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Qhapaq Ñan: El filme chileno que recorre el Camino del Inca desde Argentina a Colombia

“Este film documental televisivo no es sólo para resaltar las obras de ingeniería, o los impresionantes monumentos que aparecen asociados al camino. Se trata más bien de un recorrido por la geografía humana del gran imperio», explica el director Manuel Basoalto. El 2014, la Unesco declaró la ruta como Patrimonio de la Humanidad.


“Qhapaq Ñan: Tras la huella del Imperio Inca” se llama el documental para televisión, actualmente en grabación, que recorrerá el Camino del Inca a través de sus miles de kilómetros de extensión.

Dirigido por el director y documentalista chileno Manuel Basoalto (Neruda), se trata de una co-producción internacional de nuestro país, España y Perú.

«Para mí, siempre el cine es un ejercicio asociado a la memoria, por esto conocer parte de la historia que por diversos motivos ha estado oculta por años, me parece importante. Chile no se inicia con la llegada de la conquista, sino mucho antes», comenta el realizador.

El 2014, la Unesco declaró el Qhapaq Ñan («Camino del Rey») Patrimonio de la Humanidad, por sobre la Ruta de la Seda. En noviembre pasado, en el aniversario 71º de la Institución celebrado en el Museo Violeta Parra, se exhibió por primera vez el trailer del documental, en el contexto de la presentación del Mapa del Patrimonio Mundial de Chile.

Manuel Basoalto en plena filmación (Foto 1)Geografía humana

Este famoso camino de piedra se ha mantenido en pie a lo largo de más de 500 años. Recorre desde las costas del Océano Pacífico hasta la Cordillera de Los Andes, por localidades como Quito, Cuzco y Tucumán. «Se caracteriza por ser aún un camino vivo donde hay pueblos que viven en la ruta y que aún mantienen las tradiciones y las costumbres incaicas», en palabras del director.

“Este film documental televisivo no es sólo para resaltar las obras de ingeniería, o los impresionantes monumentos que aparecen asociados al camino», explica Basoalto. «Se trata más bien de un recorrido por la geografía humana del gran imperio. Los incas fueron capaces de ir alejando el hambre de los cuatro ‘suyos’ o puntos cardinales hacia donde fue creciendo esta cultura. Vamos a descubrir lo profundo de esta expansión no exenta de conflicto, que logró unificar a los distintos pueblos en una sola lengua principal: el quechua”, dice.

Entre los protagonistas del film está el inca Atahualpa, el español Francisco Pizarro y Vitacura, «en su calidad de administrador inca del valle de Santiago». También algunos jefes mapuches que negociaron con los incas y jefes atacameños, y el inca Manco Capac Yupanqui, que refundó el imperio en la zona de Ollanytambo y venció en batalla a los españoles en 1536.

«Y por supuesto que las actuales comunidades indígenas que habitan hoy el Qhapaq Ñan», revela Basoalto.

Manuel Basoalto en pleno rodaje del film documental televisivo (foto 2)

Sorpresas

En la cinta, Basoalto comparte con el espectador una multitud de descubrimientos que ha hecho durante la filmación.

“Nos hemos enterado cómo las construcciones incas no sufrieron nunca con los desbordes de los ríos o como su astronomía fue vital en la organización de los cultivos y las cosechas. En tiempos en que la inmigración aparece como un conflicto y cuando las grandes catástrofes asociadas al calentamiento global nos muestran como estamos generando graves daños al planeta, este documental nos muestra otra forma de concebir el mundo donde jamás pasó por sobre la naturaleza”, dice.

En la película además se expone la teoría de que los incas llegaron hasta nuestra capital. Recientes descubrimientos han confirmado que Santiago mismo era un centro administrativo inca en el periodo del Tawantinsuyu (1438-1533) y que los incas estaban totalmente instalados en el valle del Mapocho antes de la llegada de los españoles.

