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Gustavo Gorriti: en Perú “el modelo de AFP finalmente robaba a la gente el producto de sus ahorros: los aprovechaba y después devolvía miserias” Periodista de investigación peruano

Gustavo Gorriti: en Perú “el modelo de AFP finalmente robaba a la gente el producto de sus ahorros: los aprovechaba y después devolvía miserias”

El centro de investigación dirigido por Gustavo Gorriti cumplió un rol clave con la publicación de una serie de reportajes que abrieron el debate sobre el sistema de pensiones –una réplica del que funciona en Chile– y que allá generaron cambios como la posibilidad de retirar hasta 95% de los fondos acumulados. En entrevista con El Mostrador, el reconocido periodista relata el punto en que se encuentra su país en torno a la adopción del “modelo chileno”, incluidas las jubilaciones.


Gustavo Gorriti se hizo conocido en el Perú por su cobertura sobre el grupo Sendero Luminoso en los 80. Hoy, con su medio propio, ha generado cambios profundos. Por ejemplo, en el sistema de previsión social que opera con las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que el país andino adoptó a imagen y semejanza del chileno. Gorriti ha aportado, además, con una serie de investigaciones sobre la banca, que él asegura “era estar investigando un cartel”.

Por estos días, el portal que dirige centra sus investigaciones en la operación Lava Jato, que involucra a la brasileña Petrobras y que, como una gran red, ha ido creciendo en personajes y países involucrados.

“Hay muy fuertes vínculos en Perú, Venezuela, República Dominicana, Panamá Cuba, Bolivia, Colombia, Ecuador. En Chile no lo sé tanto. El hecho concreto es que, cuando las empresas brasileñas salieron consorciadamente a conquistar América Latina y África, tuvieron mucho éxito, y lo tuvieron por las razones que están saliendo ahora en Lava Jato. Entonces, eso mismo se va a dar en las otras naciones a la hora que se descubra, solamente que más arriba. Casi con total certeza implicando a muchos presidentes”, asegura.

El periodista, que la semana pasada visitó Chile para participar como panelista en el Congreso Mundial de mujeres periodistas y escritoras (AMMPE), asegura que tienen muy avanzada la investigación, pero que “por supuesto antes de estar totalmente preparados a publicar, no adelanto absolutamente nada sobre eso”.

El trabajo del centro de periodismo de investigación IDL-Reporteros, el medio en que participa Gorriti, partió en febrero de 2012 con una certeza bastante clara: “Es apenas necesario explicar la importancia del periodismo de investigación para una democracia, especialmente en una con alto índice de corrupción. Esta –la corrupción– se asocia siempre con la mentira, el silencio, el encubrimiento del robo o del abuso”, como escribiera en su primer editorial.

En entrevista con El Mostrador, Gorriti obviamente no elude el tema que por estos días relaciona a Chile con Perú, a partir de la publicación de este medio sobre los negocios del ex Presidente Sebastián Piñera en una pesquera peruana en medio del conflicto de La Haya.

Dice que la noticia no tuvo mayor impacto, aunque reconoce que “si hubiera sido un Mandatario peruano que hubiera estado en esa posición durante el juicio que hubo en la Haya y si se hubiera visto que tenía acciones en una pesquera chilena que hubiera pescado jurel por la línea divisoria, me imagino que sí hubiera tenido impacto, la gente habría protestado, es un atentado contra la peruanidad del jurel”.

El modelo chileno

-Perú tomó como un ejemplo a seguir “el modelo chileno”, que aquí ha intensificado enormemente la desigualdad, y generado en los últimos años fuertes críticas por parte de la ciudadanía. Hay varios conceptos que se iniciaron acá y Perú ha tomado, como por ejemplo el sistema de AFP. ¿El modelo chileno sigue siendo un ícono o se están dando cuenta de que el tema no es tan ideal como parecía?
-El así llamado modelo tuvo características comunes en la forma en que se instauró tanto en Chile como en Perú. En Chile fue durante un gobierno militar, durante una tiranía en que se llevó a cabo la liberalización de la economía. En el Perú fue también durante un gobierno dictatorial, que a diferencia del chileno buscaba tener el maquillaje de la democracia. Era, si se quiere, una dictadura travesti. Pero la herencia estaba muy clara. De hecho, a Fujimori le encantaba que le dijeran Chinochet.

