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Fuerte Mapuche, consolida a Cayuqueo como uno de los principales «ideólogos del indigenismo en Chile» Libros de actualidad en la crítica de Gonzalo Sánchez Rojas

Fuerte Mapuche, consolida a Cayuqueo como uno de los principales «ideólogos del indigenismo en Chile»

Es la persistencia de Cayuqueo en calificar a los no mapuches como blancos o chilenos, mientras su etnia estaría integrada, a mucha honra, por los indios; es su dificultad para aceptar que el concepto de “mapurban” (que él mismo menciona) se puede aplicar a un porcentaje enormemente mayoritario de los apellidos mapuches de Chile, porque efectivamente sus portadores viven en las ciudades y están integrados en todas y cada una de las actividades del grupo “blanco o chileno”, sin distinciones, simplemente porque los chilenos no somos unos “otros”, ni somos blancos.


Integrado por columnas publicadas entre el 2014 y el presente, el libro de Pedro Cayuqueo consolida la trayectoria del autor como uno de los principales ideólogos del indigenismo en Chile.

No es su reiterada apelación a la necesidad de constituir en el sur de Chile una macro región mapuche, con sus propias autoridades, presupuestos y símbolos lo que lo caracteriza como ideólogo. Ésta, aunque es cuestión muy delicada, se plantea al fin de cuentas en el plano de las soluciones político-administrativas objeto de decisiones prudenciales, o sea, sujetas a discusión y aplicación gradual.

Son otras las razones que lo insertan en la calidad de ideólogo (si la ideología es un conjunto de categorías sociales y para racionales, una cuasi fe, que postula la construcción de una sociedad utópica, de acuerdo a la magnífica noción de Joaquín Fermandois).

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Es la persistencia de Cayuqueo en calificar a los no mapuches como blancos o chilenos, mientras su etnia estaría integrada, a mucha honra, por los indios; es su dificultad para aceptar que el concepto de “mapurban” (que él mismo menciona) se puede aplicar a un porcentaje enormemente mayoritario de los apellidos mapuches de Chile, porque efectivamente sus portadores viven en las ciudades y están integrados en todas y cada una de las actividades del grupo “blanco o chileno”, sin distinciones, simplemente porque los chilenos no somos unos “otros”, ni somos blancos.

Justamente es el café de nuestras multitudes lo que más complica los análisis de Cuyaqueo, aquello que mejor lo retrata como un autor de aprioris intransables. El mestizaje es el gran a ausente de su libro. La presencia de lo que Cayuqueo llama aptitudes interculturales de los mapuches, no puede ocultar que para él el mestizaje cuenta muy poco. El mestizaje en su doble dimensión, además: la de los mapuches que afirman pureza racial y la de la enormidad del resto de los chilenos, quienes reconocemos como algo obvio la mezcla de sangre indígena con otras aportaciones. Por eso, Cayuqueo insiste una y otra vez en la violencia del Estado chileno contra el pueblo mapuche; porque se ha configurado previamente dos polos irreconciliables y no admite la realidad de su inexistencia.

Y, por cierto, están las omisiones. Qué poco o nada hay en este libro de reconocimiento de los defectos propios de ciertos indígenas (parecen raza aria, por momentos), qué sutil ambigüedad hay para referirse a la violencia de los grupos y personas reconocidamente responsables de atentados en La Araucanía, en especial del caso Luchsinger (la mención a un historiador mapuche como el Franz Fanon de estas tierras escandaliza: o Cayuqueo no ha leído “Los condenados de la Tierra” o comparte las tesis del martinico-argelino, y por eso tanta referencia en el libro a los “guerreros” mapuche).

Revelador resulta también que Cayuqueo imagine a Camila Vallejo presidenta el 2052, a Jackson en Interior y a Boric, presidiendo el Senado. ¿Porqué tanto izquierdista en esas posiciones? No se trataba de indigenismo? ¿Y porqué tanto “extranjero”? ¿Por qué no Cayuqueo presidente?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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