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Alianza entre instituciones buscan dar valor agregado algas pardas para que se utilicen en área biomédica Innovación

Alianza entre instituciones buscan dar valor agregado algas pardas para que se utilicen en área biomédica

El trabajo se realiza por medio de proyecto de investigación financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Coquimbo, y como parte de la iniciativa se instalaría una planta de acopio de materia prima libre de toxinas.


Chile es un país de exportación de materia prima, lo que lamentablemente hace que el retorno económico por las exportaciones no sea más alto y que lleguen al país productos elaborados con la materia prima nacional, con altos precios a las que se les ha incorporado un valor agregado a través de la ciencia y la tecnología.

En el ámbito acuícola pasa lo mismo, Chile es el país que mayor cantidad de algas pardas extrae desde praderas naturales, en el mundo. Durante los últimos años, pescadores artesanales del norte del país, especialmente de las regiones de Atacama y Coquimbo, han cosechado y recolectado al año más de 400.000 toneladas de algas pardas, o huiros, desde praderas naturales. Sin embargo, estas algas constituyen un producto que se exporta sin ningún valor agregado, siendo sus principales destinos los mercados de China y Japón, para la extracción de ácido algínico.

El ácido algínico o alginato es de amplio uso en la industria, desde aglutinante para alimento de mascotas hasta el uso farmacológico y cosmético. El alginato proveniente de algas chilenas (Lessonia spp) ha demostrado ser de la más alta calidad, especialmente en el cultivo e implante de células madres, las que pueden ser implantadas en el organismo humano para combatir enfermedades como la Diabetes Tipo I, la osteoporosis, la pérdida de piel e incluso se pueden utilizar en la construcción de un corazón artificial.

Sin embargo, la cadena de producción desde la cosecha en la costa hasta la molienda y exportación, incluye numerosos puntos de contaminación por bacterias, toxinas y metales pesados.

Esta situación llevó a la Universidad Católica del Norte (UCN) en conjunto con el Instituto Fraunhofer IBMT (Alemania), a trabajar en la identificación y trazabilidad de los puntos de contaminación, estableciendo estrategias de muestreo y procesamiento para generar materia prima libre de toxinas, cuyo destino sea la industria biomédica.

Ahora, en una segunda etapa, por medio del proyecto “Cosecha y trazabilidad de algas pardas para la extracción de alginatos para la industria biomédica: aumento de valor agregado para un “comodity” regional”, dirigido por el académico del Departamento de Biología Marina de la Facultad Ciencias del Mar de la UCN e integrante del Instituto Milenio de Socioecología Costera (SECOS), Julio Vásquez, se busca traspasar el conocimiento y capacitar a pescadores artesanales en la cosecha y en el procesamiento de las algas, en materia prima libres de toxinas, para la extracción de biomoléculas para uso biomédico.

Trabajo conjunto  

Julio Vásquez, explicó que el proyecto es financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Coquimbo, y por medio de él se capacitará a cuatro organizaciones de pescadores artesanales de las Caletas de Apolillado, Punta de Choros, Talca y Talcaruca, en la extracción de algas pardas para la extracción de biomoléculas de uso en biomedicina, y se desarrollará y validará un protocolo de trazabilidad para la recolección y transformación de algas pardas libre de toxinas.

Además, en el campus Guayacán de la UCN se construirá una planta de acopio de materia prima proveniente de algas endémicas del Norte de Chile, generando un emprendimiento de base científico-tecnológica (spin off) que permita conectar empresas chilenas y alemanas en el uso de algas pardas para la extracción de alginatos de alta viscosidad.

Las algas pardas están en todo el litoral rocoso de Chile, de manera que el impacto del proyecto, señaló el académico, puede extenderse a todo el territorio nacional, y de esa manera influir, en función de incorporar pequeñas estrategias de colecta y secado de los “huiros”, en los precios de venta de las algas y por cierto en la calidad de vida de las organizaciones de pescadores artesanales que usen este recurso marino

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