-¿..?
-Le decían “el chino” y él se llamaba a sí mismo así. Muchos le decían este apelativo de cariño y cuando sacó la garra dictatorial le encantaba que le dijeran Chinochet. Tuvieron en común el comienzo aquel en que hubo el clarísimo divorcio entre una política dictatorial y una economía supuestamente libre. Y en ese contexto, es cierto, no solamente se liberalizó la economía sino que se calcaron muchos conceptos casi literalmente, como el de las AFP.

Ahora debo decir, y lo digo con alguna satisfacción, que en el Perú logramos antes con mucha claridad, y me parece que antes que aquí, por lo menos en forma pública, detectar los grandes problemas que estaban vinculados con las AFP. Precisamente la publicación que dirijo, IDL-Reporteros, a través de una serie de publicaciones, demostró cómo ese modelo finalmente robaba a la gente el producto de sus ahorros: los aprovechaba y después devolvía miserias. Mediante estas investigaciones se armó una campaña, incluso logramos que se deroguen disposiciones como el aporte voluntario de jóvenes a las AFP. Y, a partir de ese momento, se ha iniciado una revisión profunda. Eso como, según he podido ver, está empezando a pasar aquí después de las protestas que ha habido.

Capitalismo de compadres

Ahora, Gustavo Gorriti aclara que “ha habido discusiones sobre el modelo. Lo que no ha habido desgraciadamente hasta ahora, dentro de todas esas críticas, por ejemplo, por el ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres, entre otras muchas, es claridad intelectual en la discusión de estrategias económicas y claridad intelectual sobre qué estrategias económicas deben reemplazarlas. Yo no sé si acá la haya. En Perú no la ha habido. Hay algunos que, haciendo una crítica desde la perspectiva de la escuela de mercado libre, desarrollado sobre todo por el economista Luigi Zingales de la Escuela de Chicago, han hablado del ‘capitalismo de compadres’, que es finalmente el que ha imperado. Es un capitalismo que no es de juego libre. Un capitalismo en el que no hay una competencia, ni en el que se busca que realmente haya igualdad de oportunidades, ni en el que un Estado democrático trabaje activamente para mantener en todo momento la igualdad de oportunidades y regular cuando esta se desequilibre. Entonces, hasta este momento, la crítica más sólida que he visto es la que parte más bien de ese lado. El hablar del ‘capitalismo de compadres’ y de todos los problemas que están vinculados con ello. Desgraciadamente, yo hasta este momento no he visto que se proponga una forma intelectualmente coherente y visiblemente viable, una alternativa socialdemócrata moderna, que ponga en cuento las circunstancias actuales del mundo».

-Más allá del punto de vista más intelectual sobre cómo lograr un cambio, a nivel de la calle en Perú, ¿el modelo es criticado? En Chile hay un creciente descontento, malestar que empezó a visibilizarse con las movilizaciones de los estudiantes…
-Desgraciadamente en el Perú hubo movilizaciones importantes cuando se trató de hacer la ley Pulpín –ley de régimen laboral o juvenil– sobre el aporte obligatorio de jóvenes para las AFP. Y se derogó la medida, o sea, se le dio marcha atrás con movilizaciones masivas. Pero algo parecido a lo que hubo acá, reclamando por la calidad de la enseñanza y la enseñanza pública, eso no ha habido. Y es una pena y una vergüenza que no haya. No sé si en Chile hay el mismo problema que se ha dado en Perú: que al entrar la privatización de enseñanza, junto con algunas universidades privadas razonablemente buenas y nada más que razonablemente buenas, empezó una proliferación tremenda de lo que llamamos las universidades combi: como esas chatarras que van haciendo el transporte público, que con inversiones baratas reparte títulos por doquier y que son un medio de enriquecimiento, de lavado de dinero, etcétera, y que constituyen lobbies muy poderosos.

La diferencia importante es que, sí, hasta ahora en el Perú no has logrado una juventud que haga movilizaciones masivas, fuerce el cambio de las cosas, sobre todo en los términos del debate y fuerce las limitaciones inherentes al tipo de gobierno que se está haciendo y que falsamente se presenta como de libre mercado.

