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Demostrado: los hombres hacen más teatro que las mujeres en el fútbol

Ni se pasan tanto tiempo quejándose en el suelo, ni se demoran tanto celebrando los goles, ni los cambios se hacen eternos… Un estudio explica por qué.


Las mujeres le ponen menos teatro al fútbol que los hombres. Ni se toman tanto tiempo para celebrar los goles, ni cuando reciben una patada demoran en volver a jugar.

A diferencia de los varones, se dedican básicamente a jugar. Y ahora eso se puede afirmar con datos en la mano, porque ésa es la conclusión de un estudio de la Universidad Técnica de Múnich (TUM, por sus siglas en alemán).

Hugo Sánchez daba una voltereta, Roger Milla se iba al banderín de la esquina para bailar, Batistuta disparaba con un arco y flechas imaginarios y Bebeto acunaba a un recién nacido de aire, y no son pocos los que corren para quitarse la camiseta.

Para celebrar un gol, hemos visto hacer de todo, un «teatro» que, de media, dedican hasta un minuto. Las mujeres no llegan ni a la mitad.

Tampoco es raro ver al jugador que va a ser sustituido irse al otro lado de la cancha para luego andar a paso de tortuga su camino a los vestuarios cuando va a ser sustituido. Un cambio entre jugadores dura de media 45 segundos, diez más que si lo que se sustituyen son jugadoras.

Y cuando reciben un golpe, el «sexo fuerte» se queja y lamenta una media de medio minuto más que su contraparte femenina.

El equipo de investigadores del profesor Martin Lames, director del Centro de Ciencia del Entrenamiento e Informática del Deporte de la TUM, estudió 56 partidos del campeón masculino, Bayern Munich, y el femenino, el Potsdam.

«Para los hombres, el pensamiento de puesta en escena es mucho más pronunciado que para las mujeres, para quienes el juego en sí es obviamente primordial», comenta Lames.

No son tan profesionales

Efectivamente, la explicación que ofrece el profesor Lames, director del Centro de Ciencia del Entrenamiento e Informática del Deporte de la TUM pasa por el diferente sentido del juego entre unos y otras.

Y es que hacer del juego un teatro es algo más propio de los profesionales masculinos, que gritan, protestan, simulan mucho más que las futbolistas.

«La razón puede ser que el fútbol masculino atrae más espectadores y recibe más atención mediática», argumenta Lames.

«Son eventos prácticamente distintos. El Bayern Múnich juega con un campo siempre lleno de 69.000 espectadores, mientras la media del Potsdam es de 1.830. Cuando marcan los hombres hay hasta música. No es difícil imaginar cómo de diferentes son».

O, como lo ve el especialista en deportes de BBC Mundo Raúl Fain Binda, «las mujeres tienen un enfoque más romántico porque no están corrompidas por las obligaciones profesionales; están menos presionadas para fingir».

«No les va a pasar como a los jugadores de River Plate, que los han amenazado de muerte por perder. No hay tantos millones en juego», comenta el bloguero.

Sin embargo, como le aclaró el profesor Lames a BBC Mundo, «hay diferencias que dependen del distinto nivel de profesionalismo, pero también otras más relacionadas con las diferentes capacidades».

Un ejemplo, «las mujeres prefieren tirarla fuera antes que pasársela a la portera». «Optan casi siempre por evitar el riesgo de crearle un problema a la guardameta».

«Otra cosa que no hacen es proyectar la bola mucho, por eso también suelen tirarla fuera».

La táctica del teatro

El equipo de investigadores del profesor Lames estudió 56 partidos del campeón masculino, Bayern Múnich, y el femenino, el Potsdam. La media del tiempo que discurrió con la bola parada fue del 38%, aunque en algún caso se llegó a consumir hasta el 53%.

Otro de los motivos, por supuesto, la táctica. Los hombres juegan más con los elementos que giran alrededor del juego y no sólo con éste en sí.

Malte Siegle, investigador de la TUM y uno de los colaboradores del profesor Lames, asegura que incluso pueden «ofrecer evidencias de que los hombres tienden más a usar la interrupción táctica».

«Como muchos aficionados conjeturan, cuando van ganando, los futbolistas se toman más tiempo para recuperarse de los golpes (…). Este comportamiento no existe en el fútbol femenino», comenta Siegle.

Ahora, como señalan los autores del estudio, con el Mundial del fútbol femenino en disputa en Alemania, la pregunta que queda en el aire es si, en el evento, con una mayor atención mediática, las mujeres adoptarán los hábitos hasta ahora masculinos: menos fútbol y más dramaturgia.

Pero eso es cosa de otro estudio que el profesor Lames ya tiene en marcha.

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