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Vuelve el teatro políticamente incorrecto de la Re-sentida con un Allende sin conciencia de su mito Se trata de “La imaginación del futuro”, una obra controversial

Vuelve el teatro políticamente incorrecto de la Re-sentida con un Allende sin conciencia de su mito

Se mostrará en el Teatro Municipal de San Joaquín. Luego partirá a Francia a participar en el Festival de Avignon. “Es una obra más bien nihilista que hace preguntas. Le hacemos preguntas incómodas a Allende como generación: ¿Valió la pena? ¿Valió la pena esa utopía para después tener 17 años de una dictadura atroz? Es para reflexionar, para reír. Es todo muy generacional, divide aguas”, señala su director, Marco Layera.


Una irreverente obra que cambia el trágico desenlace del gobierno de Salvador Allende vuelve a mostrarse a partir de mañana, y sólo por cinco funciones, en el Teatro Municipal de San Joaquín (Coñimo 286).

Se trata de “La imaginación del futuro”, de la compañía La Re-sentida, que luego partirá a Francia para participar en el prestigioso Festival de Avignon. Estrenada en 2012, es una coproducción de Fundación Teatro a Mil y Terni Festival de Italia que vuelve a las tablas nacionales como parte de la cuarta versión del ciclo Teatro Hoy.

Con un grupo de ministros de Estado sobre el escenario, quienes intentan asesorar al fallecido mandatario para salvar su gobierno, “La imaginación del futuro” revisa hitos de la clase dirigente y la violencia política de este período en el país, con recursos como el humor absurdo, la ironía y hasta el uso de marionetas.laimaginacion_larensentida_1840x1020

La exhibición en Francia es otro logro para la compañía, que luego de recibir el aplauso en 2012 en Estonia y en 2013 en Bélgica, Francia y Perú, gracias a su montaje anterior “Tratando de hacer una obra que cambie el mundo”, ahora buscan conquistar este importante escenario francés con su particular irreverencia y creación teatral.

Teatro no convencional

Para Benjamín Westfall, uno de los actores del elenco, la finalidad de este trabajo es “alejarnos un poco de la norma más convencional del teatro, donde el espectador es más un observador. Queremos hacerlo parte de la obra”.

“Es una ficción y ocupa mecanismos contemporáneos para salvar el gobierno de Allende (…) Yo no puedo imitar la realidad de Allende en sus últimos días porque no me la imagino y me sentiría patudo de imitar. Yo transfiguro la realidad, hago esta ficción para hacer a este Allende”, señala por su parte el director del montaje, Marco Layera.

El montaje, presenta en escena a un Allende “lento, casi senil, en vigilia, dándose cuenta de sus fracasos”, en palabras de su director.

“Es una obra más bien nihilista que hace preguntas incómodas a Allende como generación: ¿Valió la pena? ¿Valió la pena esa utopía para después tener 17 años de una dictadura atroz? Es para reflexionar, para reír. Es todo muy generacional, divide aguas”, agrega.

Marco Layera, director

Marco Layera, director

“Quizás era mejor no soñar y saltarnos la dictadura, esas son preguntas que uno se hace, cómo por culpa de este sueño, que era precioso, tuvimos que vivir el traspaso a un sistema neoliberal que nos dejó en un país que como que no nos pertenece”, reflexiona.

“El sueño se transforma en una pesadilla. Lo que planteamos es que quizás era mejor no soñar para evitarla. Esas son las preguntas que nos hacemos generacionalmente, es lo que nos motivaba al hacer esta obra, porque siempre trabajamos con obras que nos generan contradicción, con temas que no tenemos resueltos”, dice.

Este foco en las contradicciones nos una particular experimental de esta obra, sino más bien -según explica Layera, se trata de un lenguaje de la Re-Resentida. “Nosotros estamos en ese camino. Creemos que el teatro, no sólo para es para divertirse. No estamos por el teatro familiar, en que todo se pinta liviano. Claro, que la misión es entretener también, pero a través de la reflexión, de la generación de sentido”, explica.

Esta forma de enfocar el teatro es precisamente lo que llamó la atención del Centro Cultural San Joaquín, para programar su exhibición. Este centro, a diferencia de otros centros culturales y pese a estar ubicado en un sector socio económico, claramente no privilegiado, su apuesta cultural prescinde de la entretención de masas irreflexiva, siendo por el contrario su horizonte estimular el pensamiento crítico de su comunidad.