-También puede tener que ver con un tema de tiempos, el modelo acá empezó antes…
-Sí. Y ustedes tienen una clase media mayor. Y tienen tradición de ser un país de clase media. Entonces eso, por supuesto, tiene un efecto y una importancia y, si sigue, va a ser también una influencia, sin duda positiva.

-¿Qué influencia ha tenido dentro de la economía y a nivel social la llegada de grandes holdings chilenos?
-La economía peruana, casi desde el inicio de siglo, ha crecido en términos macroeconómicos en forma constante. Parte de ese crecimiento ha estado marcado por la proliferación de centros comerciales, otras formas de comprar, y eso, aunque ha acarreado buena parte de las contradicciones que has mencionado en tu primera pregunta, en términos generales diría que le ha caído bien a la gente. En el Perú hay una memoria fuerte de los años durísimos que se vivió en la última parte del siglo XX, con una economía devastada en medio de una guerra interna. El hecho de que esto haya crecido macroeconómicamente es tomado por la mayor parte de la población como algo positivo. La gente, por supuesto, se queja de que la oportunidad está repartida absolutamente desigual. Pero esas cantidades, aunque muy bajas, de oportunidad que tienen algunos, sobre todo han permitido en ese contexto que haya una economía informal muy grande, muy dinámica, muy activa, ha tenido a la gente en su mayor parte más a favor que en contra.

-Entonces esta enorme inversión de holdings chilenos se ve bastante bien en la población…
-Con su punto de protesta… constantemente sale la forma con que, digamos, Ripley trata a tal o cual trabajador. Lo mismo con otras cosas, algunos protestan contra Cencosud… todo esto permite ver el grado de muy alta importancia que ha llegado a tener la inversión chilena.

-¿El bienestar económico se lo atribuyen a la política?
-Tienen una idea de que lo que pueden hacer está determinado en buena forma por las decisiones que lleguen de Palacio de Gobierno, la mayor parte tiene memoria de la cosa que significó, por ejemplo, el primer gobierno de Alan García. Y los desastres que una especie de keynesianismo demente y cleptócrata llevó a cabo. Entonces, en ese contexto, una de las cosas en las que ha habido un cierto acuerdo es que lo que está funcionando razonablemente bien no lo toques en profundidad. Adáptalo, dale algunos cambios de dirección, pero no lo toques en profundidad y no afectes las inversiones. Lo digo descriptivamente, al margen de lo que yo piense sobre eso, pero esa es la visión de la mayor parte del Perú.

[cita tipo=»destaque»]»Aunque lo que personalmente más admiro son los casos de países que han logrado un desarrollo impresionante casi desde la nada, con sistemas socialdemócratas, porque han logrado crecer con grados muy razonables de igualdad y de repartición de oportunidades, veo, sin embargo, que la mayor parte de esos ejemplos exitosos, por relativamente pobres que fueran en términos económicos, necesitaban una cantidad crítica de cuadros políticos motivados, bien formados y honestos para poderse llevar a cabo. Cosa que creo no existe en la mayor parte de las naciones de América Latina, incluida la mía».[/cita]

-¿Y cuál es tu visión?
-Aunque lo que personalmente más admiro son los casos de países que han logrado un desarrollo impresionante casi desde la nada, con sistemas socialdemócratas, porque han logrado crecer con grados muy razonables de igualdad y de repartición de oportunidades, veo, sin embargo, que la mayor parte de esos ejemplos exitosos, por relativamente pobres que fueran en términos económicos, necesitaban una cantidad crítica de cuadros políticos motivados, bien formados y honestos para poderse llevar a cabo. Cosa que creo no existe en la mayor parte de las naciones de América Latina, incluida la mía.

Entonces, lo que creo es que hay que buscar pragmáticamente lo que funcione mejor, pero logrando que, si es que la inversión y el capitalismo han de ser el motor central del desarrollo, el Estado tiene que intervenir firmemente para evitar el ‘capitalismo de compadres’, el compadrazgo, para lograr reglas del juego que hagan posible la integración de la población para que no se permitan oligopolios, monopolios, carteles en la práctica, controles de mercado para que se mantengan muy bien regulados a los lobbistas y a los grupos de poder. Esa, que es la labor esencial de un Estado, es aquello que se debe buscar. Y ojalá que, en ese contexto, puedan adoptarse algunas políticas socialdemócratas que puedan llevar al éxito.

