por servir a Chile». Ambos libros muestran que la división causada por Augusto Pinochet sigue viva, sin reconciliación, perdón ni olvido entre víctimas y victimarios.


Más de dos décadas después de recobrada la democracia en Chile, dos libros muestran que la división causada por Augusto Pinochet sigue viva, sin reconciliación, perdón ni olvido entre víctimas y victimarios.

«Miguel Krassnoff. Prisionero por servir a Chile«, de Gisela Silva y «Una mujer en Villa Grimaldi«, de Nubia Becker, son los libros que desde trincheras opuestas han sacado nuevamente a la luz heridas abiertas de una sociedad todavía desgarrada, según diversos analistas.

El de Nubia Becker ha sido reeditado tras haber circulado ilegalmente en la década de los ochenta, con el título de «Recuerdos de una mirista«, firmado por «Carmen Rojas», seudónimo de su autora, que entonces vivía clandestina, unida a la resistencia contra la dictadura.

En entrevista con Radio ADN, Beceker aseguró hoy que fue el ex agente de la DINA quien ordenó que la torturaran. «A mí personalmente no me torturó Krassnoff, pero mandó a que me torturaran. Ellos eran los jefes de la Villa, sin que ellos dieran una orden no se hacía nada, o se hacía todo, hasta llegar al límite, hasta matar gente allí, hasta desaparecer gente», indicó.

«No se puede perdonar si no hay justicia, me parece absurda esa cuestión de perdonar medio beata. No sé lo que es el perdón en este caso. Quizás podría estar en condiciones de tener una visión más ecuánime si hay justicia, si no la hay es demasiado injusto», hizo hincapié la licenciada en Literatura y ex militante del MIR.

En tanto, «Miguel Krassnoff. Prisionero por servir a Chile«, se trata de una apología a los agentes de la policía secreta de Pinochet que según proclaman, salvaron a Chile del comunismo y niegan haber asesinado a más de 2.400 presos políticos, haber hecho desaparecer a otros 1.200 y torturado a más de 28.000, según han comprobado investigaciones oficiales.

Todos se dicen simples «analistas de inteligencia», injustamente acusados y condenados por tribunales «infiltrados por el marxismo». Miguel Krassnoff, que dirigió una brigada encargada de exterminar al MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria, que combatió con armas contra la dictadura), es uno de ellos.

«Pese a las acusaciones, mantengo en alto mi ánimo y mi inquebrantable fe en Dios. Que todos sepan que soy un cosaco y me siento orgulloso de ello, mismo sentimiento que guardo por usar el uniforme de Oficial del Ejército de Chile. Soy un soldado al que han transformado en perseguido político, pero no en un militar chileno derrotado, ni mucho menos en un cosaco postrado», proclama desde el libro.

El lanzamiento del libro de Krasnoff, definido como «un acto de homenaje y desagravio» por el ex ministro de Pinochet Alfonso Márquez de la Plata, fue autorizado por Cristián Labbé, un ex coronel y guardaespaldas del dictador, actual alcalde del municipio santiaguino de Providencia.

Organizaciones sociales, familiares de víctimas, supervivientes y agrupaciones políticas convocaron a una «funa» contra el lanzamiento, a la que hasta el mediodía de este lunes se habían adherido más de 2.000 personas a través de las redes sociales.

Labbé y organizaciones de militares retirados han calificado los rechazos como un ataque a la libertad de opinión, mientras en el Parlamento se presentó un proyecto de ley para prohibir apologías a la dictadura o sus expresiones.

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