“Para nosotros ser facilitadores del pensamiento critico a través de la experiencia con el arte , es un rol fundamental que queremos cumplir con nuestro Centro Cultural. Formar, producir y difundir la creación en todos los niveles, es parte de la gestión creativa de un espacio como este”, dice Jonny Labra, fundador del centro y Director de Contenidos y Programación del mismo.

“Esta obra nos pone en situación de riesgo personal, nos obliga a ubicarnos en un espacio sensorial distinto, nos hace abrir los ojos al interior y mirar la historia con desapego, con paciencia, para encontrarnos de golpe con el Chile de hoy.

>Soy un convencido de que al “experienciar el arte”, algunos podrán seguir  caminando como si nada …pero en algún instante , por su propio bien, les caerá la teja o diremos plop”, sostiene el gestor cultural.

Contradicciones

A nivel personal, el director confiesa tener contradicciones con la figura de Allende, “una figura que uno a veces ama o idolatra y también provoca que uno se cuestione las cosas”, declara. “Esta obra genera muchas cosas, hay gente que le gusta, otra que no, hay gente que se ha ido de la sala en medio de la obra, todo eso nos interesa mucho, porque es una obra que genera discusión, reflexión, junto con entretener que creo que es muy importante”.

Layera admite que son las generaciones anteriores son las que se sienten “más violentadas, indignadas” con, por ejemplo, el trato brindado a la figura del presidente socialista, más que los jóvenes, estos últimos más protegidos gracias a “la distancia del tiempo” y a no haber sido “protagonistas”, lo que les permite tomar el tema con “más humor”.

Jonny Labra, director de contenidos y programación del Centro Cultural San Joaquín

Jonny Labra, director de contenidos y programación del Centro Cultural San Joaquín

Una nueva generación que, en su opinión, actualmente se plantea muchas reivindicaciones que son las mismas que tuvo la Unidad Popular, por lo cual una de las preguntas es qué pasará ahora. “¿Por qué los cambios van a ser posibles ahora si no lo fueron antes? Existe un país donde un 40%, 50% piensa distinto a uno, entonces somos dos países”, analiza.

Todo en una democracia cuyo origen es al menos cuestionable, según Layera, que plantea que nuestro sistema representativo podría ser el objeto de su próxima obra. “¿Cómo pactamos esta democracia, esta seudodemocracia? ¿Por qué no cuestionarla cuando ha sido el mejor aliado del sistema neoliberal?”.

A partir de un análisis del último discurso de Allende, Layera concluye, tal vez con amargura, que las alamedas nunca se abrieron, ni que llegó el hombre nuevo. “Sería muy triste enrostrarle este futuro a Allende. ¡Qué pena por él, al ver cómo terminó este país! Si él conociera el futuro de Chile, ¿qué hubiera pensado? A lo mejor no le interesaba el futuro, a lo mejor le interesaba ser un líder de izquierda como Mao, como Fidel, a lo mejor tenía algo mesiánico como político…”.

La-Resentida

Para esta temporada Allende no será interpretado por José Soza, el actor de voz profunda, sino por Rafael Pulgar, otro actor de dilatada trayectoria en las tablas y muy conocedor de la figura de Allende, ya que fue quien interpretó también al ex mandatario en la obra “Allende. Una noche de septiembre”, de premiado guionista Luis Barrales.

Además de “La Imaginación del futuro”, el ciclo Teatro Hoy presenta “Un poco Invisible” de la compañía Maleza, hasta el 28 de junio en el Teatro UC, “La Grabación”, dirigida por Álvaro Viguera, hasta el 22 de junio en el Centro GAM, y “Paso del Norte”, dirigida por Cristián Plana, del 21 de junio al 23 de agosto en el Teatro La Memoria.

 Ficha técnica

Director: Marco Layera

Actores: Rodolfo Pulgar, Carolina Palacios, Benjamín Westfall, Carolina de la Maza, Diego Acuña, Benjamín Cortés, Pedro Muñoz, Sebastián Squella e Ignacio Fuica

Diseño integral: Pablo de la Fuente

Duración: 1 hora 25 minutos

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