-¿Y el Estado peruano en este momento tiene un rol más bien subsidiario?
-Sí. El Estado peruano no está cumpliendo bien el rol que señalo. Por supuesto que no lo está haciendo. Yo me dedico, como periodista de investigación, a investigar la corrupción y busco hacerlo sobre todo en los espacios de intervención entre lo público y lo privado, que es donde se da fundamentalmente. Y no habría para nada los megacasos de corrupción que investigamos si se hubiera dado razonablemente bien la función regulatoria del Estado y de protección del interés de las mayorías. Por supuesto que no.

En mi país estamos con el conflicto rampante de intereses y donde desgraciadamente se ha dado no solo en el nivel macro del Estado peruano, sino también en niveles regionales y municipales –allá de forma mucho más escandalosa–. Aquellas cosas que describo finalmente describen un buen gobierno, que es difícil de concebir sin niveles altos de honestidad. Y esos niveles altos de honestidad sencillamente no existen. No estamos tampoco en los peores niveles del mundo de corrupción, pero sí suficientemente corruptos como para investigar las cosas a fondo. Yo estoy investigando uno de los casos que creo que son más importantes. Si hay éxito en la investigación, cosa que nunca se sabe sino hasta el momento en que se la termina, entonces tanto en mi país como en varios otros países de Latinoamérica se va a reproducir lo que se está viendo ahora en Brasil, solamente que más arriba.

-Ustedes también realizaron importantes investigaciones sobre la banca…
-El grado de usura que hay en el crédito, sobre todo de tarjeta, es obsceno. Hicimos una investigación sobre los bancos: 4 bancos controlan el 90 y tanto por ciento de todo el movimiento bancario en Perú. Era estar investigando un cartel. La forma en que el cartel se movía, la forma en que mantenía un crecimiento continuo en el nivel de utilidades, de ganancias de los accionistas mientras, a la vez, mantenía algunos de los niveles más alto de usura en el interés.

Vimos cómo el Perú era una de las 10 naciones con peor spread –diferencia entre lo que te pagan por tus ahorros y lo que te cobran por los créditos– en el mundo, golpeamos mucho con estas investigaciones y eso forzó a un incremento de una capacidad reguladora, pero que, para que mi concepto, es absolutamente insuficiente. Porque ahí, repito, no estamos hablando de un mercado libre, estamos hablando de cartelización. Entonces, algunas empresas que entran con sus bancos y todos –no solamente me refiero a las chilenas, sino a grupos mexicanos como el banco azteca, por ejemplo–, que se presentaban como fuerzas para una mayor competencia, es decir, en poder ofertar intereses mejores, lo que no es verdad. Sencillamente se especializaron en otro grupo de consumidores y esos, igualito, los estrujaron.

-En Chile se ha instalado una crítica muy fuerte contras las élites… pasa algo similar en Perú?
-No, excepto algunos de los que consideramos, como yo por ejemplo, que la clase dirigente peruana es una de las más reaccionarias, brutas e incultas de América Latina y que difícilmente merece ser considerada una clase dirigente. Pero en términos generales, realmente no. Y eso, me imagino, obedece a muchas razones, entre otras, a la poca variedad que hay en el mundo periodístico, en la calidad de los medios.

En nuestro caso, pagarían para que cerremos. Si tomáramos la decisión, que sería totalmente contraria a nuestros estatutos, que nos obligan a ser más pobres que un cura mendicante, y pasáramos el sombrero diciendo que está probado que el periodismo de investigación es muy bueno para la democracia, continuaríamos con el sombrero tan vacío como el que tienes tú ahí. Entonces, si decimos que IDL-Reporteros va a cerrar si no se reúne cantidad básica, lo tendríamos a la hora. Pues sí, fácil no es. Para mí era muy fácil sacar notas de investigación sobre la corrupción de tal alcalde, cual comisario, este general, este otro ministro. Eso es muy fácil y chancarlos y terminar con ellos en la prisión. Pero sacar las cosas sobre los bancos, sacar las cosas sobre las AFP y ahora irse a fondo en la cuestión esta de Odebrecht, que está llena de cómplices nacionales en todos los países, por supuesto incluyendo el nuestro, eso por supuesto, para decirlo en la forma más grosera, Perú se los pone de corbata.

Entonces, naturalmente, eso es por lo que vale la pena hacer periodismo de investigación.

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