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BBC News Mundo

El último fabricante de ojos de vidrio

Perder un ojo por un accidente o una enfermedad puede devastar la vida de una persona. Un ojo de vidrio puede ayudar a algunas personas a asimilarlo, pero otros prefieren usarlos por motivos más matizados, según Jolyon Jenkins.


En una pequeña habitación de un barrio en el norte de Londres, Jost Haas fabrica un ojo de vidrio.

Sujeta un tubo de cristal sobre un mechero tipo Bunsen, girándolo constantemente, sopla a través del vidrio fundido y lo convierte en una esfera.

Su paciente Dan Light sólo tiene un ojo sano. Haas emplea varas de vidrio de color para hacer juego con el color de ese ojo – no sólo con el patrón del iris sino también con las venas rojas de la esclerótica.

También tiene que conseguir que el ojo de vidrio encaje en la forma del ojo enfermo de Dan, y sólo tiene una oportunidad para que salga bien.

Un ojo de vidrio no es, como se podría pensar, como una canica grande sólida. Es media esfera vacía, una delgada cáscara que encaja sobre el ojo malo si este todavía está en la cuenca.

Si no, cubre una bola que ha sido implantada quirúrgicamente dentro de la cuenca del ojo y se ha unido a los músculos oculares. La mayor parte de los ojos protésicos tienen un grado de movimiento.

Historias dramáticas

Detrás de cada uno de los clientes de Haas hay una trágica historia, por cáncer, por un asalto, o incluso por un momento de desatención con una cuerda de resortes.

Dan Light, en la treintena, acude a la consulta de Haas desde su más tierna infancia. Perdió su ojo cuando tenía cuatro años en un accidente mientras jugaba con su hermano con herramientas que dejó allí un fontanero.

Haas procede de Alemania, país que siempre ha fabricado los mejores ojos de vidrio. Llegó al Reino Unido en los años 60 del siglo pasado. Pero ahora está cerca de la jubilación y cuando apague su mechero Bunsen por última vez, no habrá más fabricantes de ojos de vidrio en el Reino Unido.

Un ojo artificial no es como una pierna artificial o un diente falso. No hace nada que un ojo real pueda hacer. Sus beneficios son puramente sociales y psicológicos, para hacer que los demás se sientan cómodos y hacer que quien lo lleva se sienta normal.

De acuerdo al dicho que dice que los ojos son el espejo del alma, ¿está creando Haas una pieza artificial del carácter de las personas?

«Puede ser que cree una parte del carácter, pero si no hay un alma ahí, eso tampoco lo puedo cambiar, ¿no le parece?».

Ojos hechos de acrílico

La eventual jubilación de Haas puede causar dificultades a sus clientes fieles pero actualmente la mayor parte de los ojos falsos están hechos de acrílico, no de vidrio.

El patrón está pintado con un pincel fino. A diferencia de un ojo de vidrio, uno acrílico se puede pulir si la superficie pierde brillo.

Un fabricante de ojos falsos se conoce como ocularista y los ocularistas son posiblemente los artistas más prácticos del mundo.

La relación entre el ocularista y el paciente es íntima, dice Peter Coggins, ocularista sénior en el hospital Moorfields Eye. «Gran parte del trabajo reside en la primera cita, cuando ves al paciente, donde las cosas pueden ser emotivas – hay mucha conversación y reafirmación», sostiene.

Para algunas personas, recibir el ojo protésico es liberador y transformador.

Bob Lewis perdió un ojo hace dos años a causa del cáncer. La primera vez que le pusieron el nuevo ojo fue una experiencia abrumadora. «Lloré», dice. «Estaba completo otra vez. Nunca más vería por ese ojo, pero estéticamente era perfecto».

Otros luchan con el concepto en sí de ojo protésico. Vera White, que también tuvo un tumor, necesitó ayuda para reconciliarse con su nuevo ojo.

«Es la falsedad, el artificio. En realidad quería que me cerraran el párpado con puntos».

Al final lo aceptó. «Miré al espejo y dije: ‘No me gustas. Nunca me gustarás. Pero este es el trato, puedes quedarte ahí’».

El hecho de encontrarse hablándole a una pieza de plástico es, a su manera, un tributo al poder del ojo que no ve.

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