«Los españoles llegaron a Chile a través de este camino y se encontraron que Santiago ya era un territorio que tenía cultivos sistemas de regadío y una organización social en que habían participado tanto los incas como los mapuches y otros pueblos que ya habitaban este territorio».

Manuel Basoalto, Director del Film Documental televisivo (foto 3)

Obra notable

Para Basoalto, el Qhapaq Ñan fue la obra más notable de la civilización inca. «Se extendió desde el Cusco (la sede del Imperio), cruzó la selva hacia el norte hasta llegar a Colombia. Hacia el sur el camino atravesó el Desierto de Atacama, el más árido del mundo y sólo se detuvo en los márgenes del río Bío-Bío en Chile. Fue una ruta que enfrentó grandes retos geográficos y que con sus caminos secundarios, sumaba una extensión de más de 50.000 kilómetros. El avance del camino significó la construcción de puentes, túneles, pavimentos, fuertes, bodegas y puestos de control».

Añade que lo más relevante de esta ruta fue su importancia geopolítica ya que fue clave para la existencia del Imperio Inca, permitiendo la incorporación de diversos pueblos y etnias. «Se dice que el Imperio Inca jamás sufrió el hambre, y esto fue consecuencia justamente de la existencia de este gran camino, una gran red de comunicación, por donde fluían los recursos y productos hacia toda su población. Y donde a un costado se elevaban las terrazas de cultivo, que han permitido descubrir la sofisticada ingeniería hidráulica para su riego y las bodegas para granos. Por el camino circulaban los productos de la selva y del mar».

«El Camino Inca fue la obra precolombina más importante en el cono sur de América y permitió la existencia de una civilización como la del Tahuantinsuyo», destaca. «A través del camino se compartió la tecnología y los avances de los incas en ingeniería hidráulica, construcción de terrazas de cultivo, centros de acopio de granos etc. Tanto así que los propios cronistas españoles señalan que se encontraron con una civilización donde ya no existía el hambre, esto no solo por los avances tecnológicos, por su conocimiento de sobre astronomía y otros elementos que hacían de los incas una civilización avanzada».

Para él, lo importante fue una visión del hombre, el concepto de la «reciprocidad», presente en el mundo andino. «Los incas sintetizaron el conocimiento de muchas culturas y el camino que unió al Imperio, fue el vehículo de comunicación para la transmisión de todo este conocimiento y la instauración de una lengua única como fue el quechua».

El realizador agrega que los españoles obviamente usaron este camino para avanzar en América del Sur y dieron cuenta de la perfección de esta obra. Y asegura que en muchas zonas del camino actualmente hay carreteras modernas que han seguido su trazado.

Comité de expertos

Antes de iniciar este proyecto, Basoalto estaba en una investigación sobre el sitio inca del cerro El Plomo, incluso ya había ascendido con un equipo a esta montaña. También había rodado el día que se abrió por primera vez el Museo de Historia Natural para que los pueblos originarios pudieran rendir homenaje al Niño Inca del cerro El Plomo, que fue bajado desde un santuario de altura en 1954 y que se encuentra actualmente en el museo.

Como siempre, el tema financiero fue uno de los principales desafíos, para una película que tiene locaciones de desde Colombia a la ribera norte del Río Bio-Bio, y que tendrá muchas recreaciones, incluso de algunas batallas.

Para no equivocarse, el equipo realizador está asesora por un comité de expertos. Además de la DIBAM, allí destacan el arqueólogo chileno Rubén Stehberg (Chile); su colega peruana Ana María Hoyle, directora de la Dirección de Sitios del Patrimonio Mundial del Ministerio de Cultura del Perú; la historiadora María del Carmen Martín Rubio, presidenta de la Asociación para el Desarrollo Cultural y Social de Perú e Iberoamérica; el académico estadounidense Gordon F. McEwan (Wagner College); el historiador peruano Fernando Iwasaki y su compatriota Ramiro Matos Mendieta, curador del National Museum of the American Indian – Smithsonian de Estados Unidos.

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