Las habilidades de la nueva figura del coordinador contra el acoso en colegios e institutos incluyen estar disponible, ser accesible y generar confianza, y poder dar respuesta eficaz y rápida.
La violencia entre iguales en la escuela, sea física o psíquica, suele producirse sin el conocimiento de los profesores o cuidadores del centro. Por ejemplo en España, es importante la recién creada figura del coordinador de bienestar y protección infantil. Se trata de una persona con un perfil específico y una labor delicada y fundamental, una figura nueva que cada colegio e instituto debe tener ya para el curso 2022 – 2023.
La ley española deja a cada centro educativo la decisión de si esa persona será alguien que forme parte ya del centro o nuevo personal. ¿Qué características y competencias debe tener la persona que desarrolle esta labor? ¿Cómo podrá ser eficaz en sus funciones de prevención, detección y protección ante situaciones de acoso escolar y violencia entre menores?
Su labor requiere algunos conocimientos de trabajo social (educación social o integración social), de psicología y de derecho (criminología). Deberá desarrollar las competencias de comunicación eficaz, de empatía, de resolución inteligente de conflictos, de toma de decisiones.
Sobre todo, ha de ser aquella persona que los menores sientan cercana y disponible, porque serán escuchados, y para bien. Generar confianza, saber escuchar y ser resolutivo son las tres habilidades o características básicas.
Los coordinadores deberán estar formados en programas y modelos de mediación educativa, en prevención del acoso escolar, en cibermediación y en el establecimiento de alumnos ayudantes y observadores de convivencia. Necesitarán ser capaces de sintonizar, reformular y tomar decisiones.
Existen ya másteres de mediación y acoso escolar, de prevención e intervención psicológica en problemas de conducta en la escuela, o de mediación y gestión de conflictos.
“Ven, quiero contártelo” es la frase que resume la trilogía a seguir para cumplir con los tres ámbitos de intervención establecidos en la ley: prevención, detección y protección ante los hechos violentos entre menores en los centros escolares.
Esos tres ámbitos se asemejan a los tres ámbitos de prevención definidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS): la prevención primaria, secundaria y terciaria.
Aquí se resumen los objetivos principales, las técnicas más relevantes y las habilidades y competencias esenciales para realizar adecuadamente su labor el coordinador de bienestar y protección infantil en los centros escolares, pensadas especialmente para aquellos casos de violencia en los que los menores no se sienten con fuerzas suficientes ni para venir a contárselo al docente.
El objetivo en esta fase es generar confianza para que el menor se atreva a dar el primer paso de ir a contárselo. Las competencias imprescindibles son:
El objetivo principal de esta fase es saber escuchar y la técnica más importante es la de sintonizar con el alumno. Como habilidades para poder ejercer la escucha cómplice destacaríamos:
En esta tercera fase lo fundamental es ser resolutivo y tomar decisiones. Para ello:
Esta labor imprescindible en los centros escolares debe ir acompañada de una dotación presupuestaria suficiente. La dedicación de horas ha de ser sustancial para que se pueda realizar eficazmente: no puede quedar expuesta al sobresfuerzo de los orientadores o profesores más motivados que lo hacen sin dedicación ni pago y acaban “quemándose”.
Santiago Miranzo de Mateo, Doctor en Ciencias de la Educación, Universidad Internacional de Valencia
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.